Industria química pesada: SQM y el proyecto original que nunca fue

Cuando se creó SQM, en 1968, el principal problema de la explotación de nitratos era la volatilidad de su precio en los mercados mundiales. Se vislumbró así la conformación de una industria química pesada en el Norte Grande y el desarrollo de nuevos productos con valor agregado. También se creó el Centro de Investigación del Salitre y la Industria Química (Centro). Casi 60 años después, SQM sigue siendo productora de materias primas y Chile enfrenta un severo déficit fiscal por la dependencia de los precios internacionales del litio.

Industria química pesada: SQM y el proyecto original que nunca fue

Autor: Mauricio Becerra

Conformar una gran industria de química pesada fue el proyecto original, el principal objetivo con que fue creada la Sociedad Química de Chile S.A., en junio de 1968. Se concibió de esta forma a SQM como el motor de una política de industrialización de los fertilizantes, la que se conjugaría con el desarrollo de una industria de química inorgánica. La Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) creó hasta un instituto de investigaciones sobre el salitre que produjo más de una treintena de estudios para diversificar los productos de los nitratos y su conversión en productos más valorados. La propuesta había sido bosquejada cuatro años antes por el ingeniero comercial y profesor universitario, Mario Vera Valenzuela, quien argumentó que era posible a partir de la explotación de los nitratos presentes en los salares y calicheras nortinas activar un gran complejo industrial en el norte y producir entre 35 a 40 derivados del salitre.

La idea fue profundizada en una pormenorizada descripción del desarrollo de la industria química en Chile y su futuro, publicada por nueve ingenieros químicos en la revista del Colegio de Ingenieros, en 1970, en la que sostienen que “SQM debería tomar a su cargo nuevas iniciativas que se cree permitirán diversificar su producción y contribuir apreciablemente al desarrollo de la industria química inorgánica del Norte de Chile”. Un año después el vice-presidente de Desarrollo de la Corfo, Patricio Castro, contó que los objetivos propuestos para dicha empresa eran sentar las bases de una industria exportadora de productos papeleros y metalúrgicos, aprovechando el acceso a los recursos naturales, un sistema ya organizado de ventas en el exterior, una flota naviera propia y la posición geoeconómica del país.

Sin embargo, dos años después sobrevino el golpe de Estado de Augusto Pinochet y apareció Julio Ponce Lerou, yerno del dictador, quien tras un intrincado proceso de privatización se llevó SQM para la casa a mediados de los ochenta.

Hoy, más de medio siglo después, todo indica que el objetivo de crear una gran industria química jamás fue logrado. La empresa sigue sustentando su negocio en la exportación de potasio, yodo y -en las dos últimas décadas- aprovechó la demanda mundial de litio. O sea, es una industria extractivista productora de materias primas sin valor agregado alguno.

Muy distante a lo que soñaron y planificaron quienes concibieron a SQM y sus primeras administraciones.

Es la parte más olvidada de la historia de una firma que hoy se publicita como baluarte en tecnología del litio. Esta es la historia que desnuda una gran mentira publicitaria.

UNA INDUSTRIA PARA EL DESARROLLO DE LA QUÍMICA

El Sistema de Evaporación Solar para obtener compuestos del salitre fue desarrollado por el ingeniero Stanley Freed en la década de 1920 y se consolidó en la década de 1950 en las plantas de Anglo-Lautaro Nitrate Corp. La imagen es cuando fue construida la planta de evaporación solar Coya Sur, que permitió obtener salitre potásico.

Cuando en 1968 la Corfo se hizo cargo de las últimas salitreras que quedaban funcionando, la explotación de nitratos distaba bastante del boom producido entre el fin de la Guerra del Pacífico y las dos primeras décadas del siglo XX, años en que el impuesto al comercio exterior del salitre llegó a representar la casi totalidad de la renta pública, como en 1897 cuando fue el 97% del ingreso fiscal.

Todo lo contrario.

En la década de 1930, las salitreras pasaron del dominio de los ingleses a manos de corporaciones estadounidenses, como la Cía Salitrera Anglo-Lautaro, poseedora de las principales oficinas productoras del país y, pese a ser beneficiadas desde 1954 por una legislación que les daba un cómodo régimen de amortizaciones e impuestos, reportaban en sus balances pérdidas y así no pagaban impuestos.

