Mamá de Brandon Hernández Huentecol: “Somos humillados por este Estado corrupto”

A más de un año del ataque que sufrió su hijo a manos de un funcionario de Carabineros, Ada Huentecol dice que a veces se ha sentido “sola y desilusionada”, ante la falta de apoyo tras el disparo a quemarropa que dejó a Brandon Hernández con más de 100 perdigones incrustados en su cuerpo. Por Felipe Menares Velásquez.

Mamá de Brandon Hernández Huentecol: “Somos humillados por este Estado corrupto”

Autor: Felipe Menares

“Mis tres hijos fueron violentados. Mi hijo de 11 años quedó solito el día del disparo a Brandon y llegaron los de Fuerzas Especiales con escopeta, lo empujaron, lo tiraron al suelo, entraron a la casa haciéndole preguntas. A mi hijo Isaías de 13 años fue al que agarraron primero. Él iba cruzando la calle con la bicicleta y lo tomaron del polerón, mi hijo quedó de rodillas junto a las personas mapuche que tenían reducidas en ese momento, con una pistola apuntándolo, con garabatos. Brandon estaba viendo todo lo que pasaba. Él conocía a la gente que habían reducido, pero nunca pensó que iban a tomar detenido a su hermano”.

Así reconstruye Ada Huentecol la fatídica jornada del 18 de diciembre de 2016, cuando su hijo Brandon Hernández Huentecol, que en ese momento tenía 17 años, recibió un disparo a corta distancia en momentos en que intentaba defender a su hermano menor.

Brandon vio que agarraron a su hermano y fue corriendo a decirles que lo soltaran, porque él no estaba haciendo nada malo. Llegan los Fuerzas Especiales, bien prepotentes, siempre apuntando, con garabatos y amenazas. Brandon solo levantó las manos, trató de calmar al paco, pero ellos se borran. Brandon se tiró al suelo, le pidió tranquilidad al paco [NdR: se refiere al sargento segundo Cristián Rivera], pero le pegó con la culata de la escopeta, le puso el pie sobre la espalda y después de eso le disparó a quemarropa, intencionalmente. Le destruyó la pelvis y mi hijo quedó con un 40% de vida en ese momento. Cinco minutos más y mi hijo muere desangrado afuera de nuestra casa”, continúa el relato de Ada Huentecol.

Reconstrucción de escena

Este jueves, Amnistía Internacional (AI) presentó su informe anual sobre derechos humanos en el mundo, el cual realiza un llamado de atención para Chile en relación a lo acontecido con el joven Hernández Huentecol y con otras situaciones reñidas con la dignidad de determinados grupos sociales en el país.

En este contexto, El Ciudadano conversó con la madre del adolescente víctima del ataque policial, cuyo autor recién fue formalizado en enero de este año por apremios ilegítimos y cuasi delito de lesiones graves, quedando con arresto domiciliario.

Supimos que hace unos días Brandon debió ser operado nuevamente por molestias en su cadera. ¿Cómo se encuentra actualmente?

El día viernes de la semana pasada, mi hijo tuvo complicaciones por las operaciones que ha tenido. En la operación de la pelvis que le hicieron, le colocaron tres tornillos para sujetar la placa de titanio. Han pasado un año y dos meses y esos tornillos ya no están sirviendo para nada. Le estaban haciendo daño a su piel, porque como él va creciendo, el huesito de la pelvis pegó bien, entonces, no era necesario que esos tornillos estuvieran ahí.

El día jueves de la semana pasada lo llevé a urgencias de Collipulli. Después lo derivaron al hospital de Angol, en donde lo dejaron hospitalizado, pero lamentablemente, tampoco nos fue bien, porque no habían camas ni médicos. Por lo mismo, le dieron el alta, con todos sus dolores y nos dijeron que teníamos que esperar.

Al día siguiente, por mis propios medios, lo llevé a la Clínica Alemana, no importando el costo. No tuvimos problemas, quedó hospitalizado, fue operado y le retiraron los tornillos. Al día siguiente de la operación le dieron el alta.

