La brecha salarial continúa siendo una realidad en España. Lejos de estrecharse, la diferencia entre los salarios de hombres y mujeres se ha ensanchado durante el último año y, de seguir a este ritmo, harán falta 121 años para alcanzar la igualdad real, destacó una nota de RTVE, a propósito de conmemorarse hoy el Día de la Igualdad Salarial.
El reporte señala que será necesario como mínimo tres generaciones para poder conseguir que los salarios de hombres y mujeres se sitúen a la par.
Son algunas de las conclusiones del informe “Brecha salarial y techo de cristal”, realizado por los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) en la antesala del Día para la Igualdad Salarial de 2021 que se celebra este lunes, 22 de febrero.
Según los últimos datos de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), las mujeres cobran de media 4.948 euros menos que los hombres, una cifra que ha aumentado en 33 euros durante el último año.
De hecho, los técnicos admiten que las mujeres tendrían que ganar un 27,6 % más para igualar el sueldo de los hombres.
“Cuando decimos que en España la brecha salarial es una realidad no es porque las empresas paguen salarios base diferentes a sus trabajadores en función del sexo, sino porque los trabajos con iguales responsabilidades no son retribuidos de la misma forma”, destaca el informe.
De esta manera, agregan, la brecha se genera premiando unas categorías u ocupaciones por encima de otras a través de complementos salariales y horas extras que sí discriminan por sexo.
Esto se debe a que las mujeres suelen realizar trabajos remunerados durante menos horas que los hombres, ya que siguen teniendo más responsabilidades familiares y domésticas.
Según el último informe de la Unión General de Trabajadores (UGT), la brecha de las horas extraordinarias se eleva al 72,86 %, mientras que la diferencia retributiva en complementos salariales alcanza el 25,85 %.
En este sentido, destacan pluses masculinizados como el de peligrosidad, asociado en ocasiones a tareas como el manejo de maquinaria, y que en cambio no se cobran en sectores feminizados como la limpieza o la sanidad por el uso de productos químicos.