El arribo a Chile del rebautizado “Bus del Odio”, orquestado por la organización española Hazte Oír para rechazar la posibilidad de ampliación de los derechos de la diversidad sexual, avanza en su segundo día. El tour realizado en Santiago el día martes, se movilizó a Valparaíso este miércoles.
El frontis del Congreso fue el lugar escogido para que los manifestantes arengados por la iniciativa se apostaran; también fue el lugar en que defensores de la diversidad sexual rechazaran la provocación.
Debates sobre género, libertad de expresión y odiosidad se han abierto en la ciudadanía para procesar el fenómeno. María Emilia Tijoux, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, conversó con El Ciudadano para poner sobre la mesa algunas valoraciones al respecto.
La socióloga remarcó la pertinencia del rebautizo del “Bus de la Libertad” como “Bus del Odio”: “Está muy bien puesto, porque es una provocación, con ribetes fascistas, extremadamente conservadores”. Si bien Tijoux considera que desde una perspectiva todos tienen derecho a expresar su opinión, sostiene que “otra cosa es colocar un vehículo que se pasea por el Chile para arengar a la gente a tener un comportamiento que ni siquiera es del siglo pasado -porque hubo gente muy libertaria el siglo XX- sino para volver a las cavernas de las imposiciones del poder”.
Resalta que hay un vínculo entre los efectos que ha provocado la campaña del bus y su vocería: “una va sabiendo que quienes llevan la batuta están íntimamente relacionados a la derecha. No sorprendería que estén vinculadas a la dictadura”, apunta, refiriéndose a Marcela Aranda, quien ha ocupado roles de asesoría en la gobernación de Valparaíso, la secretaría regional ministerial de Salud, también en esa ciudad, y del ministerio de Salud, todo bajo el gobierno de Sebastián Piñera.
Aranda también fue asesora de los parlamentarios de derecha Francisco Chahuán (RN), Ena Von Baer (UDI) y Manuel José Ossandón (independiente).
María Emilia Tijoux señala que “lo más grave es que no le dejan a los niños y niñas sus propios derechos, privilegiando la imposición parental de un modo de vivir extremadamente brutal y castigador”.
Hazte Oír: ¿quién se hace oír?
La socióloga critica, además, el rol de la organización que hay detrás del “Bus del Odio”, sobre la cual destaca que “sigue un modelo donde el Opus Dei está fuertemente atado”.
Hazte Oír nació el 2011 en España y montó CitizenGO para reunir personas detrás de demandas que se oponen al reconocimiento de los derechos de la diversidad sexual. Esta última “fachada” es la que se articula con organizaciones locales, cuestión que le ha permitido montar similares espectáculos en Estados Unidos, México y Colombia.
En Chile, se articularon con el Ministerio de Gobierno y Fe, de donde se desprende el Observatorio Legislativo Cristiano, que es encabezado precisamente por Marcela Aranda.
Continúa Tijoux, refiriéndose a la organización: “Hazte Oír me da risa, porque son ellos siempre los que se han hecho oír. La gente abandonada, segregada, los inmigrantes, las personas en las cárceles, transexuales, lesbianas, homosexuales, niños transgénero, nunca han podido hacerse oír, siempre han tenido que ocultarse”.
La académica destaca, en cambio, que “Hazte Oír no tiene absolutamente nada más que decir que ‘aquí estamos de nuevo nosotros, los que decidimos, sobre todo: la economía, la historia y los cuerpos’”. Concluye que “esta dimensión internacionalista es muy peligrosa, porque lleva a entender que estas son redes muy potentes y con mucho dinero”.
En ese sentido, alerta que este tipo de iniciativas detrás del «Bus del Odio» afectan a un país como el chileno “cuya subjetividad está atravesada por estas ideologías hedonistas, que no respetan los derechos de los niños”. Sobre todo -dice- porque “vemos que cada día más nuestros jóvenes están alcoholizados, lo están pasando pésimo, solos, tratando de vivir la vida a contracorriente y contra la carestía cotidiana”.
Por último, respecto a la reacción de las autoridades frente a las manifestaciones que se han dado en el marco del paso del vehículo con sus cuestionados mensajes, la socióloga lamenta que «hayan detenido a gente cercana y querida por ir valientemente a protestar contra ese bus”.