Este viernes el medio Interferencia publicó una entrevista a Joaquín Cáceres y Sofía Arévalo -ambos de 17 años-, quienes estuvieron recluidos en centros del Sename durante 80 días tras ser arrestados en el contexto de las protestas por el estallido social.
Los dos jóvenes fueron detenidos en la plaza José Alberto Bravo Vizcaya el 4 de noviembre pasado y acusados por la Fiscalía como autores de la quema de bolsas de basura en el exterior de la Municipalidad de Buin. Les atribuyeron el delito de «incendio con riesgo a la vida de las personas», no obstante no haber iniciado ellos el fuego, como quedó registrado en cámaras de seguridad.
Joaquín Cáceres señala en la entrevista que «cuando me tomaron, de hecho, pensaba que esa misma tarde me iban a buscar a la Comisaría, pero no». Por su parte, Sofía Arévalo plantea que «Carabineros todo el rato me echaba la culpa de algo, y yo sabía que yo no había hecho nada».
Cáceres además enfatizó que «cuando salí de la formalización y llegué al calabozo me sentí como ahogado. Vi a la Sofía llorar, la sentía llorar al lado y me daba pena, quería consolarla y al consolarla me deprimí yo también (…) quería romper algo. Es una sensación extraña, dan ganas hasta de matarse allá dentro».
Ambos fueron trasladado a distintos centros del Sename. Ella estuvo internada en el Centro de Internación Provisoria de Santiago. Respecto a ese lugar señala que «en verdad teníamos un lazo, era como una familia (…) nos teníamos las unas a las otras todo el día».
Además, apuntó lo siguiente: «La desigualdad la tenía al frente mío, la desigualdad que estamos viviendo. Son niñas que no han terminado ni séptimo básico y es porque como ellas no tienen las cosas, no tienen los recursos, ni siquiera a sus familias ahí (…) ellas tienen que hacerse valer por sí mismas».
En tanto, Cáceres se encontraba en el Centro de Internación Provisoria de San Joaquín. «Creo que descubrí una nueva cara de lo que es el país (…) Hay cabros con muchos más problemas; como el sistema económico cae sobre ellos porque ellos son la parte de debajo de la pirámide, a los que les llega menos agua», reflexiona.
Respecto al término de la investigación, que será el 13 de febrero, Joaquín dice que espera «ser declarado inocente, porque el Estado no nos está culpando de un incendio, no está culpando por pensar distinto». Además, advierte que «me siento inseguro, creo que cualquier cosa que diga puede ser usado en mi contra».
Por su parte, Arévalo plantea que «yo creo que siempre uno tiene la esperanza de que todo se solucione, pero igual me da miedo porque no hay nada que me diga ‘va a salir todo bien’, porque si ya me inventaron muchas cosas, o sea, cómo voy a saber si no van a seguir inventando».
En este contexto, Sofía realiza un llamado a la gente a que «siga luchando, porque en algún momento tiene que parar esto. Tienen que darse cuenta ellos y escuchar de verdad». Joaquín, en tanto, postula que «por más que quieran meter presos a todos los dirigentes, nunca van a lograr calmar al pueblo».