En redes sociales parecía que las violaciones a los Derechos Humanos estaban a la orden del día. Quisimos confirmarlo, y durante la tarde de este domingo llegamos hasta la Urgencia de la Posta Central en la capital. Nos encontramos con lo que la ciudadanía pedía a gritos que saliera a la luz pública. Tensión y confusión copaban el lugar.
Al llegar, sin haber entrado siquiera a la sala de espera, nos encontramos con Marcelo Cerda, estudiante de tercer año de la carrera de Cine. Estaba tomando fotos en el sector de Plaza Italia. Le llegó un perdigón en una mano: “(El carabinero) me tiró un perdigón al pecho, me apuntó directo, puse mi mano y me reventó el dedo. Se me ve el tendón. Me llegó otro en la pierna y siguieron tirando perdigones. Acá me dijeron que está lleno, que tengo para tres horas de espera”.
Aún fuera del servicio de Urgencia, se nos acerca una mujer que dice ser prima de Rodrigo Higuera, joven fotógrafo quien recibió un perdigón en la cabeza el día sábado 19 a eso de las 14:00 horas en el sector de Baquedano: “Estaba sacando fotos, un paco se dio cuenta y le disparó un perdigón en la cabeza, está en la UCI. Ha podido entrar sólo su mamá y dice que está complicado, porque tiene coágulo y todo”. Se supone que debían operarlo, pero al momento de nuestra retirada la familia todavía no tenía información al respecto.
Una vez dentro de la Urgencia, nos encontramos con Manuel Ortega, de 24 años. Se encontraba en la esquina de Vicuña Mackenna con Alameda. Relata que llega un piquete de Fuerzas Especiales (FFEE), lanzan una bomba lacrimógena y le llega en la cabeza, justo sobre su oído derecho. “Sentí que me había llegado y escuché un pito. Fui asistido por un grupo de estudiantes de la Universidad de Chile que se encontraban auxiliando a los heridos en el lugar. Hay mucha gente en estas mismas condiciones, está lleno”, relató Manuel.
Un poco más allá, nos encontramos con Martín De Pablo, joven de 23 años. Estaba herido en la cabeza, pero en su caso, quienes dispararon no fueron FFEE de Carabineros: “Me dispararon los milicos. Venían bajando desde Providencia hacia el centro, y se metieron atrás de la turba de la gente a disparar. Yo fui al frente y empezaron a disparar”. El hecho ocurrió alrededor de las 16:00 horas. Había pasado prácticamente una hora y aún no era atendido.
Cristóbal Carvacho, de 27 años, vive en la comuna de Santiago. “Estaba en Plaza Italia a eso de las 16:00 horas, y me dispararon los pacos directo, me acerqué y me dispararon al cuerpo. Me quedó un perdigón en el brazo, otro me lo tiraron al esternón y otro en el estómago. Me duele pero no tanto”, relata. Recibió también una lacrimógena en la espalda. Le dijeron que tenía para tres horas más de espera.
La mujer que lo acompañaba también fue interceptada por un perdigón, pero su ropa gruesa y abultada la salvó de la herida. Menciona que fueron asistidos por una brigada de emergencia.
“Estaban afuera del metro Universidad de Chile, de diferentes facultades, compraron suministros y estaban ayudando a la gente y los pacos seguían tirando lacrimógenas donde estaba los heridos. De hecho, a un niño lo atropellaron, le agarró la pierna y siguieron andando con él, tuvimos que detenerlo entre todos para poder sacarlo de abajo”, cuenta la mujer. Una vez hecho el reporte, preguntamos por él, pero no había claridad de si había llegado o no al centro asistencial.
José Tomás del Real estaba en Plaza Italia, a eso de las 14:00 horas. Se trataba de un grupo de estudiantes de cine que se encontraban divididos en grupos, haciendo registro de la situación. Una de sus compañeras, quien lo acompañó hasta la Posta Central, relata: “Los pacos se hicieron hacia atrás en un momento, luego avanzaron con los cabros, luego llegó un ‘zorrillo’ de la nada, a tres metros de distancia le dispararon un perdigón y le quedó metido en el brazo. Tiene el meñique reventado y una parte de la mano también la tiene reventada. Llegó a mi casa en el sector de Lastarria y tratamos de asistirlo, mi mamá trabaja en un hospital. No pudimos sacarle el perdigón así que lo trajimos para acá. Se demoraron como una hora en atenderlo”.
En el exterior de la sala de espera, pero aún dentro de Urgencia, un grupo de estudiantes de Derecho de la Universidad de Chile se encontraban catastrando a los heridos desde las 16:30 horas. Una hora y media después, llevaban alrededor de diez personas en su lista, además de los que estaban siendo atendidos adentro. “Han sido los familiares quienes se han acercado a nosotros o nosotros nos acercamos a gente que evidentemente está herida. Han llegado por perdigones y lacrimógenas, ataques de pacos y de milicos”.
Mencionaron tener conocimiento de un menor de edad colombiano al cual sacaron desde dentro de su edificio. “El conserje les otorgó la entrada. Le dispararon diez perdigones, le perforaron un pulmón”, detallaron. El menor mencionado estaba siendo operado al momento en que nos encontrábamos reporteando para esta nota. Las estudiantes mencionaron también que “tenemos el caso de un chico al que le tiraron una lacrimógena en la cara y así ataques directos”. “Esos no son detenidos, son chicos que llegan así a la Posta. Pero hubo casos de chicos que los llevaron detenidos y los llevaron a constatar lesiones al Hospital Salvador. Primero les negaron que los niños estaban ahí, luego una persona les dijo y efectivamente, estaban dentro con dos pacos”, añaden.
A diferencia de lo que se cree –o más bien, lo que los medios de comunicación masiva quiere hacernos creer- uno de los detenidos del Hospital Salvador no estaba haciendo nada, literalmente. “Le preguntó a un paco que porqué se llevaban detenido a otro chico que tenía una bandera y se lo llevaron preso también, lo tomaron como entre cinco. Estaban como desde las 12:30 horas dentro del carro y los llevaron alrededor de las 14:30 horas al hospital”, apuntaron los estudiantes.
Las violaciones a los Derechos Humanos efectivamente se pueden constatar sólo acercándose a cualquier centro asistencial. En redes sociales se constatan a cada hora. De vuelta a nuestro lugar de residencia, nos encontramos con más personas heridas por perdigones y lacrimógenas, pero que prefirieron no acercarse al centro asistencial.