Walter Contreras de La Carpa del Diablo: «Hay que ver la emoción como el principal baluarte de cambio de este sistema»

Qué ejercicio más encantador que lanzarse a una conversa franca acompañada de un talentoso schop


Autor: Carlos Montes

Qué ejercicio más encantador que lanzarse a una conversa franca acompañada de un talentoso schop. En eso está de acuerdo también Walter Contreras, periodista, escritor, docente universitario y responsable del proyecto radial literario «La Carpa del Diablo», que con 13 años de existencia, suma cada vez más seguidoras y seguidores tanto en el espacio que ocupa semanalmente en la Radio Futuro como en las presentaciones en vivo por distintas ciudades del país.

La cita fue en un barcito del barrio Yungay, la excusa conversar acerca  del estreno de su nueva presentación «Y si lloro… es weá mía», este sábado 19 de mayo en el Bar de René, espacio que se ha convertido en una especie de segundo hogar para este comunicador. Amor, política, arte y cuneta, fueron algunos de los temas que salieron en esta jornada y que acá les compartimos.¿Cómo defines lo que presentarás este sábado en el Bar de René con «Y si lloro… es weá mía»?

Creo que es el paso lógico del proyecto La Carpa del Diablo. En un principio partí leyendo simplemente. Una vez fui a una mediación a Temuco y una mujer me dijo “¿Sabíh qué hueón? Acá hay un bar en donde puedes leer”y ahí empezó de algún modo mi amor por leer en vivo.

Tuve una banda que se llamaba Solos, en la que la guitarrista y el bajista se transformaron en mi banda soporte. Se fueron ellos y llegó Seba Orellana; luego aparece el Ganso Silva y así se fueron configurando las presentaciones en vivo de La carpa. Tras años de presentaciones, empecé a hacerlas con un componente temático y apareció  “El derecho a reír en paz”.

Era lógico que empezaras a concebirlos con algún eje temático.

Claaaro. Pasó que el Daivis de la Combo Ginebra acordeonista a su vez de Bordelestino, me pidió ayuda con una lectura pa un disco que van a sacar. Entonces me preguntó que cómo me podía pagar y le dije que no se preocupara, que ya iba a necesitar de su ayuda así que ahora va a participar con su acordeón en la presentación del sábado con «Y si lloro… es weá mía».

Y después llega la posibilidad de contar con Cinthia Santibáñez de Crisálida y su voz. Imagínate, una de las voces privilegiadas con las que cuenta este país acompañándome en la lectura, para mí es simplemente un privilegio.

El concepto de “Y si lloro… es weá mía” es interesante porque va a tener estos elementos nuevos transformándolo en un verdadero concepto de espectáculo.

Es muy buena idea. Como que el armatoste en donde descansan las presentaciones de “La Carpa del Diablo” responden más bien a un apéndice del proyecto radial y esta nueva figura se desmarca un poco de aquello y se sostiene como un show en sí mismo.

Mira, “Caladiablo” (proyecto musical que cuenta con la participación de los músicos Ángelo Pierattini y Diego Ormazábal) fue quizás mi primera gran aproximación a un proyecto de naturaleza de espectáculo, de musical incluso, constituido como un cuerpo completo. Con la Carpa la selección de material ha operado más bien desde las sensaciones sin estar sujeta necesariamente a un eje temático y con “Y si lloro… es weá mía” hay otra energía en su configuración.

¿Por qué “Y si lloro… es weá mía”? Aparece una especie de imagen de resistencia frente a esta suerte de castración de la emoción, de posibilidad de vivir la vulnerabilidad humana desentendiéndose de la urgencia por el éxito.

Pasa que en uno de los talleres que realizo, un cabro contó que se había enterado por Facebook que su polola lo había cagao. El loco se paró y se fue muy digno del lugar en donde se enteró de la noticia. Se subió a la micro y sin siquiera pensarlo, se largó a llorar a mares. Él contaba que estuvo todo ese día y los siguientes, llorando a mares, liberando todo ese sentimiento de pérdida y dolor. Como bien sabes, una de las cosas que promuevo en mis talleres es precisamente liberar las emociones, dejarlas salir sin miramientos y en esta sociedad profundamente machista los hombres también se convierten en víctimas en que se castiga la expresión profunda de la emocionalidad desde los hombres. Expresiones como que los hombres no deben llorar o que no deben expresar dolor, son ejemplos de cómo el machismo también castiga el comportamiento del hombre en esta sociedad, entonces, el “Si lloro es weá mía” es simplemente decir ¡Déjame ser como yo quiera, sistema culiao!

