En las primeras décadas del siglo XX el control sobre las fuentes de producción de minerales se convirtió en un sinónimo de progreso de los países. Si Estados Unidos a la fecha era el principal productor de acero y carbón, dos minerales claves para su crecimiento industrial; Francia ostentaba la bauxita explotada en Provenza y Languedoc; y Alemania, país que se había industrializado a pasos agigantados en las últimas cinco décadas, lucia orgulloso ser el principal productor de potasio en el mundo.
La disponibilidad de acero y carbón eran claves para el despegue industrial de la nación norteamericana estimaban algunos analistas de esa época. El año previo al estallido de la Primera Guerra Mundial (IGM) se comenzó a valorizar la relación entre los minerales y la prosperidad de los países. Se estimaba en la época que Estados Unidos había alcanzado una posición dominante debido a la gran cantidad de reservas de energía (carbón y petróleo), de hierro y minerales no ferrosos, produciendo mayores toneladas que Gran Bretaña, Francia y Alemania juntos comentó el historiador Alfred E. Eckes en ‘The United States and the Global Struggle for Minerals’ (University of Texas Press, 1979).
Estados Unidos era en esos años el primer productor de los 30 más importantes commodities minerales en la primera mitad del siglo XX, incluyendo carbón, hierro, cobre, plomo, zinc, plata, tungsteno, molibdeno, petróleo, gas natural, arsénico y fosfato, destaca Eckes. Minerales claves hasta ese momento para el desarrollo de los países, como el cobre y el potasio, en las décadas siguientes comenzaron a ser considerados como estratégicos.
A Estados Unidos sólo lo superaba Francia en la producción de bauxita y Alemania con sus minas de potasio.
Tras la importancia dada a los minerales floreció el problema de como los países garantizaban poder acceder a ellos. Dicha preocupación caracterizó la política norteamericana durante todo el siglo XX. Eckes cuenta que en la década de 1920 para los consumidores estadounidenses las políticas de control más importantes se enfocaban en los nitratos de potasa y el caucho. Al otro lado del océano, los sindicatos alemanes controlaban el 95% del potasio comercializado en el mundo, cuyo 30% era comprado por Estados Unidos.
Alemania producía potasio desde 1851, cuando fueron descubiertos importantes yacimientos subterráneos en las minas de sal próximas a Staßfurt, en la región de Sajonia. A fines del siglo XIX los dueños de las minas crearon el Sindicato Alemán de Potasa, instancia abocada al control de la producción y el precio del mineral usado como fertilizante, entre varios otros usos industriales. En 1904, en la región de Alsacia, bajo dominio del imperio alemán desde 1871, luego de la guerra franco-prusiana, también se descubrieron depósitos subterráneos de potasa, los que comenzaron a ser explotados en 1910.
Si bien el principal uso de la potasa era como fertilizante en la agricultura, el desarrollo de diversos procesos industriales comenzó a requerirla para usos médicos, en fotografía, en los procesos fabriles de tintoreros, limpiadores, blanqueadores, tejedores, jaboneros y electricistas. Además el potasio era utilizado en la fabricación de refrigerantes artificiales, pólvora, fuegos artificiales, fósforos, papel, vidrio y anilina, para extraer el oro de sus minerales. “No hay industria alguna en que la potasa no figure entre uno de sus componentes”- comentó el abogado chileno Juan Mackenna, en un informe hecho en 1911 para accionistas de un proyecto de extracción de potasa en el Salar de Pintados.
La valoración del potasio como recurso estratégico fue confirmada con el estallido de la IGM. El precio del potasio subió de 35 dólares la tonelada en la la pre-guerra a US$ 400 la ton. entre 1917 y 1918, cuando Estados Unidos entró de lleno en el conflicto contra Alemania.
El alza del valor empujó a los geólogos norteamericanos a realizar exploraciones en busca de potasa en las salinas de Nebraska, Utah y California, encontrándose depósitos subterráneos en Texas y Nuevo México. En tanto, al sur del continente americano, en Chile, desde fines del siglo XIX que se comenzó a exportar potasio, obtenido en las salitreras del norte del país. Con la derrota alemana en la guerra y la cesión a Francia de las regiones de Alsacia y Lorena, se puso fin al monopolio de la potasa que tuvieron casi medio siglo los sindicatos de potasio alemanes.
Alemania de igual forma apostó por mantener el control de la producción. En el periodo de entre guerras en Alemania se instauró una ley que obligó a los productores a integrar el sindicato de la potasa, lo que era una forma de establecer controles al precio de las exportaciones, las grandes empresas comenzaron a comprar las plantas de producción más pequeñas para hacerse con su cuota de producción y luego las cerraron. Al mismo tiempo se establecían métodos de operación y maquinaria para hacer el trabajo más eficiente. Entre 1926 y 1933 se cerraron 125 de 229 minas; entre 1914 y 1933, el número de pozos de producción disminuyó de 175 a 38; en tanto, que entre 1922 y 1933, los obreros disminuyeron de 48 mil a 12 mil.
La guerra de precios entre los productores alemanes y franceses derivó en la firma del Tratado de Potasa franco-alemán de París a fines de 1926, en donde los alemanes se quedaron con el 70% de las exportaciones y los franceses con el 30% restante.
Alexander Sutulov, fundador de la carrera de Ingeniería Civil Metalúrgica en la Universidad de Concepción y consultor de las compañías mineras en Chile, en su libro ‘Minerales en el acontecer mundial’ (1975) cuenta que la producción de minerales no metálicos cobró gran dinamismo en el siglo XX, a causa del desarrollo de la industria de la construcción y química, sobrepasando el valor de los productos metálicos.
