Un preocupante aumento de hospitalizaciones en los estados que abarcan las Montañas Rocosas y avivando brotes perjudiciales en el norte de EE.UU. mantiene en alerta a las autoridades sanitarias de EE.UU. ante una posible crisis durante el invierno.
Si bien las tendencias mejoran en Florida, Texas y otros estados del sur que sufrieron la peor parte del incremento de contagios en el verano, resulta evidente que la variante delta no ha terminado en Estados Unidos.
Para el invierno, el virus parece dirigirse al norte y al oeste, a medida que la población opta por los espacios interiores, cierra sus ventanas y respira aire encerrado.
“Vamos a ver muchos brotes en personas no vacunadas que resultarán en enfermedades graves y eso será trágico”, informó el médico Donald Milton, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Maryland.
En años recientes, una universidad en Vermont suspendió las reuniones sociales luego de un incremento en contagios relacionado con las fiestas de Halloween. Las autoridades de Boston cerraron una escuela primaria para controlar un brote.
Los hospitales en Nuevo México y Colorado se han visto rebasados de pacientes.
En Michigan, la zona metropolitana de Detroit de nuevo se ha convertido en un foco de contagios, con cerca de 400 pacientes de COVID-19 hospitalizados. El uso de mascarillas en Michigan ha disminuido aproximadamente a un 25% de la población, de acuerdo con varios sondeos seguidos por un influyente grupo de la Universidad de Washington que crea bases de datos.
“La preocupación respecto al COVID en general prácticamente ha desaparecido, lo cual es desafortunado”, afirmó la doctora Jennifer Morse, directora médica de los departamentos de salud de 20 condados del centro y norte de Michigan.
“Me siento extraña al entrar a una tienda con mascarilla. Soy una minoría. Es muy diferente. En la actualidad se vive un ambiente realmente inusual”.
Nuevo México se está quedando sin camas en las unidades de cuidados intensivos pese a que la tasa de vacunación en el estado es superior al promedio nacional. Una disminución de la inmunidad de la gente podría tener algo que ver.
La gente que se vacunó contra el coronavirus en las primeras etapas, pero que aún no ha recibido inyecciones de refuerzo quizá está disparando los números de contagios, incluso si cuentan todavía con cierta protección ante las consecuencias más extremas del virus.
“La variante delta y la disminución de inmunidad: la combinación de estas dos nos ha hecho retroceder”, aseveró Ali Mokdad, un profesor de Ciencias Métricas y de la Salud de la Universidad de Washington. “Este virus va a estar con nosotros por mucho, mucho tiempo”.
La variante delta domina los contagios en todo Estados Unidos, representando más del 99% de las muestras analizadas.
Ningún estado del país ha alcanzado un índice de vacunación suficientemente alto, incluso combinándolo con la inmunidad inducida por contagio, como para evitar el tipo de brotes que se registran actualmente, subrayó Mokdad.
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