Al mismo tiempo, cada año descendía la participación de industria salitrera en el valor bruto de la producción nacional. Si en los años 1960 y 1964 se mantuvo en un siete por ciento, para 1968 -año en que se creó SQM- había bajado a apenas un tres por ciento.

La mala gestión privada y la obsolescencia de la industria por falta de inversiones, avivó la demanda por la nacionalización del salitre. En 1964, el ingeniero comercial Mario Vera Valenzuela publicó el libro ‘Una política definitiva para nuestras riquezas básicas’, en el que hizo una revisión histórica de la entrega de los ricos recursos naturales chilenos al capital extranjero, argumentando con datos duros sobre la urgente nacionalización de dichas riquezas básicas, y bosqueja las ganancias que Chile obtendría por ser dueño del cobre, el salitre y el yodo.

Vera constató que al venderse nitrato sin procesar se dependía de mercados inestables. Dio cuenta de la baja en la venta de nitratos entre los años 1954 y 1958 por parte de los principales compradores, Estados Unidos (-35,1%) y Europa (-17,2%), lo que en parte fue alivianado por el aumento de las compras de países de América latina (+16%).

El ingeniero comercial sustentó su propuesta industrializadora observando las experiencias de conformación de un sector manufacturero químico en Colombia, Brasil y Venezuela, países que, pese a no tener materias primas como los nitratos, desde mediados de la década de 1950 habían comenzado la instalación de una industria química pesada.

Coincidió con Vera el ingeniero comercial Rubén Bórquez Oyarzún, quien en su tesis de grado de 1971 dedicada a SQM, sostuvo que la producción de salitre natural chileno dependía mucho de la alta elasticidad de precio de demanda de abonos nitrogenados. Para subsanar dicha volatilidad de los precios, Mario Vera planteó “la industrialización de nuestros nitratos formando con ella la industria química pesada”, además de la búsqueda de otros mercados como la URSS, China, Alemania Oriental y Cuba.

En la conformación de SQM el Estado vino al rescate de la industria salitrera, tras décadas de declive en manos de industriales norteamericanos, a quienes se les compró parte de la propiedad. SQM empezó oficialmente sus operaciones el 1 de julio de 1968, con una participación mayoritaria de Anglo-Lautaro (62,5%) y Corfo con un 37,5% del capital accionario. Posteriormente, durante la Unidad Popular, el Estado acabó comprando la totalidad del capital accionario.

Ya en la promulgación de la ley que la creaba, se contempló como norte de SQM el desarrollo de la química asociada a la industria de fertilizantes. El Decreto Supremo Nº 1.164 del Ministerio de Hacienda, publicado el 29 de junio de 1968 en el Diario Oficial, estableció que los objetivos principales de la sociedad eran “la exploración, la extracción, la explotación, la producción, el beneficio y el comercio de minerales no ferrosos de yacimientos propios o ajenos y la producción, comercio y transporte de sustancias y elementos no ferrosos de cualquier naturaleza que de ellos se elaboren, en especial de aquellos relacionados con el desarrollo de la química orgánica y de fertilizantes”.

LOS PRIMEROS AÑOS DE SQM

La planta de yodo Pedro de Valdivia fue levantada en 1968 tras una inversión de la Corfo. El objetivo fue aumentar la producción. En 1971, cuando fue nacionalizada SQM se fijó una producción de cuatro mil toneladas.

La nueva empresa de nitratos comenzó operando las oficinas de Pedro de Valdivia, María Elena y Victoria, además de tener una red de ventas en Estados Unidos, Brasil y Europa para la comercialización del salitre, yodo y demás subproductos, que habían sido tejidos por la Corporación de Ventas de Salitre y Yodo de Chile (Covensa).

Sin embargo, tras su primer año, se informó en las Memorias y balance financiero de SQM al 30 de junio de 1969, que tuvo un déficit de US$ 21 millones. Posteriormente, el ‘Informe sobre la nacionalización de la industria salitrera’, publicado por la gerencia de SQM en 1971, dio cuenta de que “su gestión como empresa ha sido francamente desastrosa” y dichas pérdidas eran una “fuerte amenaza para la supervivencia de la actividad misma”.

La producción de salitre ese año fueron 694.117 toneladas métricas; poco más de dos millones de kilogramos de yodo y 30.913 de Sulfato de sodio, producto que recientemente se había comenzado a producir en la oficina de María Elena. El sulfato de sodio tenía en la época diversas aplicaciones en las industrias del papel, celulosa, vidrios, cerámicas y detergentes.

