“El segundo sexo” (1949) no pretende explicar porqué la condición de mujer se encuentra relegada a la figura del hombre. Apenas algo más difícil: a través de un estudio multidisciplinario, Beauvoir realiza un análisis municioso de las condiciones históricas, económicas, biológicas y sociales que forjaron el prototipo de mujer en la sociedad contemporánea.
La mujer que cumple con la moral en turno y se explica sólo a partir de su función en relación con el hombre (esposa, hija, amante) ocupa un espacio secundario, relegado de todas las actividades que pertenecen por antonomasia al sexo masculino. Los trabajos que requieren fuerza, destreza y sobre todo, habilidad mental o comprensión de conceptos profundos, pertenecen únicamente a los hombres. La filosofía es quizás el mejor ejemplo de ello.
El nulo registro histórico de la participación femenina en otras ciencias y áreas del conocimiento demuestra que la nulidad del sexo femenino se debe al papel de irrelevancia que le fue asignado, y no al revés. En busca de los principios sobre los que se levanta esta concepción, Beauvoir es brillante cuando desvela la desigualdad social como el principal obstáculo para la igualdad de sexos.
Para Beauvoir, se trata de una consecuencia del sistema económico y como tal, debe de combatirse de forma paralela y continua. La filósofa afirmó que la lucha de clases debía realizarse en consonancia con la lucha de sexos, pues la ideología del capitalismo permeó incluso en los movimientos contestatarios una lógica machista que domina en cada esfera de la sociedad. Estas son las diez mejores frases de la mujer que inauguró una vertiente crítica y realista en el pensamiento feminista:
“No se nace mujer: se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico, económico, define la imagen que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilización elabora este producto intermedio entre el macho y el castrado que se suele calificar de femenino”.
“Mientras no se haga realidad una perfecta igualdad económica en la sociedad, y mientras las costumbres permitan a la mujer disfrutar como esposa y amante de los privilegios que corresponden a algunos hombres, el sueño de un éxito pasivo se mantendrá, frenando su propia realización”
“Las restricciones que la educación y la costumbre imponen a la mujer limitan su poder sobre el universo”.
“Entre mujeres, el amor es contemplación: las caricias no están destinadas a apropiarse de la alteridad como a recrearse lentamente a través de ella; una vez abolida la separación, no hay ni lucha, ni victoria, ni derrota; en una reciprocidad exacta cada una es al mismo tiempo sujeto y objeto, soberana y esclava: la dualidad es complicidad”.
“La burguesía conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses. Algunos varones temen la competencia femenina”.
“Solamente cuando las mujeres empiezan a sentirse en su casa sobre esta tierra vemos aparecer una Rosa Luxemburg, una Madame Curie. Demuestran con brillantez que no es la inferioridad de las mujeres lo que determina su insignificancia histórica: su insignificancia histórica las condena a la inferioridad”.
“Es significativo que la Iglesia autorice, si se da el caso, la muerte de hombres hechos y derechos: en las guerras o cuando se trata de condenados a muerte, pero se reserva para el feto un humanitarismo intransigente”.
“El gran hombre nace de la masa y lo arrastran las circunstancias, pero la masa de mujeres queda al margen de la historia, y las circunstancias son para cada una de ellas un obstáculo y no un trampolín”.
“El privilegio económico que disfrutan los hombres, su valor social, el prestigio del matrimonio, la utilidad de un apoyo masculino, todo empuja a las mujeres a desear ardientemente gustar a los hombres. Siguen estando en su conjunto en posición de vasallaje. El resultado es que la mujer se conoce y se elige, no en la medida en que existe para sí, sino tal y como la define el hombre”.
La filósofa lo tenía claro. Los roles que la sociedad asigna a una persona según su sexo biológico están basados en construcciones sociales, mismas que en su seno acogen las contradicciones de la desigualdad económica y social que nacen del capitalismo. Conoce más del pensamiento de la filósofa a través de las lecciones de Simone de Beauvoir para terminar una relación. Descubre más a fondo su ideología después de leer esta entrevista 25 años después de “El segundo sexo“.