El Observatorio Ciudadano manifiesta su más profundo rechazo y condena ante los hechos de violencia policial ocurridos esta semana producto de la orden de desalojo de vendedores ambulantes de hortalizas en el centro de Temuco, en el marco de la ordenanza municipal que regula el comercio callejero en la capital de La Araucanía.
Este hecho deja en evidencia una vez más la falta de vocación al diálogo intercultural de los actores políticos regionales, y en especial del Alcalde de Temuco, frente al pueblo mapuche, y un desconocimiento de la realidad intercultural que posee la ciudad de Temuco, lugar de encuentro entre el mundo urbano y el mundo rural, personificado en las hortaliceras mapuche que comercializan sus productos en el centro de la ciudad desde decenas de años atrás. Pareciera que con su actuar, el Municipio de Temuco busca invisibilizar el rostro mapuche de la ciudad.
La actividad de comercialización de hortalizas en el centro de la ciudad de Temuco, por parte de personas, y en particular de mujeres mapuche, es una práctica tradicional de subsistencia de larga data, que se remonta a la formación de la ciudad de Temuco. Desde esa perspectiva dicha actividad debería ser reconocida y protegida por el Estado de Chile, tal como establece el artículo 23 del Convenio 169 de la OIT que establece: “La artesanía, las industrias rurales y comunitarias y las actividades tradicionales y relacionadas con la economía de subsistencia de los pueblos interesados, como la caza, la pesca, la caza con trampas y la recolección, deberán reconocerse como factores importantes del mantenimiento de su cultura y de su autosuficiencia y desarrollo económicos. Con la participación de esos pueblos, y siempre que haya lugar, los gobiernos deberán velar por que se fortalezcan y fomenten dichas actividades”.
Además, la acción de erradicar la comercialización informal de productos hortícolas producidos por familias mapuche en el centro de la ciudad, va en completa contradicción con las políticas públicas de inversión y “desarrollo” llevadas adelante por el Estado de Chile en las comunidades mapuche, mediante programas como PDTI de INDAP, que incentivan la producción hortícola a nivel comunitario, para que luego su comercialización sea reprimida por los agentes del Estado.
Creemos que Temuco debe verse a sí mismo como un espacio intercultural en el que se cruzan el mundo mapuche-rural y el urbano, circunstancia que no puede ni debe ser escondida. Por ello consideramos se hace urgente resolver esta situación a través de un diálogo intercultural que involucre al Municipio de Temuco, permitiendo de esta forma la generación de espacios que permitan a las lagmen mapuche seguir comercializando sus productos en el centro de la ciudad como lo han hecho desde que Temuco es Temuco.