Ahora mi hijo anda con dolores de cabeza, mareos, vómitos y diarrea. Es por lo mismo, por todas las operaciones que ha tenido y por los 30 perdigones que aún le quedan en su guatita. Son de acero y eso le afecta su sangre.

Brandon Hernández Huentecol

Brandon sufrió el ataque siendo menor de edad. También hemos conocido otros casos de niños que han sido víctimas de la violencia de Carabineros en la zona. ¿Cómo viven su infancia los niños que crecen en las zonas con intervención policial?

El tema de la infancia en la zona de Araucanía es a diario. Incluso ayer mismo, tomaron detenida a una hermana mapuche y a su pequeña de dos años la golpearon. Hay muchos casos, como el de Silvestre, un niño de 13 años que lleva un año con cinco balines en su pierna.

Allanan las casas, llegan destruyendo las puertas y ventanas, se llevan las herramientas, las cosas para comer, la plata, de lo que hay en la casa. Es un tema muy terrible que viven lamentablemente las personas mapuche.

Nosotros somos testigos de cómo somos humillados por este Estado corrupto. Muchos casos han quedado impunes. El caso de mi hijo lo he hecho visible a través de las redes sociales, por marchas y manifestaciones, gracias a eso he logrado que el caso sea visible, que el juicio avance y que este paco cobarde y asesino pague por su error.

¿Qué impacto ha tenido esta situación para su hijo que fue apuntado en primera instancia y que luego presenció el disparo contra Brandon?

Mi hijo está muy afectado psicológicamente. Tiene pesadillas. Su hablar son los Carabineros. La conversación que hacemos en la mesa son los Carabineros o los drones que andan ahora. Ellos andan muy pendientes de cada patrulla que aparece o de los mismos drones, que ahora están muy famosos acá en la Araucanía.

Mis hijos están muy mal psicológicamente, pero ellos se han unido como hermanos. Por ejemplo, mi hijo Brandon desaparece un ratito o va a comprar, se demora un poco y sus hermanos preguntan dónde está o a qué hora llega. Entonces, están más preocupados que antes.

¿Cuánto cambió su mirada sobre Carabineros y las instituciones del Estado chileno luego del ataque que sufrió su hijo y del proceso que ha tenido que llevar adelante?

Todo el respeto que tenía hacia esta institución, sobre todo a este gobierno, cambió en un 100 por ciento. Siempre he creído que el respeto se hace, se gana y se empieza por casa. Mis hijos ya no sienten respeto hacia ellos y yo más que nadie, por todo el sufrimiento que he tenido que pasar.

He cambiado totalmente, mi manera de pensar y de actuar. Cuando veo una patrulla o siempre que veo algo de Carabineros, me recuerda todo lo que hemos pasado.

Hace dos meses fui a entregar una solicitud de la baja de este paco en Santiago. No tuve respuesta y eso mismo me comprueba que este Estado no pone ningún tipo de reparación para la causa o para mi hijo.

¿Qué conclusiones ha podido sacar sobre los derechos humanos de las personas mapuche, en particular, y de las pertenecientes a los demás pueblos preexistentes, en general?

Es tanta la desconfianza que tengo en políticos e instituciones, que no he visto nada concreto de parte de instituciones de derechos humanos. Yo sé que han hecho gestiones para la salud de mi hijo y también por la querella que presentamos, pero falta más.

El 18 de enero recién formalizaron a este paco. Si no hubiese sido por mí, por las marchas que tuve que convocar, ahí habría quedado tirado el caso de mi hijo. No tengo apoyo en derechos humanos. A veces, me he sentido sola y desilusionada.

¿Qué piensa acerca de las reivindicaciones territoriales de las comunidades mapuche movilizadas?

Pienso que el pueblo Mapuche está despertando y se está uniendo. Eso es lo único que debemos hacer, para que así nuestra voz sea más potente y escuchada. El pueblo Mapuche solo está adquiriendo sus tierras, su derecho. Está resistiendo por lo que le corresponde, nada más.


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