Para la década de 1950 las fuentes de producción de potasa se habían diversificado en el planeta. El geólogo, Tomás Vila, en su libro ‘Recursos minerales no metálicos de Chile’ -cuya primera edición es de 1936, siendo reeditado en 1953, lo que le permitió actualizar los datos- comentó que a mediados de esa década que los principales países productores de potasio eran Alemania, Francia, Polonia, España, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Palestina e India.
Datos de 1971, entregados por Sutulov, dan cuenta de una producción mundial de potasio de 17 millones de ton. por un valor de 480 millones de dólares.
POTASIO INSUMO AGRÍCOLA SANCIONADO
Tras iniciarse la guerra entre Rusia y Ucrania, en 2021, el potasio volvió a insertarse en el ajedrez de la política global, transformándose en un insumo agrícola debido a su inclusión en el paquete de sanciones impuesto por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y la Unión Europea a Rusia y Bielorrusia.
Las sanciones provocaran que entre 2021 y 2023, la producción mundial de potasio cayera de 46 millones de toneladas a 39 millones de toneladas, caída que se explica en que Rusia y Bielorrusia dejaran de producir 7 millones de toneladas, según el Informe La producción de potasio en el mundo (1).
Ambos países están entre los tres principales productores mundiales de potasio. Según datos del Geological Survey (2024), el año 2023 los principales países productores de potasio fueron Canadá, Rusia, China, Bielorrusia, Alemania, Israel, Jordania, Laos, Chile y Estados Unidos (2).
Hasta el año siguiente del inicio de las hostilidades el precio aumentó, lo que conllevó que los productores aumentaran las explotaciones y reservas del mineral. Sin embargo, esto provocó que para el 2023 el precio bajara debido a la necesidad de reducir los inventarios.
Rusia, que concentraba el 20 % de la producción del mundo en 2021, redujo su participación al 17 % en 2023. En tanto, la productora estatal bielorrusa, Belaruskali, que antes de la guerra proporcionaba el 17% de la potasa transada en los mercados mundiales, en 2023 bajó su producción a un 10%. De igual modo, ambos países siguen exportando potasio, cambiando el destino de los embarques desde Europa a los puertos de China.
El principal beneficiado con las sanciones es Canadá, país que manteniendo su producción de potasio, aumentó la participación en el mercado mundial del 30 al 33 por ciento. En tanto China lo hizo del 13 al 15%, entre 2021 y 2023.
EL MONOPOLIO DEL POTASIO EN CHILE
Tras la explotación del salitre el potasio fue el principal producto extraído en las oficinas salitreras luego del fin de la demanda de nitratos provocado por el desarrollo del proceso Haber-Bosch, que crea salitre sintético a partir de hidrógeno y nitrógeno sometidos a altas presiones. La potasa permitió así que oficinas como Victoria y María Elena siguieran funcionando a lo largo del siglo XX.
En un proceso iniciado en la década del sesenta y profundizado durante la Unidad Popular, el Estado fue haciéndose dueño de los yacimientos salitreros aún existentes. Así surgió la Sociedad Química y Minera de Chile (Soquimich), abocada a la extracción de cloruro de sodio, yodo y potasio de las oficinas salitreras y del Salar de Atacama. Ya en dictadura, Soquimich fue privatizada a partir de 1984 a través de un enmarañado sistema de sociedades para terminar en manos de Julio Ponce Lerou, quien en esos años era yerno del dictador Pinochet.
En 1986 el Nitrato de Potasio comenzó a ser extraído por Soquimich en Coya Sur, en la región de Antofagasta; y desde 1994 en el Salar de Atacama, donde la empresa de Ponce Lerou en la actualidad produce Cloruro de Potasio, Carbonato de Litio, Sulfato de Potasio y Ácido Bórico.
A fines del siglo XX las principales ganancias de Ponce Lerou devenían de la explotación del Nitrato de Potasio, el yodo y los derivados del sodio, según observó la periodista María Olivia Mönckeberg en ‘El Saqueo de los Grupos Económicos al Estado chileno’ (2001). En 1992, Soquimich -que luego pasaría a llamarse SQM- cuadruplicó sus utilidades, pasando de los US $ 4,1 millones del año 1991 a US $ 17,1 millones.
Entre 1993 y 1998, SQM desplegó el proyecto Minsal para aumentar el volumen de extracción de potasio y las otras sales desde el Salar de Atacama.
La venta de potasio y sus derivados fueron hasta el año 2021 el principal ingreso de SQM,cuando el litio pasó a ser el principal negocio del conglomerado. En 2023, los fertilizantes representaron el 12% de sus ventas, equivalentes a US$ 900 millones. En tanto, en el primer trimestre de 2024 -según datos de SQM- las ventas de fertilizantes representaron el 33% de su utilidad bruta.
El acuerdo SQM-Codelco, que prolonga la participación de SQM en la explotación del Salar de Atacama hasta el año 2060, también tiene una cláusula tendiente a garantizar una posición dominante en mercado. El punto 2.15 del acuerdo obliga a la cuprífera estatal a vender el 100 por ciento de los productos de potasio a SQM a través de un contrato de offtake “por el cual la Parte SQM podrá comprar el cien por ciento (100%) de los Productos de Potasio que produzca la Sociedad Conjunta”.
Mauricio Becerra R.
El Ciudadano
NOTAS:
(1) Informe La producción de potasio en el mundo (2023)
https://alimentosypoder.com/2024/03/18/la-produccion-de-potasio-en-el-mundo-2023/#_ftnref1
(2) U.S. Geological Survey. Mineral Commodity Summaries (2024)
https://pubs.usgs.gov/publication/mcs2024