Kevin Uribe estuvo más de 70 días preso en el Centro de Internación Provisoria de San Joaquín, una cárcel para niños y jóvenes del Servicio Nacional de Menores (SENAME). Él y su amigo Mauricio Soto, ambos de la comuna de San Ramón, fueron detenidos en las cercanías del Intermodal La Cisterna el 29 de noviembre pasado, en el marco de protestas tras el estallido social del 18 de octubre.
Se les acusa de haber portado dos botellas, alcohol y encendedores, con lo que supuestamente habrían fabricado una bomba molotov. Están esperando a ser procesados por la Ley de Control de Armas. Actualmente se encuentran con reclusión domiciliaria parcial, es decir, pasar la noche obligados en sus respectivo hogares.
«Si veo a un carabinero en la calle, no me siento seguro», nos comenta Kevin, quien tiene solamente 16 años. Alto y delgado, con cara de niño, ve series de Netflix y juega videojuegos. Las cortinas de su habitación son de Dragon Ball y una de sus repisas está hecha con una tabla de skate.
Así lo conocimos en su hogar, hasta donde El Ciudadano llegó para entrevistarlo luego de que le modificaron la medida cautelar que lo mantenía privado de libertad y pudo regresar junto a su familia.
Te invitamos a ver a continuación esa conversación.