Con el espectáculo “El derecho de reír en paz”, propongo -y reformulando un poco el mensaje de la tremenda canción de Víctor Jara- que es verdaderamente un derecho humano la posibilidad de reírnos de lo que queramos siempre en el marco del respeto al otro. Y con esta última apuesta, la invitación es abrirse al llanto, pero no necesariamente como una expresión dramática exclusivamente sino que a su enorme esencia emotiva.

Claro. Lloramos por diferentes motivos: pena, ira, alegría, en fin.

Es ese llanto al que apelamos. Creo que el “Y si lloro…” es un acto de emancipación de la emoción. Si simplemente queremos llorar, hagámoslo. Si lo he pasado mal o no he logrado algo, claro que es mi derecho llorar y expresarme de ese modo.

Yo entiendo eso del exitismo de este país, el que un hueón quiera tener más plata o una camioneta gigante, pero lo que no tolero es qué chuchá está haciendo este sistema en mi vida privada. Puedo entender que quieras conseguir cosas, pero ¿eso tiene que ver con que llore y me desarme por un amor fallido? ¿Pierdo mi “éxito” porque fallé en una historia de amor determinada?

¿Cómo miras en el tiempo esta especie de demonización del ejercicio de la emoción? ¿Cuándo crees que empezamos a padecer este estado?

Una vez un profesor dijo una hueá muy cierta hablando acerca del tema de la certidumbre y la incertidumbre en el periodismo, él es quien maneja la idea del periodismo como una permanente incertidumbre. Él decía “Qué pasa cuando te pillai con alguien y te pregunta ¿Cómo estai?”, “Mal”. Cagaste puh hueón, te desarmó altiro tu respuesta automática. Fíjate lo que nos convocó recién acá afuera del local antes de esta conversa, “¿Cómo estai Carlos?” “Puta, acá puh, poniéndole el hombro a estos tiempos difíciles que pasan los medios de comunicación”. Te dai cuenta de que tu primera respuesta es desde la verdad. Volviendo entonces a esta teoría de la incertidumbre, vivimos tiempos en donde se exige que todo esté bien, que tus logros laborales abarquen todo, incluso tu espacio más íntimo.

Pienso en todas esas frases que andan dando vueltas en nuestro imaginario y que apelan al vivir en estado de permanente felicidad, vivir en la permanente euforia. Está esa idea de que “Claaaaro que tenemos esta pura vida nomás así que caguémonos de la risa, pasémoslo todo el rato bien, compremos, vivamos” y eso olvida que los estados anímicos bajos invitan a una reflexión necesaria. Qué nivel de resiliencia puede haber si un hueón no reconoce que la cagó o que la pasó mal o que aprendió de un fracaso.

¡O que no sabe algo!

¡Claro! Qué tremendo es ser consciente y expresar que no se sabe de algo. El acto de emancipación de decir “yo lloro y es hueá mía”, responde a la idea de que es un derecho humano expresarnos desde nuestra verdad más clara.

Va en contra de la cosificación del sistema esta emancipación de las emociones. Frente al niño que está triste ¿qué es lo que hace su papá?, le compra un juguete para silenciar su frustración.

¿Y cómo ves este actual escenario? ¿Auspicioso? ¿Sombrío?

Por ejemplo, creo que la educación institucionalizada promueve este triste escenario y que tiene base en el machismo, tiene base en la oligarquía, tiene base en todos esos vicios. Entendamos que si hace poco un loco dice que Chile en realidad es un país oligárquico y lo dice en serio, te pones a pensar que la oligarquía sigue un camino que se convierte en un sistema económico en donde se mantiene una suerte de linaje en donde los poderosos son los hijos de los oligarcas que nos anteceden.