Según el informe ‘La Industria química y petroquímica de Chile’, publicado en la revista Ingenieros de 1970, y desarrollado por los ingenieros químicos Andrés Aceto, Rodrigo Donoso, Pedro Pavlovic, Isabel Pérez, Ramón Valderas, Jaime Menéndez, Fernando Murillo, Juan Tampier y Gerardo Weisner, para 1963 la contribución de los nitratos al Producto Geográfico Bruto total fue de 0,97%. Los ingenieros consideraron dicha cifra bastante desfavorable al compararla con los rangos entre un tres al nueve por ciento de países con desarrollo industrial equilibrado. Consideraron como escollos a superar, para que la industria química chilena adquiera un rol de actividad dinámica en la economía nacional, la “ausencia de una industria básica, el tamaño insuficiente de las plantas, dificultades de abastecimiento y políticas de desarrollo inadecuadas”.

Para superar dicha situación, desde fines del gobierno de Eduardo Frei Montalva y con mayor énfasis en el gobierno de la Unidad Popular, en la Corfo se comenzaron a sentar las bases para la que SQM fuera el impulso esperado durante décadas para levantar la industria del salitre. Se pensó así a SQM como un polo de desarrollo de la industria química, la que se sumaría a una industria paralela de petroquímica chilena.

Al interior de Corfo se creó una División de Desarrollo, cuyo objetivo fue delinear programas de diversificación de productos producidos por SQM con el horizonte de que las ventas de salitre sean cada vez menores en el futuro en relación a las ventas totales de la empresa.

Se establecieron así tres oportunidades de diversificación, las que consideraron la transformación de productos que se obtienen del caliche en otros de mayor valor agregado, como es el caso de los nitratos; la obtención de nuevos productos del caliches, como el óxido de magnesio y ácido clorhídrico, lo que requería inversiones tecnológicas, y el aprovechamiento de otros recursos minerales de la región próxima a las plantas de SQM, lo que buscaba generar sinergias productivas con otras industrias productivas localizadas en el norte grande.

CENTRO DE INVESTIGACIÓN DEL SALITRE Y LA INDUSTRIA QUÍMICA

En noviembre de 1965 la Corfo se hizo cargo de organizar y mantener en los próximos cinco años el Centro de Investigación del Salitre y la Industria Química (Centro) dedicado a la investigación del uso y aprovechamiento industrial de los recursos minerales y de los subproductos del salitre extraídos desde las provincias de Tarapacá y Antofagasta.

El Centro estaba constituido por un comité de la Corporación con un consejo directivo de tres miembros que debían señalar las líneas generales de acción. En los años que siguieron estimularon y financiaron investigaciones tecnológicas y económicas para mejorar los métodos de producción y comercialización del salitre, además de recuperar los compuestos químicos valiosos presentes en el caliche. Si en 1967 el Centro contrató tres investigaciones técnicas, un año después estas subieron a 17. Para 1971 ya se habían realizado 39 estudios.

Los ámbitos para mejorar la producción eran variados. Así se estudió el ciclo del potasio en la lixiviación del caliche, búsqueda de sales potásicas y de un carbonato de sodio natural, obtención de ácido bórico a partir de ulexita, recuperación del potasio y del magnesio del caliche, conversión de nitrato de sodio en nitrato de potasio, o también convertir carbonato de sodio a partir de sulfato de sodio. Otra dimensión fueron nuevos planteamientos tecnológicos para la explotación de los nitratos.

Entre todas las posibilidades exploradas, para 1971 se consideraba como metas próximas la construcción de una fábrica de sulfuro de sodio y otra de silicatos y sus derivados; la producción de fierro esponja, ácido bórico, óxido de magnesio y algas enriquecidas en proteínas con los nitratos; además que se recomendó recuperar en los desechos del material procesado sales de litio, nitrato de amonio, sales de potasio y más yodo.

Las líneas de acción definidas por la Dirección de Desarrollo de la Corfo fueron presentadas en el documento ‘Pasado, presente y futuro de la SQM de Chile S.A.’, escrito por el vicepresidente de Desarrollo de Corfo de la época, Patricio Castro, y publicado en la revista del Colegio de Ingenieros de Chile (1969). Las propuestas en desarrollo se enmarcaron en cuatro campos de acción:

1.- Recuperación de los componentes del caliche, principalmente del potasio que quedaba en los ripios. Se adoptó para ello de un método para precipitarlo desarrollado en Europa para extraer potasio del agua de mar y perfeccionado posteriormente en Estados Unidos. En Chile, dicho procedimiento fue estudiado a fines de los sesenta en los laboratorios de la Universidad Católica. Según detalló Castro, los ensayos dieron cuenta que “también se precipita nitrato de sodio, resultado que mejoraría aún más la economía de esta recuperación”.

