Los voluntarios de la salud también son víctimas de la represión: Postales y relatos

Por Fernando Lavoz, fotógrafo

La policía dispara a los ojos y la cabeza, repiten los socorristas cuando llegan los heridos; el ataque a los puntos de ayuda es cotidiano. Balines, perdigones, lacrimógenas, gas pimienta, golpes, detenciones, obstrucción a las atenciones y a la llegada de las ambulancias.

El trabajo de grupos de voluntarios ha sido el mejor aliado de quienes se manifiestan, sin ellos el número de heridos y fallecidos muy probablemente sería mayor al que hoy conocemos. Una ayuda genuina que tiene como único objetivo mantener la protesta y resguardar a quienes acuden a ella.

Jorge tiene 29 años, es médico y decidió organizar una Brigada de Primeros Auxilios Básicos y Psicológicos para asistir heridos en protestas, principalmente en la ciudad de Osorno. “Organizar la brigada era un deber, es importante que las personas tengan dignidad en su lucha diaria”, dice.

Jorge relata cómo en una de las manifestaciones en que prestaban ayuda, Carabineros disolvió a la multitud que se manifestaba y fueron atacados por Fuerzas Especiales. Comenta que luego de darle asistencia a una de las personas heridas en el lugar, se dividen en duplas para recorrer el área y repartir insumos, cuando junto a su compañera  Bárbara fueron atacados por efectivos policiales. Un testimonio similar es el que constantemente revelan voluntarios que han sido heridos por el actuar de la policía.

“Lo recuerdo en cámara lenta. Nosotros cruzando la calle, Fuerzas Especiales caminando hacia nosotros, deteniéndose a cinco metros, el sonido de los disparos, sentir un golpe en la cabeza, mis lentes en el piso, ver como Bárbara levantaba las manos mientras se arrodillaba”, rememora Jorge.

Bárbara tiene 28 años y es terapeuta ocupacional, trabaja en el área psiquiátrica, enfocando su trabajo en la necesidad de re-significar la salud mental. Es parte de la brigada de voluntarios y estaba junto a Jorge en el ataque de Carabineros cuando recibió un balín en su cabeza. “No cometimos ningún delito y no recibimos ninguna advertencia. Perdí la confianza en el protocolo policial, la intervención de salud era para todos”, apunta ella. “Yo creo que con este movimiento social ha crecido la empatía, nos estamos reconociendo”, añade.

Jorge y Bárbara fueron atacados por la espalda, directamente, sin aviso, y a pesar de llevar distintivos que los identificaban como trabajadores de la salud, fueron atacados. No había cerca de ellos ningún manifestante.

Viviana es Trabajadora Social, observadora de Derechos Humanos  y participa en la brigada. Sufrió lesiones producto del impacto de una bomba lacrimógena disparada por Fuerzas Especiales a menos de 25 metros, lo que no estaría en el protocolo. “Una vez terminada la marcha hicimos tres cuadrillas para hacer una ronda, estaba lloviznando. Llegaron dos piquetes de Fuerzas Especiales que disparaban muchas lacrimógenas. Me puse detrás de un poste a observar, no había nadie a mi lado. Uno de los policías que avanzaba por la calle principal me visualizó y me disparó directo al cuerpo”, relata.

En todo Chile se denuncian constantes ataques y aumento de la represión policial a los voluntarios de las brigadas de salud. “Seguimos con miedo, con desconfianza. No sé si voy a resultar herida, detenida o si voy a volver a mi casa. Tenemos un enojo grande, un malestar, no nos sentimos cuidados. Pero si alguien de nosotros se ve afectado, los defenderemos”, expresa Viviana.