Y hay otra cosa en la que reparo: creo que los caminos que están tomando los movimientos feministas juegan más a favor del sistema que a favor de la emoción. Porque están tomando una postura históricamente “masculina”. Frases como “¿Y porque soy mujer voy a andar llorando?”, “¿Soy débil porque soy mujer?”. Mi pregunta es ¿Y qué hay de malo en ser débil? Si eres mujer o eres hombre, dónde está el problema en sentirse débil o frágil.

¿O sea que crees que el movimiento feminista de alguna manera se ha desplazado y se ha investido de esos lugares comunes que históricamente le pertenecen a la masculinidad?

Recuerdo una conversación que tuve con uno amigos mapuche y una mujer canadiense les preguntó: “¿Ustedes, mapuche, son machistas?”. Y uno de ellos le dice “No me diga a mi machista. El machismo lo trajeron ustedes en sus barcos. Nosotros tenemos una cosmovisión en donde una parte es complementaria con la otra parte y ninguna quiere vencer a la otra”. Entonces, a mi lo que me preocupa en estos movimientos es que la debilidad sea vista como algo negativo, como el que sentir la vulnerabilidad sea visto como algo negativo.

Pero convengamos de que el feminismo resiste a esta figura de la debilidad, porque de manera injusta e histórica las mujeres han sido confinadas a ser en esencia “seres débiles”. Entonces, es evidente el agotamiento de ellas ante esta forma de minimización.

Claro que sí y estoy claro respecto a ese agotamiento. Creo en la lucha que está proponiendo el feminismo. Lo que creo es que particularmente en este hecho que te comento hay una variable que errónea, es como si criticara al mercado avalando los vicios que este tiene. Creo que hay un elemento que va en contra de esta lucha constante que tenemos quienes escuchamos La Carpa y que es ver a la emoción como principal baluarte de cambio del sistema, porque con la emoción vamos a lograr desarrollar entre nosotros la empatía, el conmovernos frente a un otro.

¿Cómo ves los “productos” que está ofreciendo la industria creativa en la actualidad y en particular aquellos que ocupan los espacios de gran masividad? ¿Crees que están al debe en cuanto a promover esta sensibilidad que defiendes desde tus proyectos?

Creo que gran parte de estos gestores de la intelectualidad son precisamente los hijos y herederos de los mismos personajes que han configurado esa misma escena creativa que está disociada y lejos de lo que realmente nos pasa. Creo que muchas de las luchas que vemos en el arte chileno son luchas europeas, principalmente. Hechos Consumados, la obra de Radrigán, habla de la calle, de la cuneta, de necesidades que creo son inevitables de abordar. Es probable que en poco tiempo aparezca una obra acerca de las ciclovías, jajajaja, y con esto no quiero minimizar este aspecto de la vida diaria que llevamos en este tiempo, solo que prefiero poner la mirada en que al lado de esa ciclovía hay viejitas padeciendo, niños trabajando, en fin.

Y lo otro es que esta escala social que te genera el entrar al mundo de la artes, te invita más al cóctel que a ir a un barrio cualquiera a presentar tu obra a la junta de vecinos y es tal vez ahí en donde gran parte del arte chileno se aleja de las experiencias que se viven en otros países porque no tiene una raigambre social y cultural con las bases reales.

Esto lo dices siempre pensando en ese trabajo artístico de “las primera ligas”, no?

Absolutamente. No sé, pienso en el GAM, por ejemplo. Hay trabajos hermosos que se desarrollan ahí como la obra en que participa el Daniel Pierattini, por nombrar alguna. Pero siento que la ausencia de la calle y no te estoy hablando de conceptos recurrentes como el “pueblo” o la “señora Rosita”. Faltan obras o más obras acerca de los inmigrantes. Falta que un matrimonio cualquiera de la periferia capitalina pueda acceder fácilmente a una obra en el mismo GAM. El estar fuera de las emociones de un país te deja fuera del relato real de ese país. Creo que estos hueones que construyen relatos les hace mucha falta una vuelta por el pasaje, por el barrio.

¿Cuál crees que es la responsabilidad de los medios de comunicación en la construcción y mantenimiento de este triste ideario social que estás planteando?