En 1970, SQM producía tres productos: sulfato de sodio, salitre potásico y yodo. A fines de 1968, se había inaugurado una planta de yodo en la oficina Pedro de Valdivia. Además de ampliar la producción de salitre potásico, se pensaba recuperar del caliche carbonato de sodio, sulfuro de sodio, nitrato de amonio, óxido de magnesio, sulfito de aluminio y sulfito de sodio. Un año después, el ‘Informe sobre la nacionalización de la industria salitrera’, calculó que para esa fecha sumaban 260 millones de dólares anuales “el valor del potasio, magnesio, litio, yodo, boro y nitrato contenidos en el caliche y que no se puede recuperar con los procesos que hoy utiliza SQM”.

También se mencionó en dicho documento la producción de uranio, elemento químico que tiene el mayor peso atómico entre los hallables en la naturaleza: 238.02891 u (u = unidad de masa atómica). El uranio es usado como combustible para los reactores nucleares y, dado su blindaje ante altas radiaciones, en la fabricación de la aleta de la cola de los aviones, veleros y satélites artificiales. Se calculó un potencial de ganancias de cinco a seis millones de dólares de uranio y torio, otro mineral radioactivo.

2.- Transformación máxima de los productos en otros más elaborados, como las sales magnésicas. El magnesio metálico es un insumo de la industria aeronáutica de gran valor. La aplicación de nuevos procesos permitían obtener óxido de magnesio y ácido clorhídrico por hidrólisis térmica de las salmueras. Castro estimó que la disponibilidad de magnesio en las calicheras nortinas permitirían producir 33 mil toneladas de óxido de magnesio y 60 mil toneladas de ácido clorhídrico puro.

3.- Combinación de recursos naturales con otros geográficamente próximos, como la producción de cloruro de magnesio mezclado con guano rojo de Mejillones. Esta idea surgió en conjunto con la Sociedad Chilena de Fertilizantes, y consistía en solubilizar roca fosfórica mediante su calentamiento con soluciones de cloruro de magnesio, lo que aumentaba la concentración de fósforo en el producto final y reemplazaba el calcio por magnesio, que tiene menor peso molecular. Según comentó el ingeniero comercial, Rubén Bórquez, esta combinación permite obtener “un material concentrado, rico en magnesio y de más bajos costos de transporte por su contenido de fósforo”.

4.- La búsqueda sistemática de nuevos usos industriales para el salitre y el yodo fue el eje de la cuarta propuesta, con el objetivo de ampliar la demanda de derivados del salitre y mejorar su precio. Esto derivó de la baja del precio del cloruro y sulfato de potasio en Canadá y Estados Unidos en esos años, lo que empujó a los productores a transformar el cloruro de potasio en nitrato de potasio.

Según el informe ‘La Industria química y petroquímica de Chile’ (1970), también se podrían producir otros productos, lo que dependía de consolidar un mercado interno, acuerdos regionales de intercambio y disponibilidad de insumos. Fue el caso del proyecto de plantas para reactivos de flotación, alquil-benceno y clorato de sodio. Estos ya habían pasado por la etapa de estudios y para esa fecha estaban en conversaciones con compañías interesadas en desarrollarlo.

Además, según se detalló en las Memorias de SQM de 1969, se había concretado un acuerdo con Ireco Chemicals, del estado de Utah, que aportaría el 25% del capital inicial de 500 mil dólares para construir una planta en Antofagasta destinada a producir explosivos para las actividades mineras a partir del nitrato.

LA PERSISTENCIA DEL MODELO DE ENCLAVE EXPORTADOR

El proyecto industrializador que acompañó el surgimiento de SQM y su nacionalización durante la Unidad Popular vino a naufragar tras el golpe de estado de Augusto Pinochet de 1973. Durante años las inversiones proyectadas no se ejecutaron y las ideas quedaron acumulando polvo en los archivos de la Corfo. Posteriormente, al igual que varias otras empresas estatales, la productora de nitratos fue privatizada a través de un intrincado proceso que culminó con SQM en las manos del entonces yerno del dictador, Julio Ponce Lerou.

