El 22 de abril del año 2013 organizaciones socioambientales de Arica a Magallanes confluyeron en Santiago para una marcha que tenía 4 brazos. Un brazo venía desde el norte, otro brazo venía desde el sur, otro desde la cordillera y otro desde el mar. Tal como indica el cántico, “de norte a sur, de este a oeste, daremos la pelea cueste lo que cueste”. Ese día nos dispusimos las organizaciones, territorios, individualidades, grupos artísticos y estudiantes a dar una señal clara de unidad en la lucha a los grupos de poder, que desde la centralidad destruyen los territorios en función de intereses económicos mezquinos.
Ese día la exitosa marcha derivó en un encuentro de organizaciones en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, momento en que definimos levantar un movimiento de articulación de organizaciones, que en ese momento denominados “Movimiento Social por la Recuperación del agua y la Vida”, y repetir la experiencia de movilización y encuentros plurinacionales todos los 22 de marzo, Día Mundial del Agua, y 22 de abril, Día Mundial de la Tierra.
Este 22 de abril nos encuentra en un escenario muy distinto al del 2013, donde la crisis ecológica aún presente en los territorios se entremezcla con una crisis sanitaria, económica y política. Ya decíamos el 22 de abril pasado: Sin agua no hay vida ni tampoco medidas sanitarias de prevención del contagio. También explicamos que la crisis sanitaria es fruto de una crisis ecológica que se manifiesta en la depredación de las funciones ecosistémicas y las barreras biológicas.
No obstante, el desgobierno empresarial prefirió aprovechar la desesperación para seguir promoviendo políticas económicas que no llegan a las familias, pero sí favorecen al extractivismo, siguiendo recomendaciones de instituciones como la Comisión Nacional de Productividad.
A ocho años de esa primera movilización también nos encontramos con un movimiento diferente. Hoy nos llamamos Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT), y contamos con una base programática, fruto de más de 50 cabildos por el agua desarrollados en distintas localidades urbanas y rurales del país, que buscamos defender en este proceso destituyente y constituyente que está en curso, a través de candidaturas anti-extractivistas que apuestan por el Buen Vivir de los territorios.
Hoy, no estamos para conformarnos con más falsas soluciones de infraestructura hídrica (como carreteras hídricas y mega-embalses), con más extractivismo disfrazado de sello verde, ni con más privatización encubierta. Apostamos a que la naturaleza sea reconocida como sujeto de sus propios derechos, a que las aguas y las semillas sean un bien común inapropiable, a que todos los cuerpos de aguas sean protegidos y gestionados comunitariamente de manera integral, territorial y plurinacional por cuencas y subcuencas hidrográficas; a la reconversión de la matriz productiva, distributiva y de consumo desde una mirada de restauración ecológica que promueva las economías locales, solidarias, ancestrales, de-crecentistas y territoriales, como la agroecología; y a una planificación de los territorios con enfoque ecosistémico.
Sin naturaleza, sin agua, sin aire, sin semilla y sin suelos, no hay vida. Sin naturaleza ningún derecho se hace posible, ni para nosotres ni para otras formas de vida, por lo que en este día de la tierra nuestro horizonte es claro: A desprivatizar la Naturaleza y cambiar la matriz productiva y de consumo.
por Camila Zárate (Vocera MAT Valparaíso y Candidata a CC en D7)