Por Francisco Marín
La lucha feminista contra la violencia machista y los abusos estructurales de la sociedad chilena, podría alcanzar este 8 y 9 de marzo un nuevo hito histórico, según coinciden diversos analistas.
Aquellos días se registrará una marcha nacional y una huelga general feminista, las que se insertan en un movimiento de mujeres de alcance planetario, que en Chile ha adquirido una fuerza de dimensiones revolucionarias.
Las agrupaciones feministas -nucleadas en torno a la Coordinadora 8M- anunciaron este miércoles 26 el cronograma de movilizaciones de marzo. De paso, rechazaron negociar el itinerario de las marchas callejeras, desestimando el llamado en este sentido realizado por la ministra de la Mujer Isabel Plá y el intendente de la Región Metropolitana, Felipe Guevara, sobre quien pesan acusaciones de violencia contra la mujer.
«Como feministas somos parte del estallido social y la movilización popular en curso y desde ahí interpelamos a quienes son responsables materiales y políticas de la violencia, sobre todo de la violencia político-sexual a nosotras como mujeres», señaló -en conferencia de prensa- Camila Aguayo, vocera de la Asamblea Feminista Plurinacional.
Aguayo añadió: «en los cuatro meses que van desde el 18 de octubre, este gobierno se ha sostenido bajo una política represiva y de criminalización de la protesta social, violando sistemáticamente los Derechos Humanos», dijo.
Por lo anterior, descartaron negociar con el Gobierno el trazado de las marchas y cualquier aspecto relativo a las movilizaciones.
Advertidos de la fuerza de la corriente feminista, Carabineros de Chile anunció el mismo miércoles la presencia de 1.700 funcionarias para custodiar la marcha del 8 de marzo. Esta partirá en Plaza de la Dignidad y alcanzará La Moneda.
La movilización de las mujeres se da en un contexto de rebrote del estallido social y en medio de claros indicios de que el Presidente Sebastián Piñera está apostando por aumentar la represión contra los manifestantes, pese a los llamados de Naciones Unidas y otros organismos internacionales en orden a que se ponga coto a la violencia policial.
Recordemos que la performance “un violador en tu camino” (que denunciaba los abusos sexuales y torturas de carabineros; y la violencia sistémica contra las mujeres) iniciada en Valparaíso el 18 de noviembre, derivó en una nueva pulsión feminista de alcance global cuyos ecos aún no terminan.
Previamente, en mayo de 2018, millones de mujeres se movilizaron en todo Chile “para cambiar esta sociedad machista y patriarcal” y “en pos una educación no sexista”.
Violencia estructural
El profundo malestar de las mujeres dice relación con una violencia de carácter estructural. De acuerdo con el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género chileno, en la última década 401 mujeres han sido víctimas de feminicidio. Sin embargo, según los registros de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, en ese lapso estos crímenes alcanzaron, al menos, los 560 casos.
La citada Red aduce que la definición oficial de feminicidio es restrictiva: se limita al ámbito de pareja excluyendo otros asesinatos por motivos de género que van más allá de las relaciones de pareja, como son los casos de mujeres violadas y asesinadas por desconocidos, amigos y conocidos; o los crímenes de odio hacia disidencias sexuales (LGBTI+).
Según la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, entre el 25% y 30% de los feminicidios perpetrados en Chile han sido materializados por hombres sin lazos con la mujer asesinada. Aunque en Chile se cometen muchos menos de feminicidios que los verificados en
países que encabezan esta triste estadística en Latinoamericana -México y Colombia-, la violencia contra la mujer sacude todos los ámbitos de la vida.
Según información de la Subsecretaría de Prevención del Delito, en 2018 se reportaron 15 mil 533 denuncias policiales de violación u otros delitos sexuales contra las mujeres, lo que supone la existencia de más de 42 casos diarios.
No obstante, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres calcula que la cifra es aún peor. Aseguran que por cada caso denunciado hay entre tres y 10 agresiones que no son reportadas ante la autoridad.
De acuerdo con la encuesta elaborada por esta red, 74% de las mujeres dijo haber sido violentada o discriminada en espacios públicos, especialmente en iglesias, centro educativos y lugares de ocio, como discotecas.
La opresión contra las mujeres también ocurre fuertemente en el ámbito laboral: los hombres reciben un salario 23% superior a las mujeres. Pese a esto, sus costos de salud son muy superiores. Según datos de la Superintendencia de Salud, las mujeres pagan por sus planes de salud hasta un 66% más que los hombres.