En el marco de la crisis sanitaria por la pandemia del Covid-19, el ámbito laboral es uno de los que se ha visto afectado fuertemente, y en ese contexto se ha denunciado que en uno de los llamados OCAS –organismos colaboradores del Servicio Nacional de Menores (Sename)-, específicamente en Fundación Mi Casa, se produjo un despido masivo de uno de los programas que tienen a cargo.
A través de su cuenta en Instagram, los trabajadores autoconvocados de la Red Sename a la que pertenece dicha OCAS, dieron a conocer que en la comuna de San Antonio se llevó a cabo la desvinculación de un equipo completo del Programa Reparatorio en Maltrato para niñas y niños víctimas de maltrato físico y psicológico grave y abuso sexual (PRM).
«Cerrar un programa de esas características, dejó a estos niños, niñas y adolescentes (NNA) sin posibilidad de terapia real. No lo redujeron a turnos éticos, sino que despidieron a todos por querer organizarse y todo esto con la justificación de la crisis sanitaria», señala en conversación con El Ciudadano una fuente trabajadora de la Red Sename que prefiere resguardar su identidad por temor a represalias. Esto último, añade, debido a que existen antecedentes de persecución política por parte de la fundación a cargo de la ex directora del Sename.
Un caso similar de vulneración de derechos se dio igualmente en otro de estos organismos, en un programa de la Fundación Don Bosco en la comuna de Puente Alto.
Se trata del Programa Especializado en Calle (PEC), que atiende a niños y niñas que están en situación de calle dura o en alta socialización callejera. Su plan de atención es de estadía diurna. Es decir, los usuarios pasan allá, almuerzan, se bañan, están ahí un rato y luego vuelven al exterior.
Un trabajador de Red Sename que habló con El Ciudadano denuncia que en dicho programa y en medio de la pandemia del Coronavirus, la semana recién pasada aún se encontraban trabajando de manera presencial, sin los resguardos necesarios para ello. En ese sentido, añade que los niños que acudían al programa tomaban una ducha, pero se vestían con la misma ropa, ya que en las inmediaciones no contaban con otra. A ello sumó que tampoco se contaba con otros mecanismos de protección sanitaria, como alcohol gel, mascarilla o jabón para los trabajadores ni para los beneficiarios.
La mañana de este lunes -según apunta el trabajador- recién comenzaron con modalidad de teletrabajo. Previamente, los profesionales tuvieron que asistir jornada completa, sin reducciones horarias ni turnos éticos.
En ese sentido, los trabajadores manifiestan estar comprometidos con la infancia, pero que «la fundación no se ha sentado a conversar para acordar cuál es la mejor forma de dar intervención ética» a los niños y niñas.
Piden tener las garantías y beneficios de un empleado público. «Queremos entregar el máximo de nuestras capacidades como trabajadores de la Red Sename, pero si no están los medios, los insumos y la voluntades políticas, no podemos entregar un servicio de primera calidad», concluye una de ellas.