Dividido y decidido a evitar una fractura, el gobierno israelí decidió ayer escalar una ofensiva contra Hamas y llamó a 1.500 reservistas para un posible ataque a gran escala en Gaza, donde bombardeos dejaron nueve milicianos muertos en medio de decenas de ataques con cohetes contra Israel.
Israel dijo que más de 85 cohetes fueron disparados ayer hacia su territorio desde Gaza, y Hamas, que gobierna la región, reivindicó decenas de esos ataques, atribuyéndoselos por primera vez en 25 días seguidos de hostilidades iniciadas con el secuestro de tres jóvenes israelíes hallados muertos la semana pasada.
El vocero militar israelí teniente coronel Peter Lerner dijo que Israel estaba “preparado para un deterioro” de la situación en Gaza “con el potencial uso de la fuerza militar.
Por su parte, en un comunicado, las Brigadas Ezzedin Al Qasam, el brazo armado de Hamas, reivindicó haber lanzado “decenas de proyectiles contra las localidades israelíes de Ashdod, Ashkelon y Netivot, en respuesta a la agresión sionista” y dijo que el “enemigo pagará un precio tremendo”.
La reivindicación llegó horas después de que Hamas denunciara la muerte de seis de sus combatientes en un bombardeo israelí lanzado anteanoche contra la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza.
Otro miliciano de Hamas murió en otro ataque israelí en el norte de la franja y dos combatientes del grupo radical palestino Jihad Islámica murieron en un bombardeo contra el campo de refugiados de Al Bujeir, en el centro del territorio costero, informaron ambas organizaciones.
Cinco activistas de la rama militar del Hamas habían muerto horas antes en un ataque israelí contra un túnel en Rafah, al sur de Gaza, según testigos y los servicios de emergencias locales.
Además, un combatiente palestino falleció tras otro ataque israelí en un campo de entrenamiento de las brigadas de Al Qasam y un dron mató a dos miembros de los Comités de Resistencia Popular (CRP), cerca de un campo de refugiados.
El Ejército israelí dijo que más de 85 cohetes fueron lanzados ayer contra distintas ciudades. La mayoría cayó en descampados y 12 fueron interceptados por el sistema defensivo israelí Iron Dome, pero una persona resultó con heridas leves por esquirlas en Ashdod, agregó el Ejército en un comunicado.
Las sirenas de alarma sonaron en numerosas localidades israelíes, forzando a miles de personas a encerrarse en sus casas.
La región está al rojo vivo desde el secuestro del 12 de junio de los tres jóvenes israelíes, hallados muertos la semana pasada cerca de la ciudad de Hebrón, en Cisjordania, y de cuyo asesinato Israel acusa a Hamas, que lo niega.
La semana pasada, horas después del entierro de los adolescentes, un palestino de 16 años fue secuestrado cerca de su casa en Jerusalén este, y más tarde su cuerpo fue hallado quemado en un bosque cerca de la ciudad sagrada.
Su muerte desató varios días de protestas y disturbios protagonizados por palestinos en Jerusalén y el norte de Israel.
Netanyahu ha condenado el crimen del palestino y ha pedido calma a la población, en medio de presiones de Lieberman y otros “halcones” de su gabinete para lanzar una megaofensiva en Gaza.
Ayer, el premier habló con el padre del menor, al que transmitió que lo ocurrido con su hijo era un crimen “atroz y reprobable”.
“Actuamos inmediatamente para detener a los asesinos. Los llevaremos ante la Justicia y sobre ellos recaerá todo el peso de la ley”, le manifestó Netanyahu, informó su oficina.
El primer ministro Benjamin Netanyahu se comprometió a “hacer lo necesario para recuperar la paz y la seguridad” en el sur de Israel. Pero instó a su gobierno a abstenerse de declaraciones incendiarias para evitar una confrontación generalizada.
“La experiencia nos ha demostrado que, en momentos como este, debemos actuar de forma responsable y con la cabeza fría para abstenernos de declaraciones duras e impetuosas”, declaró Netanyahu a sus ministros.
Ruptura de alianza oficial
El ministro israelí de Exteriores Avigdor Lieberman, un halcón ultranacionalista, anunció ayer que rompía su alianza con el partido Likud del primer ministro Benjamin Netanyahu, aunque sin abandonar el gobierno.
“Hay desacuerdos fundamentales que no permiten un trabajo común (con el Likud). Nos separamos y vamos a establecer una facción separada” anunció Lieberman, que entre otros temas diverge con Netanyahu sobre la respuesta militar en Gaza.
El partido de Lieberman Israel Beitenu (“Israel es nuestro hogar”) presentó lista común con el Likud en las legislativas de enero de 2013.
Liebermann aboga por una ocupación militar de la franja de Gaza -como ya ocurrió a finales de 2012- en respuesta a los cohetes que desde ahí son lanzados contra el Estado hebreo.
“Ahora, tenemos (la amenaza de) cientos de misiles con un alcance de 80 kilómetros” explicó en una rueda de prensa.
Sospechosos extremistas confesaron asesinato de palestino
Tres extremistas judíos confesaron haber quemado vivo a un joven palestino, en momentos en que el conflicto entre Israel y el movimiento islámico Hamas, que disparó ayer decenas de cohetes hacia el sur del territorio israelí, podría desembocar en una guerra abierta.
Horas antes de los disparos de cohetes hacia Israel y los bombardeos israelíes en Gaza de ayer, una fuente cercana al caso había indicado que “tres de los seis sospechosos detenidos han confesado haber asesinado y quemado a Mohamed Abu Jdeir”.
Mohamed Abu Jdeir, de 16 años, fue secuestrado el 2 de julio en Jerusalén Este, la parte de la ciudad ocupada y anexada por el Estado de Israel. Su cadáver, que estaba totalmente calcinado, según el abogado de la familia, fue hallado horas después en la parte occidental de la ciudad.
Tras este hallazgo, palestinos habían acusado a ultraderechistas judíos de haberlo secuestrado y matado para vengarse del secuestro y el asesinato de tres estudiantes israelíes en la región de Hebrón, en la Cisjordania ocupada.
Israel atribuyó a Hamas estos secuestros y asesinatos, pero el movimiento islamista negó estar involucrado en el rapto, si bien dijo apoyar “cualquier acto de resistencia contra la ocupación israelí”.
Los sospechosos dijeron que fue en represalia por el asesinato de los israelíes, tal como denunciaban los palestinos. El servicio de seguridad interior israelí Shin Bet ha prohibido la difusión de casi todos los detalles del caso, como la identidad de los sospechosos, e incluso bloqueó sus contactos con los abogados.
En declaraciones públicas, el presidente Shimon Peres dijo: “¿Por qué secuestrar a un joven, matarlo, quemarlo hasta que se muera? No hay nada más elevado ni más exigente en la historia y el pensamiento judíos que el respeto de la vida humana”.
El asesinato del joven palestino había provocado nuevos episodios de violencia por segunda noche consecutiva en el norte del Estado de Israel.
La mayoría de los incidentes se produjeron en la zona de Galilea donde se encuentran las ciudades de mayoría árabe.
Las manifestaciones se convirtieron en protestas antirracistas, ya que la minoría árabe en Israel, que desciende de los 160.000 palestinos que se quedaron en sus tierras tras la creación del Estado de Israel en 1948, denuncia desde hace décadas discriminaciones en el empleo y la educación.
Fuente: Diario Los Andes