Diversas facultades de la Universidad de Chile, y otras casas de estudio como la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), Diego Portales (UDP), Austral, ARCIS, del Mar, Católica de Temuco y la de Concepción, entre otras, se encuentran movilizadas o en toma.
Hace casi un mes, estudiantes de la Universidad Austral comenzaron una “toma feminista”, a las cuales se han sumado diversas casas de estudio y liceos, levantándose en sus espacios para decir “¡Basta, no aceptaremos más violencia machista!”. Advierten la necesidad de articular una «lucha feminista» con todos los sectores sociales y demandar una educación con ese mismo espíritu, que no oprima por roles de género y ponga fin al sexismo.
«Con la sanción a profesores la violencia de género no se acaba»
Emilia Schneider (en la imagen central), vocera de la toma de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y consejera de la FECH, conversó con El Ciudadano sobre este potente proceso de movilización. Desde el viernes 27 de abril que están en toma. «Surge la necesidad de movilizarse desde el malestar acumulado, y que ha afectado principalmente a las estudiantes en torno a cómo nuestra institución ha respondido de manera deficiente e insuficiente a las situaciones de violencia de género que se vivían dentro de ella», explica la dirigenta.
Si bien sostiene que reconocen que en el último tiempo ha habido transformaciones dentro de la institución, creen sin embargo que «hay que ir más allá y cuestionar el cómo se reproduce la violencia de género, e ir a la raíz de esa cuestión”.
Por su parte, Paula Astudillo, secretaria general del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho, y vocera de la toma, detalla que el hecho que definió finalmente la movilización fue lo ocurrido con una estudiantes, quien hace ocho meses denunció por acoso al profesor Carlos Carmona, ex presidente del Tribunal Constitucional. «Se comenzó un proceso sumario para investigar los hechos y determinar si era culpable o no de la acusación. Todo este proceso sumario fue muy poco eficiente con los tiempos, con el resguardo de la víctima, las decisiones tomadas por los tribunales fueron un poco arbitrarias, y todo eso generó descontento que se fue acumulando, y eso fue lo que levantó la toma», explica.
-¿Hay otros casos de acoso y abuso?
Paula Astudillo (PA): “Acá en la Facultad de Derecho y en distintas facultades de la Universidad de Chile, y no sólo en nuestra universidad, hay casos de acoso y abuso, y frente a eso la institucionalidad no se hace cargo como debiera. Después de ocho meses, en el caso particular de nuestra compañera, todavía no había una respuesta. El protocolo que tiene la universidad contempla 60 días corridos para solucionar un conflicto como ese, y habían pasado ocho meses, sin medidas cautelares. El profesor seguía haciendo clases, seguía viniendo a la Facultad, cuando la denunciante también estaba en este mismo espacio. Todo eso generó un descontento que hizo que se levantara la toma. Pero hoy en día la toma no está centrada en el caso particular del profesor ni en el protocolo, sino que el movimiento está tomando tintes a nivel nacional y no solo está tomada la Facultad de Derecho, hay varias facultades, y otras casas de estudios, por ejemplo, la Austral, la Católica de Temuco, la UFRO, etcétera.
Esto es un movimiento que está teniendo respaldo a nivel nacional, y que dice relación con el cuestionamiento a un sistema estructural patriarcal. Estamos diciendo ‘¡Ya nos cansamos!’, ‘¡Basta!’. En 2018 ya no puede seguir existiendo una diferencia de posiciones tan marcada entre el hombre y la mujer. El hombre se aprovecha de su posición. Casos de acoso donde la institucionalidad no sabe cómo responder. Por eso es la movilización, y hoy está avanzando mucho más allá, se está transversalizando”.