De profesión ingeniero agrónomo, Ponce Lerou se había desempeñado como presidente de Corfo, entre 1980 y 1983, además de pasar por el directorio de varias empresas públicas, entre ellas SQM.

La privatización de la productora de nitratos fue precedida por el traspaso a través de Corfo de las pertenencias mineras del Salar de Atacama para su explotación. El acuífero desde fines de los sesenta había sido explorado por geólogos mandados por la Corfo para determinar sus potencialidades mineras. Una expedición hecha en 1969, por Aldo Moraga, Guillermo Chong, María A. Fortt y Hugo Henríquez, dio cuenta de altas concentraciones de potasio, magnesio, litio, rubidio y cesio en las salmueras del núcleo del salar de Atacama. Estimaron unas 40 mil toneladas de litio y 400 mil de potasio por metro vertical de yacimiento. “Los valores de litio exceden en mucho a los que se encuentran en explotaciones actuales en otras partes del mundo”- destacaron.

Entre 1983 y 1990 se efectuó la privatización de SQM. Según resaltó la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados sobre las privatizaciones en dictadura (2005), SQM fue vendida al 4,19 de utilidad, en circunstancias que una venta de una empresa de ese tamaño debiera alcanzar por sobre el 20 al 55 veces su utilidad. Un informe pericial determinó que la pérdida de patrimonio público por la venta de SQM fue de 61.344.000 dólares, además de que su venta hizo perder ingresos posteriores al Fisco estimados en otros 261.977.202 dólares.

Ni en dictadura, ni durante la gestión de Ponce Lerou la empresa se abocó a cumplir el rol para el cual fue creada. El modelo de negocios que mantuvo fue continuar la explotación de potasio, yodo y, recientemente, litio.

Los métodos de extracción son los mismos que comenzaron a usarse a mediados del siglo XX, que es extraer las salmueras para dejarlas en piscinas de evaporación, en las cuales se evapora medio millón de litros de agua para producir una tonelada de carbonato de litio, según calculó un estudio de la Universidad Nacional de Jujuy (2018).

En el Salar de Atacama, SQM mantiene el sistema de evaporación ideado hace ya casi un siglo. La extracción de litio y potasio se hace pasando por sucesivas piscinas que van decantando el material. Se estima una pérdida de medio millón de litros de agua para producir una tonelada de carbonato de litio.

Un consultor minero que conoce los procesos de la extracción de litio contó a El Ciudadano que “lo más tecnológico que usa SQM es traer ceniza desde Turquía, carbonato de sodio, que acá es calentado con la salmuera, lo que produce carbonato de litio. Tiene mucha más complejidad explotar una mina de cobre”.

Luego el producto es metido en sacos para ser exportados como materia prima a través del puerto de Tocopilla, para la fabricación de paneles solares o baterías en otros países. “El grado de refinación del recurso es bajo, ya que se exporta principalmente bajo la forma de carbonato de litio y algo de hidróxido de litio. De esta forma, la cadena de valor agregado mundial comienza allí donde termina en Chile”- recalca el doctor en Desarrollo de la Universidad Católica de Lovaina y académico de la Universidad de Antofagasta, Jan Cademartori.

Casi 60 años después de su creación, SQM sigue siendo una productora de materias primas, reproduciendo el modelo de enclave exportador, siendo incapaces de desarrollar una industria de bienes de capital en torno de la explotación de nitratos desde la década de 1980 y del litio, a partir del siglo XXI.

El modelo de enclave exportador tiene su origen en la explotación colonial de África por parte de los portugueses a partir del siglo XV. Eran las feitorias, enclaves que se instalaban en espacios costeros contiguos a un puerto y destinados a la extracción de los recursos naturales sin aportar al mayormente al entorno. SQM aplica el mismo sistema explotando el Salar de Atacama y otras reservas calicheras, extrayendo mineral que vende con bajo procesamiento y lo exporta a través del puerto de Tocopilla.

Todas las inversiones hechas por SQM en las últimas décadas han sido para mantener o perfeccionar dicho modelo extractivista.

Entre las características que Cademartori destaca para definir un enclave exportador es que no se produce una industria de bienes de capital en el territorio. “La compra de bienes de capital también se hace en el extranjero. Es decir, estas empresas no generan oportunidades para el desarrollo de una industria de bienes de capital en el territorio en que están explotando los minerales. De esta forma generan bajos encadenamientos productivos con la región que los recibe”.

