Una pareja de Shahpur, India, fue engañada por un agente de inmigraciones de Bombay llamado Nisar, que pretendió ayudarlos a cumplir su sueño de vivir cerca del Golfo Pérsico en Arabia Saudita.
Noorjahan y Harshad, su esposo, vendieron su vehículo y el aire acondicionado que la mujer instaló en su salón de belleza con lo que pudieron ahorrar alrededor de USD 3.700 para mudarse juntos a la costa.
El agente de inmigraciones les había prometido conseguirles trabajo como esteticista y chofer por un salario de USD 666 cada uno, pero cuando aterrizaron en el aeropuerto de Dammam en agosto de 2015, sus sueños comenzaron a convertirse en una pesadilla.
A pesar de las promesas de que vivirían juntos, en el aeropuerto se les informó que Noorjahan estaba designada a trabajar en Dammam mientras que él trabajaría en Riyadh.
“Fue un shock, ya que nos habían prometido que íbamos a permanecer juntos. Me mandaron a Zara, una ‘madame’ local que tenía un salón de belleza. Pero cuando mi permiso de trabajo llegó tres meses después, contenía otra noticia chocante. ¡Me habían anotado como empleada domestica!”
Fue entonces que sus compañeras de piso, mujeres indias y filipinas, le informaron que “empleada doméstica” era en realidad una manera formal de decir “esclava sexual” y que sería forzada a hacerle favores sexuales a su empleador.
“‘Servicio casero’ significa tráfico humano. Cuando mandan a una mujer ahí, quiere decir que debe convertirse en esclava sexual de quien es dueño de la casa,” dijo Noorjahan.
La mujer evitó ser abusada sexualmente haciéndose pasar por enferma. En varias ocasiones, fue golpeada y torturada por insubordinación y mala conducta. “La humillación era parte del trabajo… nos trataban como animales. Fui golpeada y arrastrada por el cabello por simples protestas”, explica la mujer, quien todavía tiene cicatrices por el maltrato recibido.
En marzo de 2016, una mujer india de Hyderabad intentó suicidarse luego de ser sometida a varias atrocidades. El incidente fue reportado como un intento de “retratar a los árabes negativamente” y fue arrestada desde abril a octubre junto con otras mujeres.
“Mi tiempo en la cárcel resultó en algo bueno porque informaron a mi esposo del caso y pagó USD 3.700 para liberarme de mi contrato”, dijo.
Noorjahan logró regresar a la India, pero su esposo continuará en Dammam hasta pagar su deuda. Al principio, cuando denunció su historia, las autoridades la ignoraron, pero la policía de Bombay finalmente tomó acción. Arrestaron a Nisar y en su residencia encontraron alrededor de 150 pasaportes de otras víctimas engañadas por él para ir al Golfo Pérsico.
tkm
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