Aunque algunas personas utilizan cannabis como ayuda para dormir, los efectos del THC sobre los ciclos de sueño pueden ser contraproducentes. Esto se explica al comprender que el sueño ocurre en varias fases, siendo las más importantes (aunque también las más misteriosas, pues sólo se saben generalidades al respecto) son el sueño profundo (o sueño de onda lenta) y la fase REM (rapid eye movement o movimiento ocular acelerado).
La fase REM es aquella donde el cerebro se encuentra más activo, y también donde ocurre la vida onírica. Algunos estudios han mostrado que la cannabis aumenta el tiempo que pasamos en la fase de sueño profundo, pero disminuye el tiempo que pasamos en REM. En otras palabras, la cannabis ayuda a algunas personas a dormir mejor, pero a costa de experimentar sueños menos vívidos.
También existe un interesante fenómeno en la vida onírica cuando un consumidor habitual de cannabis deja de usarla. Los usuarios frecuentes experimentan un aumento de la intensidad de la fase REM al dejar de usar cannabis, lo que se conoce como “efecto rebote”.
Es decir que cuando dejas de fumar, la intensidad y viveza de tus sueños aumenta, incluso inmediatamente: el efecto rebote se manifiesta entre 24 y 72 horas y dura entre 6 y 7 semanas.
El alcohol y otros medicamentos para el sueño también pueden tener un efecto rebote. Sin embargo, los investigadores no saben muy bien por qué necesitamos la fase REM: enfrentado a la privación de sueño, el cerebro privilegia la fase de sueño profundo (que es donde tiene lugar la regeneración celular y el descanso) en lugar de la REM.
Aunque hacen falta más estudios tanto sobre las fases del sueño como sobre la incidencia del THC y otras sustancias contenidas en la cannabis sobre nuestra vida onírica, lo cierto es que una baja de la fase REM está ligada a un mejor descanso, lo que puede ser bueno para ciertas personas, pero no para los onironautas. Tal vez podemos ver a la cannabis como un sustituto en la vigilia para los sueños nocturnos; sin embargo, muchos investigadores amateurs del sueño vemos con desconfianza esta sustitución: el sueño y el onirismo son mucho más potentes que cualquier sustancia que podamos utilizar, y lo mejor es que es producto de nuestro propio cuerpo.