FOTO: Ricardo Navarrete junto a Raphael Mechoulan, investigador israelita que en los ’70 aisló los cannabinoides de la planta y descubrió el sistema endocannabinoide, en un congreso de la IACM celebrado en Colonia (Alemania) el 2003.
Miembro de la Sociedad Española de Investigación sobre Cannabinoides y directivo de la Asociación Internacional por el Cannabis como Medicamento, el médico Ricardo Navarrete Varo, ha publicado numerosos artículos sobre usos terapéuticos y efectos adversos de la marihuana, además ha impartido varias charlas en distintas universidades españolas. Navarrete es especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, se desempeña en Atención Primaria en el Centro de Salud de San Andrés-Torcal del Servicio Andaluz de Salud, en Málaga.
Mucho se ha hablado del porro terapéutico ¿Podría precisar sus usos medicinales?
– El cannabis, ya sea fumado o comido, actúa en muchos y muy diversos órganos y tejidos en el cuerpo, por lo que son muchos los efectos estudiados y múltiples las enfermedades donde se podría utilizar. Por tanto, la evidencia científica en la demostración de esos posibles efectos terapéuticos, son muy distintos dependiendo de qué enfermedad hablemos: mientras ya hay mucha documentación sobre sus efectos beneficiosos para síntomas como vómitos, dolor y falta de apetito, y enfermedades como la esclerosis múltiple aun hay poca documentación sobre otros efectos como el antitumoral y en enfermedades como la fibromialgia, el Crohn, la colitis ulcerosa, el glaucoma, y otras dolencias.
¿Cuál es la situación actual en la legislación española respecto del uso del cannabis como medicamento?
– En España la ley permite utilizar cannabis en enfermos en el contexto de un ensayo clínico, como el que se lleva a cabo en Barcelona con el Sativex; y como “Uso compasivo” en los casos de pacientes que no mejoran con su medicación habitual. En Barcelona se está utilizando esta vía. En cualquier caso hay que recordar que en España ningún consumo es delito, lo que incluye sus usos médicos, sólo la compra-venta es penalizada.
Entre los argumentos en contra de la despenalización del cannabis como medicamento dados en Chile por parte de las autoridades, es que la existencia de drogas sintetizadas como el Sativex reemplazan su uso ¿qué responde a ello?
– El Sativex es un extracto elaborado a partir de un cultivo que tiene GW Pharmaceuticals. Es la planta en esencia, no le quitan ni le añaden nada más. Solo lo hacen para que el cannabis pueda ser administrado bajo la lengua y evitar el fumar. Por tanto, para aquellos enfermos que no puedan disponer de un cultivo, o para aquellos que necesiten el medicamento con urgencia, el Sativex podría ser una buena alternativa (o, más bien, complemento) al porro de marihuana. De entrada no habría por qué optar por una de las dos opciones en exclusividad, pueden convivir la planta de cannabis en bruto y su extracto comercializado.
¿Nos podría dar una reseña de las últimas investigaciones de punta sobre los usos terapéuticos del cannabis? ¿Hacia qué síntomas o enfermedades se orientan tales investigaciones?
– Últimamente las investigaciones se orientan hacia las enfermedades neurológicas. El papel del sistema endocannabinoide, el que todos llevamos dentro, parece ser que es eminentemente neuroprotector. Cualquier agresión neurológica parece ser protegida por el mismo, por lo que el campo del uso de los cannabinoides podría ir hacia enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. También su papel como inmunomodulador podría tener grandes implicaciones terapéuticas.
¿Ve algunos riesgos de medicalizar aún más el uso del cannabis instalando el tema de su uso terapéutico como vía de despenalización?
– No me parece bien mezclar el reconocimiento de sus posibles propiedades terapéuticas con la reivindicación de su uso lúdico. En el primer caso creo que es evidentemente que la última palabra la tengan los médicos, son los que sabemos del tema. Y en el segundo caso, aunque es más una decisión política y filosófica, afecta al ámbito sanitario y las autoridades suelen encargar, como así parece razonable, informes técnicos a especialistas médicos sobre decisiones en cuanto a política de drogas a seguir.
¿En las últimas décadas ha habido estigmatizaciones y causa de cese de carreras científicas a investigadores que se preocuparon de los usos terapéuticos del cannabis u otros enteógenos?
– Al menos que yo conozca, no. En el ámbito científico no hay tantos prejuicios como cabría esperar: a estas alturas todos los implicados en la investigación médica sabemos que los cannabinoides del cannabis actúan como neurotransmisores. No es de extrañar, con la experiencia que tenemos con otros neurotransmisores, como la dopamina, endorfina, acetilcolina o la adrenalina, que de los cannabinoides se puedan extraer muchos beneficios terapéuticos. En España, quien ha pedido permiso para estudiar el cannabis, como lo que te contaba de Barcelona, lo ha conseguido. En otros países, también. Incluso en Estados Unidos, concretamente en California, se han realizado estudios con cannabis fumado, no ya con extracto como aquí en España.
¿Nos podría relatar brevemente sobre cómo surge la IACM y las diferentes instituciones dedicadas al estudios del cáñamo como medicina?
– La International Association for Cannabis as Medicine fue fundada en Marzo de 2000. Es una sociedad científica que aboga por la mejora de la situación legal del uso tanto de la planta de cannabis como de los cannabinoides para aplicaciones terapéuticas a través de la promoción de la investigación y la difusión de la información. Nació en Alemania y ahora colaboran con nosotros los más prestigiosos centros investigadores de todo el mundo dedicado al tema del cannabis como medicina.
¿Ha habido consecuencias sobre la investigaciones científicas y, en mayor medida, sobre las posibilidades de calmar el dolor para muchos, la inclusión del cáñamo en el listado I de sustancias controladas, bajo el argumento de que no tienen alguna utilidad terapéutica comprobada?
– Evidentemente la inclusión en la Lista I ha hecho imposible que muchos pacientes puedan haber accedido al cannabis antes, pero a nivel de investigación no, pues precisamente se estudian sobre sus posibles propiedades terapéuticas las sustancias que hasta ahora no la tenían, es decir, los de esta lista. En cualquier caso, el famoso listado no tiene obligatoriedad de seguimiento, no compromete a nada: en muchos estados de Norteamerica, Canadá y Holanda se puede recetar cannabis aun estando en la Lista 1.