Un cálculo hecho por funcionarios de Aduana del puerto de Antofagasta, por donde sale gran parte de la producción minera del Chile, estimó en una cifra billonaria la pérdida para el fisco al no declararse metales como el Platino, el Paladio y el Selenio, de alto valor en las bolsas de metales mundiales.
El cálculo fue hecho entre los años 2017 y 2021, época en que se profundizó el proceso de desindustrialización de la gran minería del cobre. Si en 1990, un 16 por ciento del cobre exportado fue concentrado, el año pasado esta cifra alcanzó el 41,3% del total de productos mineros.
Según el Reporte de Comercio Exterior correspondientes al año 2023, nuevamente los concentrados de cobre volvieron a ser el principal producto de exportación, alcanzando los US$ FOB 23,505.4 millones.
El valor en dólares FOB (Free On Board) incluye el costo de producción de la mercancía en el país de origen, el transporte y el pago de los derechos de exportación.
En tanto que el cobre refinado fue apenas un 34,9%, que equivale a US$ FOB 19,889.6.
Si la exportación de concentrados minerales tuvo en 2023 un alza de 6,6% respecto del año anterior; la exportación de cobre refinado sufrió una contracción de -3,7%.
El cierre de Fundiciones como Paipote en Copiapó y Ventanas, en Quintero, son señales de que se persistirá en el desmontaje de la capacidad industrial de Chile.
Con la exportación de concentrados mineros, metales de gran valor se pierden entre medio de los barros anódicos, como Oro, Plata o Renio.
Juan Camus, doctor en Química y quien trabajó en El Laboratorio de Metales Nobles de la Fundición Ventanas, contó a El Ciudadano que en dicha planta “en 48 años, o sea entre 1964 y 2012, se produjeron 16.500 lingotes de oro de 12,5 kilos cada uno. Todo ese oro fue sacado de lo que se llaman barros anódicos, residuos que quedan en el proceso de refinado del cobre”.
Todo eso se ha ido perdiendo en las últimas décadas.
A fines del siglo XX, tras décadas de desarrollo de la industria minera, Chile era el país líder en fundiciones a nivel global, manteniendo en su territorio el 14,6% de la capacidad de fundición del planeta.
En el segundo lugar estaba Estados Unidos, con un 12,9 por ciento.
En 1990, apenas un 16 por ciento del cobre exportado por Chile fue concentrado, aumentando la cifra al 38% una década después y sobrepasando el 50 por ciento en 2020, según cifras de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco).
En 2018, Chile tenía apenas un 7,9% de la capacidad de fundición mundial.
SUBFACTURACIÓN DE US$119.664.470.383
Un primer intento de reparar esta situación es el Proyecto de Ley que Establece normas sobre exportación de concentrado de cobre, presentado por los senadores Alejandra Sepúlveda y Esteban Velásquez y que busca establecer normas más claras para regular la exportación de este tipo de minerales en bruto.
El PL fue presentado en julio del año pasado, siendo su último trámite su paso para ser tramitado por la Comisión de Minería y Energía, el 11 de julio de 2023.
Según destaca el PL, en el concentrado de cobre exportado por Chile se pueden encontrar dependiendo de su ley hasta 38 tipos de minerales como molibdeno, oro, plata, zinc, selenio, platino, arsénico, entre otros, todos los cuales pueden ser transables una vez separados.
La presentación del PL fue acompañada de un cálculo hecho por funcionarios de Aduana sobre la base de los registros del mismo Servicio Nacional de Aduanas en el puerto de Antofagasta entre los años 2017 y 2021.
El método consistió en comparar el valor de elementos no pagables en los concentrados de cobre, pero que si tienen un alto valor en los mercados de metales, como el Platino, el Paladio y el Selenio; con el porcentaje promedio de contenidos reportado por cada compañía exportadora de minerales.
El cálculo estimó una subfacturación de US$119.664.470.383.
En palabras, para entender la cifra es:
Ciento diecinueve mil millones seiscientos sesenta y cuatro millones cuatrocientos setenta mil trescientos ochenta y tres dólares.
