El Papa Francisco pronunció su primer discurso en La Moneda esta mañana. Frente a las autoridades chilenas destacó la importancia,para un país que ha crecido mucho económicamente, volver la mirada al ámbito social y escuchar las necesidades de sus ciudadanos. Recordó a personalidades eclesiasticas como Silva Henriquez y Alberto Hurtado. Pero sin duda, el aspecto más esperado de su discurso fueron sus declaraciones frente a los abusos sexuales cometidos en Chile por representantes de la iglesia.
«No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por ministros de la iglesia» Fueron las palabras con las que manifestó su posición frente al tema. Ademas, hizo un llamado a los integrantes de la iglesia chilena a prestar apoyo a las victimas «es justo pedir perdón y apoyar a las victimas al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir».
El discurso de Francisco comenzó saludando a los presente y de manera muy breve a Sebastián Piñera. Continuó destacando que «el futuro (de Chile) se juega en gran parte en la capacidad que tengan de escuchar su pueblo y sus autoridades» Con ello hizo un llamado a las autoridades a hacerse cargo de las demandas sociales. Repasó la situación de los desempleados, de los pueblos originarios y la situación de los inmigrantes: «Es preciso escuchar a los parados, a los pueblos originarios, frecuentemente olvidados y su cultura cuidada, para que no se pierda parte de la identidad y riqueza de esta nación. Escuchar a los migrantes que llaman a las puertas de este país en busca de mejora y a su vez con la fuerza y la esperanza de querer construir un mejor futuro para todos».
El Papa destacó además la necesidad de escuchar a los estudiantes y sus demandas educacionales: «debemos escuchar a los jóvenes en su afán de tener más oportunidades, especialmente en el plano educativo» afirmó.
Por último y en un guiño a la situación de su país, Argentina, repasó la situación de los ancianos o jubilados señalando que como ciudadanía y autoridades, debemos «escuchar a los ancianos, con su fragilidad. no los podemos olvidar».De esta manera Francisco se hizo cargo de una de las demanda ciudadanas más potentes de los últimos años: la reforma al sistema de pensiones.