Hay voces que respeto y valido como propuestas que se resisten de algún modo a esta tendencia. Pienso en ustedes, El Ciudadano, El Desconcierto, hay otro que me gusta que es Gamba. Me gustó el The Clinic en su tiempo y aquí se evidencia un fenómeno habitual que es la absorción de los medios independientes por parte de las grandes empresas, esta fagocitación de los necesarios medios independientes por la tremenda maquinaria que opera desde los grandes conglomerados. El otro día leía en el The Clinic un titular que decía “Alcalde comunista tiene problemas sindicales con trabajadores”, fíjate en esa sentencia, “Alcalde comunista”, y hacía un par de días antes leí en otro medio “The Clinic con problemas sindicales con sus trabajadores”. ¡Cacha puh!

Yo creo que la gran batalla que se tiene que dar es que los hueones que logren entrar o que den ese paso más allá, no olviden de donde vienen puh. Parece que al chileno le gusta olvidarse de donde viene. Ya, si te fue bien a ti por ejemplo, la hueá está en que nunca dejemos de mirarnos a la cara y que siga esa conexión con tu verdadera historia.

Pienso en otro gran problema y es cuando los cabros empiezan a creer en el discurso del medio. “Tamariiiita, pa qué se va a meter en hueás, pa qué quiere huevear a Moreira”, por poner un caso. En la actualidad me encuentro con periodistas que conocí hace harto tiempo y que ahora te hablan como si fueran unos viejos de mierda y que se alejan completamente de esa mirada más lúcida y real que tenían por esos años, confundiéndose y naturalizando los torpes discursos que entregan muchas veces los medios oficiales. Como que se les olvidó que siempre hay que dudar de la verdad oficial, porque esa es tu pega como periodista.

Hablemos un poco sobre los criterios que utilizas en la selección de textos, particularmente con los de “Y si lloro… es weá mía”.

El motor es si lloro que lo hice en honor a este alumno del que te hablaba denante. Siempre estoy hablando de las relaciones de pareja por lo menos guardo dos o tres textos por capítulo dedicados a las relaciones de pareja porque también es un buen modo de aproximar la emoción desde lo más cercano.¿A qué crees que se debe el reconocimiento que logra La Carpa del Diablo con el paso de los años?

Hay algo tan bello y es la efusividad y emoción que se vive en las presentaciones. Es como el EJE, “tienes que vivirlo”, jajajajaja. Creo que si eres honesto y logras que la emoción tuya sea tan real como la del resto, esa verdad va a prevalecer.

Tuve un auditor, Branco Medel, que se suicidó. Fueron muchas veces que lo leí en la Carpa y me escribe el día anterior la familia diciéndome que había comprado 15 entradas para ir a ver el show y querían que leyera el texto “Los buenos se van y los malos se quedan”, texto que había escrito en su honor. Estas experiencias nacen desde la verdad.

Hay un tema que te quiero comentar y es el de Álvaro Henríquez y que me tiene enojado. Me tiene choreado la capacidad que tiene este país de mierda de olvidar, de castigar. Hace poco tuve el gusto de conocer a Yogui Alvarado y me cuenta que Álvaro llevaba muchos meses cuidándose, porque someterse a un transplante implica harto tiempo de cuidado y preparación. ¿Y qué pasó en nuestro país? Henríquez castigado por las mayorías. Te cuento esto porque en esta última visita a Conce, decidí hacerle un aguante a Álvaro y le dediqué un texto. Luego tocamos “He barrido el sol” y pasó que toda la sala cantó fuerte y hermoso. Cómo no emocionarse con eso.

Walter, para concluir y pensando en quienes no conocen tu trabajo con la Carpa y se permitan ir a ver “Y si lloro… es weá mía”¿Con qué se van a encontrar?

Se van a encontrar con un viaje honesto, por las emociones que emanan a partir de una relación amorosa. Se encontrarán con honestidad al enfrentar los temas porque eso te libera finalmente. “Si lloro es weá mía” es un retrato de lo que se vive en esta experiencia tan grande que llamamos amor donde se van a poder reír y van a poder reflexionar frente a las mismas tonteras e imbecilidades que uno comete. Aquí no hay arquetipos, no hay “Me quieren volver loca”, no hay “Sin filtro”. Está hecho desde el dolor, el humor y el amor intenso.


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