Cademartori advierte que la economía de enclave minero “es un boom transitorio, como ya lo experimentamos cuando se agotó el salitre en el norte. El desarrollo de la actividad minera va a ser un proceso transitorio hasta que se vayan agotando los yacimientos. Y no nos va a dejar un proceso de desarrollo industrial, que habría sido la forma de poder generar la incorporación de tecnología a nuestra economía, la generación de empleos calificados. Esta economía transforma a las regiones anfitrionas de los inversionistas en una economía con fecha de vencimiento”.

¿QUÉ PRODUCE SQM HOY?

En la actualidad, las faenas de SQM se han reducido a Nueva Victoria, el Salar de Atacama, el Salar del Carmen y Coya Sur, luego de cerrar sus operaciones mineras en Pampa Blanca (2010), la mina El Toco en María Elena (2013) y Pedro de Valdivia (2015). Según el compendio minero Mining & Map Handbook Latin America de 2024, la base de operaciones de SQM sigue siendo la extracción de yodo, nitratos potásicos, mezclas, cloruro de potasio, sulfato de potasio y litio.

En Nueva Victoria (Pozo Almonte), SQM concentra sus operaciones de extracción de yodo, producido mediante un proceso de lixiviación en pilas y pozas de evaporación solar. Es decir, usan tecnologías de la segunda mitad del siglo XX, con excepción de un sistema de lixiviación en frío, desarrollado en la década de 1980; y la Planta Iris, construida por la holandesa DSM en 2006, para aumentar la producción de yodo.

En el Salar de Atacama, SQM produce sulfato y cloruro de potasio, carbonato de litio y, recientemente, completó la ampliación de una planta de hidróxido de litio, con una capacidad de producción nominal de 2.680 millones de toneladas (MTM) de litio al año, 245 MTM de cloruro de potasio y 15 MTM de ácido bórico.

En la Planta del Salar del Carmen, SQM produce carbonato de litio (48 MTM/año) e hidróxido de litio (6 MTM/año). En 2022, culminaron las obras de ampliación de planta de carbonato de litio e hidróxido de litio para aumentar la producción y se espera iniciar las obras para una nueva planta para expandir la capacidad productiva.

En Coya Sur (María Elena), SQM tiene una planta para procesar las sales intermedias de nitrato de sodio provenientes de Nueva Victoria y del cloruro de potasio del Salar de Atacama. En 2007, levantaron una planta de prilado en Coya Sur para que los nitratos adquieran forma de pril.

Tampoco SQM en las manos de Ponce Lerou cumplió con amplificar la gama de productos a partir de los nitratos. Modelos de integración pensados a comienzos de la década de 1970, como la integración de cloruro de magnesio con el guano de Mejillones, jamás llegaron a desarrollarse. Tampoco la fabricación de explosivos, altamente demandados por la industria cuprífera. Además del litio, cuya alta demanda les cayó del cielo, SQM produce derivados del potasio como mezclas NPK, y químicos industriales usados en la producción de sales solares, vidrio, fritas cerámicas y esmaltes vítreos.

EL LITIO Y SU VOLATILIDAD EN LOS MERCADOS

La explotación de litio estaba contemplada en el programa de desarrollo de SQM durante su proceso de nacionalización. Sin embargo, quienes se hicieron cargo de la industria tras el golpe militar y sucesiva privatización, jamás le dieron importancia a dicho mineral no metálico. Fue recién bordeando el siglo XXI, cuando la demanda aumentó fuertemente en los mercados de divisas, que el litio comenzó a ser explotado en las salmueras del Salar de Atacama.

A comienzos de la década de 1970, el litio tenía usos industriales y medicinales. Así era utilizado en la industria del vidrio y la cerámica al permitir reducir la temperatura de fusión de los materiales; y en el tratamiento de la depresión y de cuadros de bipolaridad. Sin embargo, el químico japonés Akira Yoshino vino en 1985 a darle una nueva función al concebir una batería a base de iones de litio, dadas sus cualidades como el mineral más liviano de la tabla periódica de los elementos, capacidad de almacenamiento de energía y conducir calor y electricidad. La transición energética en las últimas décadas que estimula el reemplazo de los combustibles fósiles disparó su demanda internacional.