Emilia Schneider (ES): “Existen otros casos de acoso, no solo acá, sino que en otras facultades y universidades. Justamente de eso dan cuenta las movilizaciones. Ahora bien, hemos sido bien enfáticas en la prensa en señalar que esta movilización no es por los casos particulares. Entendemos que con la mera sanción a determinados profesores -sean muchos, sean pocos- la violencia de género no se acaba. Por eso, nosotras apuntamos a un cuestionamiento que efectivamente entienda la violencia de género como un fenómeno estructural. Aquí no sirve de nada si solamente fortalecemos y creamos nuestros protocolos, tenemos que ir más allá, y este es un cuestionamiento justamente a nuestras instituciones y al modelo educativo, y a cómo a través de esta violencia estructural reproducen roles de subordinación, de jerarquía, de lo masculino por sobre lo femenino”.
-¿Ustedes han tenido participación en la elaboración de los protocolos?
ES: “Tuvimos participación como estudiantes desde la Secretaría de Sexualidad y Género de la FECH, en la creación del protocolo de la Universidad de Chile. Yo desconozco la situación de otras universidades. Ahora bien, sin perjuicio de que hayamos participado, en la práctica este procedimiento demostró ser deficiente. Deficiente en buena medida porque entregaba excesivas facultades discrecionales a las autoridades locales, quienes evidentemente no eran las personas más idóneas ni capacitadas para resolver estas situaciones, y además tenían conflictos de interés a la hora de sancionar a académicos, una cuestión evidente. Entonces, justamente nosotras estamos apuntando a su corrección también, y a fortalecer el acompañamiento integral a las víctimas y, como decía, la formación, el cuestionamiento a la malla curricular, porque entendemos que no solo en el plano de los protocolos se mueve esta demanda que estamos levantando por la construcción de una educación libre de violencia, de sexismo, y que podamos decir efectivamente que es una educación pública con horizonte feminista”.
«Bajar la toma sería bajarse de un movimiento nacional”
-El decano y el rector han llamado a deponer la toma…
PA: “Varios comunicados y declaraciones pareciera que tienden a abrir instancias de diálogo. El decano Davor Harasic sacó un comunicado instándonos a trabajar en una mesa con profesoras y académicas para solucionar los temas del protocolo y cambiar la normativa vigente, pero como bien dice Emilia, esta cuestión no resuelve el conflicto a nivel nacional, y por eso nosotras todavía no hemos pensado siquiera asumir una instancia de diálogo porque esta cuestión ya avanzó más allá. Ya no es solamente resolver un protocolo en una universidad, sino que es manifestarnos que ya no estamos de acuerdo en cómo funciona el sistema educacional, que es bastante sexista. Queremos cambiar estructuralmente la sociedad. Podemos dialogar o no con quien sea, pero ese no es el punto ahora. Estamos en un momento político de movilización en que ya no nos estamos preocupando de resolver solo un protocolo. Tendremos una asamblea este viernes para discutir qué hacer”.
-¿Si se baja o no la toma es una decisión de la Asamblea?
PA: “Es una decisión de todos los estudiantes, en votación en urnas. Pero hoy bajar la toma de la Facultad sería bajarse de un movimiento nacional”.
ES: “Esto ya escapa a lo que decidamos acá. Y en ese sentido también, como decía Paula, se modifica bastante el escenario. En un primer momento nos planteamos dialogar con el rector por transformaciones en la Universidad de Chile, pero cuando vimos que este movimiento ya había empezado en otros lugares, nos articularnos, y entonces hoy es bien incierto con quién vamos a dialogar, y a quién le vamos a plantear nuestras exigencias. Esto excede a las autoridades máximas de nuestras instituciones. Puede ser que tengamos que dialogar con el Consejo de Rectores, con el Ministerio de Educación, con el Ministerio de la Mujer… aún no hemos definido el interlocutor, pero el carácter nacional de este conflicto ya es innegable, y en miras a eso las negociaciones y la forma de resolución de este conflicto, que sin duda estamos por resolverlo, es algo por verse; al igual que estamos en la construcción de un petitorio común en la Universidad de Chile y también tenemos que asumir el desafío de construir demandas comunes a nivel nacional”.