Para que se haga una idea el presupuesto de educación 2024 de todo Chile es de 4 mil millones de dólares y el de Salud del 2023, 14 mil millones de dólares, ¿cuánto podríamos fortalecer éstas áreas en el país si se cobrara a las empresas responsables del agujero negro de la economía chilena?.
A la cifra le fue aplicada una pérdida metalúrgica extrema de 30%, con lo que alcanzó un monto de US$ 83.765.129.268 de subfacturación.
Hicieron el mismo cálculo considerando minerales más baratos como Zinc, Molibdeno, Azufre y Fierro, calculando un valor FOB declarado de US$45.923.339.335. Al recalcular su valor se llega a una cifra de US$49.762.273.959, lo que implica una subfacturación de US$3.838.934.624. por estas materias
Para tener una comparación, el gasto público del 2023 fue una cifra de US$ 81.599 millones.
LOS MINERALES QUE SE PIERDEN EN LOS CONCENTRADOS DE COBRE
Según los senadores que presentaron el PL, al no haber una estimación constante y objetivada, el tesoro público no está cobrando los impuestos correspondientes, pese a que en la legislación el fisco es el dueño de todos los recursos mineros existentes en el país.
El senador Esteban Velásquez, militante de la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), comentó a El Ciudadano que “cuando se estudia el mercado de exportación de concentrado de cobre, uno se da cuenta que no se encuentra lo suficientemente regulado, permitiendo una subfacturación y poco control de los minerales que se exportan del país. Por esto se hace necesario regular este mercado y aumentar la capacidad de fiscalización de las exportaciones”.
Un reportaje publicado por El Ciudadano dedicado a los cambios en la declaración de los concentrados mineros dio cuenta de que varios de los metales definidos como no pagables fueron ajustados en la Resolución Exenta Nº 4449 (2019), emitida en el anterior gobierno de Piñera. Así, en los concentrados de Cobre (Cu) hay obligación de declarar apenas 4 elementos: Cobre, Oro, Plata y Molibdeno.
Quedaron así excluidos minerales de gran valor, como el Paladio, el Platino, el Selenio, el Teluro, el Cobalto o el Renio en el control aduanero. Éste último es sólo declarado en los concentrados de Molibdeno.
En el caso de concentrado de éste último mineral, en éste se fiscaliza apenas Cobre y Renio, excluyendo el Oro y la Plata, los que tampoco se declaran para el caso del Hierro.
Los concentrados de Molibdeno no declaran -además del Oro y Plata- otros metales que probablemente están presentes en los concentrados de Molibdeno, como el Wolframio (Tungsteno), Niobio y el Cromo.
Según el estudio ‘Mercado chileno del ácido sulfúrico’ (2022), de seguir la actual tendencia de ampliación de la exportación de concentrados, al año 2030 dicho ítem superará el 70 por ciento.
Consultamos con Aduana cómo se obtienen las muestras a analizar, a lo que la institución respondió que “se focalizan en el cumplimiento de requisitos para el despacho in situ, con obtención de muestras muestreos y análisis químicos, desarrollados por el propio Laboratorio Químico del Servicio y, en algunos casos, en laboratorios externos dependiendo del tipo de mineral”.
Agregaron que las supervisiones que realizan “están orientadas a exportadoras de productos mineros e importadoras de maquinarias e insumos para la minería; investigaciones y aplicación de procesos de selectividad para fiscalizaciones al momento del embarque minero”.
Sin embargo, según ha comentado a El Ciudadano un consultor en temas mineros, en la práctica no se fiscaliza los envíos minerales, ya que en los puertos que salen los concentrados no existen instrumentos adecuados, ya sean espectrofotómetros, que permitan hacer barridos atómicos que detallen los componentes que van en los concentrados; o un microscopio electrónico de barrido SEM, también capaz de detectar el tipo de concentrado que va.
Mauricio Becerra R.
El Ciudadano
LEA ADEMÁS: Concentrados superan exportación de cobre refinado en Chile