La jornada del pasado lunes un grupo de diputados de Chile Vamos anunció que solicitarían una reunión con Ennio Vivaldi, rector de la Universidad de Chile, para que dé cuenta de lo que se hará respecto a lo que calificaron como el «bochorno de la PSU».
Es en este contexto que el diputado de Evópoli, Andrés Molina, señaló públicamente que Vivaldi «no solo tiene que dar cuenta respecto a la PSU, sino que también respecto a una escuela de guerrilla que tenía instalada dentro de la Universidad llamada ACAB (…) que significa ‘todos los policías son bastardos'».
Desde que se conociera esto último, el nombre del parlamentario ha sido objeto de críticas y burlas debido a que en esa casa de estudios las siglas ACAB o se refieren al Archivo Central Andrés Bello o a la Escuela de Autodefensa que lleva ese nombre, jamás a una de «guerrillas», como afirmó él.
La denuncia por amenazas
Pero Molina ya había sido protagonista de otra noticia producto de hechos que se escapan a su labor como congresista. En junio pasado se vio involucrado en una denuncia por parte de María Luis Igaiman -hija del líder mapuche Luis Igaiman- quien se desempeñaba como ingeniera agrónoma en el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) y fue despedida por acusaciones que culpaban a su padre de haber enviado a quemar pinos en la propiedad de Molina.
Igaiman acusó por entonces una serie de acosos constantes por parte del aludido diputado, a través de llamadas telefónicas y mensajes de texto, recibiendo además amenazas que la obligaron incluso a cambiarse de domicilio y modificar su número de celular.
La profesional narró que el 24 de noviembre de 2018, seis días antes de ser despedida, recibió un mensaje por Messenger de Molina en el que el parlamentario le señalaba que necesitaba hablar con ella y que le dejara su número telefónico. En su calidad de trabajadora de una institución del Estado, María Luisa le devolvió el llamado.
«En esa llamada, junto con dejar claro que conoce mi situación de funcionaria pública, también me dice que a él le llegó el rumor de que mi padre, Luis Igaiman, un reconocido dirigente pehuenche, le había enviado a quemar unos pinos de su propiedad», explicó la denunciante. Como respuesta, agregó que le pidió al parlamentario aclarar el supuesto rumor y contactarse con su padre, debido a que era a él a quien se estaba acusando.
«Curiosamente, yo soy despedida el día 30 de noviembre de mi trabajo como funcionaria pública. Sin embargo, los llamados y mensajes del diputado continuaron, tanto así que los primeros días de diciembre me envía varias imágenes por WhatsApp donde me indica que ‘quemaron unas viñas’ (…) y que ‘seguramente te van a llamar’», continuó relatando María Luisa Igaiman entonces, junto con acompañar los mensajes mencionados.
La ingeniero agrónomo acusó que esto dio pie para que comenzara «una serie de amenazas, amedrentamientos directos, como por ejemplo ‘te van a llamar’, ‘te van a ir a buscar’, sin especificar nunca a quién él iba a mandar a buscarme».
En esa misma línea, Igaiman citó textual un mensaje que dice haber recibido de Molina: «Si tu papá es bien clarito, y me dice ‘yo hice la cuestión’, y asume la cuestión, entonces tú no tendrías por qué perder el trabajo por culpa de tu padre».
Te invitamos a leer una completa nota preparada por El Ciudadano en ese entonces, en donde se integra un video realizado por la propia afectada para realizar su denuncia.