“Frente a un panorama gris, el surgimiento durante las últimas décadas de redes y medios de comunicación desde los pueblos que impulsan “otra comunicación” es hasta hoy en día la alternativa mediática para los pueblos y otras voces en la agenda diaria”.
Escribe Leyla Noriega Zegarra (*)
La comunicación desde una perspectiva indígena está ausente en los medios masivos de Chile. Frente a las coberturas racistas del periodismo y los mensajes discriminatorios en las redes sociales, es necesario que se respete la libertad de expresión y el acceso a los medios de los pueblos indígenas. La democratización de un ecosistema mediático concentrado debe visibilizar una realidad en la que los pueblos originarios están vivos, son diversos y tienen el derecho pleno a generar contenidos culturales en sus lenguas y formas.
Cuando Elisa Loncón Antileo se convirtió en la presidenta de la Convención Constitucional fue la primera vez que una mujer indígena asumió un cargo de relevancia política en la historia de Chile. Por este motivo, la convencional mapuche fue portada de la revista estadounidense Time para sorpresa de toda la prensa chilena.
Con la elección de Elisa Loncón, la Constituyente chilena tomó rostro para la prensa internacional: el de una mujer indígena que irrumpió con su lengua originaria, antes nunca escuchada en discurso alguno de autoridad electa a nivel nacional. Y, junto a ella, 16 hombres y mujeres de diez de las primeras naciones en el territorio aparecieron como las “otras voces” entre los 155 convencionales electos.
No obstante, lo que para la prensa internacional era destacado, para los medios tradicionales chilenos era cuestionado y, además, daban espacio a quienes criticaban su vestimenta e idioma. Peor aún, se producían reportajes que hacían hincapié en los momentos de marginalidad de su vida, ignorando su rol académico y dirigencial. En las rondas de prensa, los reporteros incluso le hacían las preguntas importantes al Vicepresidente de la Convención, en lugar de hacérselas a la Presidenta mapuche.
Violencia, maltrato y racismo
Para qué comentar las menciones en redes sociales como Twitter, donde los mensajes de xenofobia y discriminación abundan hasta hoy en día. Así lo ratificaba la misma convencional en una entrevista al diario argentino Página/12: “He sufrido violencia política y violencia racial y violencia de género que ha caído especialmente sobre mí porque yo soy la presidenta. En un país que tiene una estructura colonial, se asume que los pueblos indígenas tienen una condición subalterna. Y en este caso, siendo yo una mujer mapuche, se asume que no debería estar en este espacio. Sin embargo, son esas las trabas que tenemos que vencer para garantizar los derechos de todos y todas en la Constitución. Porque no habla bien de un país que se naturalice que estén instaladas formas para ejercer la violencia, el maltrato y el racismo. Es parte de lo que es Chile hoy día con la Constitución que tenemos que consagra el racismo al negar la existencia de los pueblos originarios. Pero ese racismo no detiene las demandas de los pueblos, los territorios, las mujeres”.
En este escenario mediático donde priman estereotipos, discriminación y racismo: ¿cómo avanzamos al pleno ejercicio del derecho a la comunicación desde y hacia los pueblos originarios en el proceso constituyente y la nueva Constitución? Existe una vasta normativa internacional y nacional que ampara y reconoce el derecho a la comunicación de los pueblos originarios. En efecto, el ejercicio de los Derechos Culturales, Lingüísticos y Comunicacionales indígenas están resguardados en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo de 1989, la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural de 2001 y la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas de 2007.
La democratización de la comunicación enfrenta al ecosistema mediático chileno que se consolida en grandes conglomerados y se funda en la mercantilización de los medios de comunicación.
A partir de su inclusión en las Constituciones de Bolivia y Colombia, y las leyes que regulan los medios en Uruguay, Ecuador y Argentina, el derecho a la comunicación comienza a perfilarse como un derecho transversal a otros de índole colectivo. En Chile, el artículo 28 letra C de la Ley Indígena N° 19.253 indica: “El fomento a la difusión en las radioemisoras y canales de televisión de las regiones de alta presencia indígena de programas en idioma indígena y apoyo a la creación de radioemisoras y medios de comunicación indígena”. Sin embargo, el derecho a la comunicación, entendido como el goce de la libertad de expresión, el acceso a los medios y la generación de contenidos desde sus concepciones y lenguas, sigue mayormente invisibilizado en los medios tradicionales.
La realidad demuestra que por más que los movimientos sociales, los pueblos originarios, las investigaciones académicas y el proceso constituyente actual coloquen en la discusión el derecho a la comunicación de los pueblos, su democratización enfrenta al ecosistema mediático chileno que se consolida en grandes conglomerados y se funda en la mercantilización de los medios de comunicación. Por lo tanto, las reglas de la oferta y la demanda publicitaria determinan las agendas y perspectivas de los medios masivos y tradicionales de comunicación.
Construir comunicación indígena
Frente a un panorama gris, el surgimiento durante las últimas décadas de redes y medios de comunicación desde los pueblos que impulsan “otra comunicación” es hasta hoy en día la alternativa mediática para los pueblos y otras voces en la agenda diaria.
En Chile, la discusión incluye iniciativas dentro de la Convención que promueven el debate sobre la necesidad del pluralismo mediático para una democracia plena. Chile no puede seguir negando la presencia de los pueblos originarios en los medios de comunicación. De una vez, es necesario dar el salto de los imaginarios sobre lo “exótico”, “folclórico” y “prehistórico” a una realidad en la que los pueblos originarios están vivos, son diversos y tienen el derecho pleno a acceder a los medios en sus lenguas y formas.
Chile no puede seguir negando la presencia de los
pueblos originarios en los medios de comunicación.
En paralelo al debate constitucional, es urgente que la misma Convención comunique su labor y actividades a los pueblos originarios. Hasta el momento, sigue utilizando los mismos canales y estrategias comunicacionales y de difusión. De este modo, no se distingue la riqueza lingüística e informativa que la presencia de los escaños reservados podría generar.
Tras haber tenido una presidenta indígena en el primer periodo de la Convención Constitucional, el nuevo Chile precisa pasar de los recortes de la prensa internacional a una política comunicacional pionera que se sume al proceso de cambio que los pueblos originarios del país están caminando.
Leyla Noriega Zegarra pertenece a la Comunidad Territorial de Belén y es periodista aymara de Radio Ayni.