De cara al plebiscito del próximo 4 de septiembre, los sectores conservadores -quienes quieren “conservar” el orden existente- afirman encarnar la defensa de la “patria”, del verdadero Chile, versus quienes buscarían destruirlo.
Al respecto, quisiera señalar que me declaro un “docente patriota”, pero no aspiro a conservar el orden desigual que tiene nuestro país anudado en la constitución del 80’.
¿Se puede ser patriota y no conservador? Claro que sí. Y no solo eso, quienes nos identificamos con un ideario democrático, de igualdad y solidaridad, rescatamos el verdadero sentido de ser patriota.
¿Qué significa para los sectores conservadores la patria y el patriotismo?
La “patria” tal como la entienden los sectores conservadores no existe para todos. Para ellos es algo que está por sobre la realidad concreta que vivimos y que reproduce las profundas y dolorosas diferencias sociales creadas por el actual sistema económico.
Chile es el país de América Latina en el que los ultrarricos, los sectores más conservadores, concentran el mayor nivel de patrimonio. La riqueza que acumulan esas nueve familias chilenas equivale al 16,1% del Producto Interno Bruto (PIB). El 1% más rico de Chile concentra el 49,6% de la riqueza total del país.
En educación esa realidad concreta -que esconde una idea trastocada de “patria”- fue definida por la OCDE hace unos años como “un sistema escolar -que- está conscientemente estructurado por clases sociales”.
¡Esta es la “patria” de la que nos hablan los poderosos!
Para los poderosos la patria es aquello inmutable y permanente que les permite mantener y reproducir sus privilegios. Desde ahí definen “su” forma de entender el país (héroes, ritos, efemérides, etc.) y enmascaran “sus intereses particulares” como el bienestar del conjunto de los habitantes del país: como el “bienestar de la patria”.
Si la idea de patria entendida como algo abstracto y general es aquella a partir de la cual los grupos privilegiados esconden sus intereses específicos, ¿Cómo puede definirse entonces la patria para un docente, un trabajador?
En rigor, la patria es una expresión histórica situada en una realidad concreta a partir de la cual grupos humanos crean su sentido de identidad y pertinencia desde la vivencia de elementos materiales e inmateriales que se viven y comparten. El egoísmo de los poderosos y el sentido de patria de los trabajadores no tiene manera de coincidir.
¡No pueden tener ambos la misma idea de patria!
Visto así, el asunto es claro: o hay dos patrias o una de ellas no es tal. Lo claro está en el hecho de que la idea de patria no puede ni debe ser patrimonio de los sectores privilegiados y no puede permitirse que se apropien de ella.
La patria en tanto expresión histórica vinculada a elementos materiales e inmateriales que se comparten por un grupo humano está ligada a un tipo de sociedad, es decir, a un tipo de país y, por consiguiente, a un tipo de Constitución que la expresa jurídicamente. La Constitución del 80 expresa precisamente aquello desde el punto de vista de los intereses de grupos dominantes privilegiados. Luchar en contra de la constitución pinochetista, por tanto, está muy lejos de ser antipatriota, al contrario.
El patriotismo es la praxis por la consecución o mantención de la patria. La patria y el patriotismo están ligados, por consiguiente, como decíamos, a un proyecto de sociedad, lo que supone que se vincule a fuerzas sociales, es decir, con personas de carne y hueso que organizan su lucha para construir esa patria la que, en tanto la construyen, les pertenece.
Es patriota quien se vincula y lucha por una patria que pocas veces ha estado tan bien definida como en la propuesta de Nueva Constitución. Somos las fuerzas sociales, las que defienden el Apruebo, los verdaderos patriotas. La patria de la Nueva Constitución es ajena a la opresión, la desigualdad y segregación. La patria de la Nueva Constitución se funda en la igualdad, la justicia social, la solidaridad y la dignidad humana. Detrás de nuestra bandera e himno, están los pueblos de Chile que luchan por esta patria. Luchamos por una patria en donde la educación de sus hijos e hijas no dependa de la capacidad de pago de los padres, madres o cuidadores.
El capital no tiene patria, sino intereses.
A diferencia de los poderosos, nosotros nos identificamos con los intereses de los pueblos, de las y los trabajadores, de los docentes, de los explotados, de los dominados y oprimidos por el despojo neoliberal y nos identificamos plenamente con los objetivos que se presentan en el proyecto de la Nueva Constitución.
Aprobar esa idea de país que emerge de la propuesta de nueva constitución es tarea de los verdaderos patriotas cuya responsabilidad en la hora actual es luchar por una patria que asegure una vida digna para la mayoría de nuestros compatriotas.
¡Vamos por nuestra patria, ciudadanos!
Eduardo González Navarro
Vicepresidente Colegio Profesores/as
Movimiento por la Unidad Docente