Recordemos que en 1965 se había creado el Centro, espacio especializado a las investigaciones en torno de los nitratos que llegó a producir casi unos 40 estudios para mejorar la producción, recuperar minerales o ampliar la gama de productos extraídos. Desde el golpe de Estado SQM dejó botada esa tarea, la que fue retomada recién en 2024 con el anuncio de crear el Instituto Nacional del Litio por parte del gobierno de Boric. Es decir, se trata de una iniciativa estatal que jamás corrió por cuenta de SQM.

La experiencia indica que la masiva campaña publicitaria que hace tres años invadió las ciudades chilenas con autos eléctricos, pagando noticiarios, avisos en las esquinas y publicidad en las redes sociales para vendernos la imagen de una empresa vinculada a la alta tecnología, fue sólo una campaña de marketing destinada a maquillar un modelo de producción de materias primas de enclave.

Hoy Chile sufre los efectos de la volatilidad en el precio del litio. Si en el año 2022 la tonelada de litio llegó a transarse en 68 mil dólares, ésta bajó a 10.231 dólares en diciembre de 2024. Una caída de un 80% del precio. La contabilidad final de SQM, la principal productora de litio en Chile, detalla que los ingresos anuales provenientes del litio y sus derivados fueron de 2.241,3 millones de dólares durante 2024, una disminución del 56,7% respecto de los 5.200 millones de dólares registrados en 2023.

La caída en el precio del litio afectó directamente el presupuesto público. Para el año 2024, el gobierno había calculado un déficit de 1,9%, pero este finalmente alcanzó un 2,9% del Producto Interno Bruto (PIB), un 3,2% en términos estructurales. Esto provocó que para el 2025, la Dirección de Presupuestos anunciara una reducción de la inversión pública en un 0,2% del PIB.

El ministro de Hacienda, Mario Marcel, argumentó que se calculó el presupuesto sobre la base del precio del litio en 2023 y, respondiendo a las críticas, dijo que “se ha mencionado esto como un error, como que uno tuviera la obligación de apuntarle al precio del litio, que es un precio, como todo precio de una materia prima, es bastante volátil”.

Con el objetivo de lavar la imagen ante la opinión pública de una empresa bajo propiedad del ex-yerno de Pinochet, en 2022 antes del inicio de negociaciones con Codelco para mantener el control de la explotación del Salar de Atacama, SQM desplegó una intensa campaña en las ciudades y medios para promover una imagen de empresa ligada al desarrollo de la electromovilidad. La estrategia publicitaria esconde que desde su privatización se ha concentrado en la producción de materias primas sin mayor valor agregado.

Es decir, luego de más de seis décadas de que Mario Vera, la Corfo, Rubén Bórquez, Patricio Castro y los nueve ingenieros químicos nos dijeran que el principal problema de SQM era la volatilidad de su precio en los mercados mundiales, el viejo karma de “la alta elasticidad de precio de demanda” sigue presente. Pese a la industrialización que todos ellos promovieron, estamos en el mismo punto: SQM sigue siendo una industria extractivista sin darle gran valor agregado a los productos de explota.

El resto es sólo publicidad.

Por Mauricio Becerra Rebolledo

FUENTES:

Mario Vera. Una política definitiva para nuestras riquezas básicas. 1964.

Sociedad Química de Chile S.A. Memoria y balance, por año financiero terminado el 30 de junio de 1969. Taller Gráfico Capuchinos, Santiago, 1969.

Patricio Castro. Pasado, presente y futuro de la SQM de Chile S.A. Ingenieros, Revista del Colegio de Ingenieros de Chile, Nº 42, 1969.

Andrés Aceto, Rodrigo Donoso, Pedro Pavlovic, Isabel Pérez, Ramón Valderas, Jaime Menéndez, Fernando Murillo, Juan Tampier y Gerardo Weisner. La Industria química y petroquímica de Chile
Ingenieros, Año XII, Nº 47, 1970.

Borquez Oyarzún, Rubén. Política salitrera en el período 1954-1969. Memoria de Prueba para Licenciatura en Ciencias Económicas, Ingeniero Comercial. Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Económicas, 1971.

Moraga B., Aldo, Chong D., Guillermo, Fortt Z., M. Angelica y Henriquez A., Hugo (1974) Estudio geológico del Salar de Atacama, provincia de Antofagasta [en línea].Santiago. IIG. Boletín Nº 29.

Sociedad Química Minera de Chile. Informe sobre la nacionalización de la industria salitrera. Santiago, 1971.

Compendio Minero Mining & Map Handbook Latin America, 2024.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano