Esta semana el nuevo ministro israelí para asuntos militares, Naftali Bennett, ordenó que los cuerpos de todos los palestinos asesinados por militares israelíes fueran retenidos y no devueltos a sus familias.
La decisión de Bennett está “contaminada con el hedor del odio y el extremismo”, denunció el presidente del Comité de Asuntos de los Prisioneros Palestinos, Qadri Abu Bakr, al tiempo que llamó al mundo a adoptar una postura “real y clara” contra el régimen de Tel Aviv.
En palabras del funcionario palestino, Israel “demuestra nuevamente que es una entidad terrorista que disfruta vengándose de las familias de los supuestos atacantes palestinos” y que “actúa contra Palestina, su tierra y su gente, en medio del continuo fracaso internacional para silenciar y detener las graves violaciones” israelíes.
Por su parte, Hasan Abdo Rabu, un portavoz del mismo Comité, indicó que esta decisión supone un “castigo colectivo” contra toda la nación palestina. Se trata de una medida “inmoral que va en contra de los rituales religiosos con respecto al entierro, y tiene como objetivo generar problemas psicológicos a las familias”.
Según Abdo Rabu, enterrar a los seres queridos es uno de los derechos principales de cada familia e Israel está privando a los palestinos de ello.
Conforme estima el Centro Jerusalén para la Ayuda Legal, una organización palestina que hace un seguimiento de esta cuestión, Israel tiene actualmente en su poder los cuerpos de 51 palestinos, incluido el de Sami Abu Diak, un prisionero que murió de cáncer el martes bajo custodia israelí.
Cortesía de HispanTV
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