El primer y segundo retiro de los fondos de pensiones que bordean los 32.000 millones de dólares, es decir el doble de lo que el estado pretende gastar para apoyar los efectos de la pandemia (12 mil más los 6 mil recientemente aprobados) es un claro ejemplo de que han debido ser las y los trabajadores quienes con parte de sus escasos ahorros en los fondos de pensiones han debido enfrentar la actual crisis del hambre y la cesantía.
Se calcula que tres millones han quedado con sus cuentas en cero y a dos millones le quedan escuálidos recursos. Mientras tanto la derecha busca esta vez que sea con los fondos del seguro de cesantía que se cubran las apremiantes necesidades frente al recrudecimiento de la crisis sanitaria, y de esta forma impedir el tercer retiro del 10%.
Piñera se niega a utilizar los fondos soberanos, que se estima son alrededor de diecinueve mil millones de dólares, o a pedir un préstamo internacional, que serían las únicas formas de enfrentar la crisis acompañada de drásticas medidas de confinamiento. Las clases dominantes, las dos derechas, se niegan en forma rotunda a tomar otras medidas lógicas como las que comienzan a presionar organismos internacionales. Medidas como aumentar los impuestos a los más ricos, a la herencia, a las transacciones accionarias y terminar con la elusión tributaria (solo en este último aspecto se dejan de percibir nueve mil millones de dólares anuales). La oposición moderada (la otra derecha) al interior del parlamento se muestra paralizada y es incapaz de tomar medidas drásticas.
Paradojalmente, un tercer retiro beneficiaría indirectamente a las cadenas de supermercados, pero restaría capital financiero a la banca nacional e internacional y a ciertos monopolios que se han beneficiado históricamente con los fondos de los pensionados y pensionadas. De ahí que de ser aprobado un tercer retiro sería considerado para las clases dominantes una derrota ideológica en su defensa del sistema actual de pensiones y del modelo neoliberal.
Las AFPs invierten en acciones de la banca nacional, donde al mismo tiempo le entregan préstamos a tasas de interés del 1% para que estas las entreguen a sus clientes al 23% anual. Una verdadera estafa circular que explica que en medio de la crisis los más ricos se enriquezcan aún más. Andrónico Luksic no tiene problemas en confesar que el holding de sus empresas han ganado el año 2020 un 17,7% en relación al año 2019, es decir $247.247 millones, al mismo tiempo que se ufana de su “apoyo” a la comunidad a través de la postergación de algunas cuotas de créditos. ¿Qué es esto sino una cruel burla para los más necesitados?
Es por todo lo anterior que apoyamos en tercer retiro del 10% de las AFP’s, de los fondos de las compañías de seguros. A la vez que exigimos reajustar las pensiones de los exonerados y ex presos políticos.
por Eduardo Gutiérrez González (Candidato a CC por D12, en la lista Voces Constituyentes)