El popper es el nombre genérico designado a ciertas sustancias químicas, generalmente nitritos de alquilo, nitrito amilo y nitrito butilo. Se administra por inhalación y son líquidos incoloros con un fuerte olor característico.
El producto era envasado en ampolletas que se rompían, produciendo un sonido peculiar o «pop», para ser inhalado. De ahí el nombre de «poppers«. Su periodo de auge ocurrió en la onda disco, en los 70, y posteriormente tuvo un gran consumo en los 80 y 90.
Sus efectos se producen muy rápido, pero la duración es breve. Relaja los músculos lisos, provoca euforia e incrementa la excitación sexual.
La sustancia será considerada ilegal a partir de abril de 2016 tras un voto en el Parlamento que aprobó la llamada “Acta de Sustancias Psicoactivas”. La medida es parte de los esfuerzos del gobierno por prohibir los “legal hights”, estimulantes que pueden producir efectos similares a otras drogas.
El acta fue redactada en términos amplios, describiendo las sustancias psicoactivas como algo “capaz de producir un efecto psicoactivo en la persona que las consume”, por otra parte, la medida ha generado críticas incluso desde políticos que han reconocido ser consumidores del popper, como el conservador Crispin Blunt.
Finalmente, hay indicaciones que la prohibición de los «poppers» pueda ser derogada. Sin embargo, hasta que eso no suceda, realizaran arrestos por posesión y distribución en Reino Unido.
Por Francisca Arriagada.
El Ciudadano