Guerra al tacón: Mujeres se rebelan contra el zapato alto en el trabajo

#MeToo pone al descubierto las lesiones que ocasionan a las usuarias llevar tacón alto a sus jornadas laborales

Guerra al tacón: Mujeres se rebelan contra el zapato alto en el trabajo

Autor: Félix Eduardo Gutiérrez

De manera casual, la actriz y modelo japonesa Yumi Ishikawa emprendió una exitosa campaña de recolección de firmas en internet, en contra del uso del tacón alto durante la jornada laboral.

Su experiencia personal, la llevó a tuitear un mensaje donde relataba su sufrimiento por llevar tacones a diario: “Espero que algún día las mujeres podamos liberarnos de la costumbre de tener que llevar tacones al trabajo».

Al poco tiempo de haber escrito las breves líneas,  Ishikawa recibió una avalancha de reacciones con más de 100.000 apoyos o retuits en la red social. La súbita respuesta la motivó a crear la etiqueta «#KuToo», una mezcla de «kutsu» (zapato, en japonés) y «kutsuu» (dolor), reseñó la agencia EFE.

Mujeres japonesas se rebelan contra el zapato alto en el trabajo. Foto Web.

Numerosas mujeres respondieron con mensajes en los que relataban sus propias experiencias y quejas similares, e incluso publicando fotografías que mostraban las lesiones causadas en sus pies por el uso diario de tacones.

Ishiakawa inició la cruzada en la web Change.org con el objetivo de recabar firmas para que las empresas dejen de «diferenciar entre géneros» a la hora de establecer reglas de etiqueta para sus empleados, y para acabar con la costumbre de los tacones «por su impacto en la productividad y en la salud» de las empleadas.

Hasta ahora, la iniciativa ha recaudado más de 16.000 firmas en una semana y aspira a llegar hasta las 25.000. En gran parte de las empresas y organismos públicos de Japón, las reglas de etiqueta o normativas internas exigen a los trabajadores llevar traje y zapatos oscuros, y falda y tacones en el caso de las empleadas.

No obstante, cada vez son más las empresas o entes públicos que dan mayor libertad de atuendo a sus trabajadores por motivos de comodidad, tras las iniciativas como las que puso en marcha el Gobierno de Tokio para promover que los oficinistas se desprendan de las chaquetas y las corbatas en verano o para que usen zapatillas deportivas.

De manera casual, la actriz y modelo japonesa Yumi Ishikawa emprendió una exitosa campaña de recolección de firmas en internet, en contra del uso del tacón alto durante la jornada laboral. Foto Web.

Contrariamente a las iniciativas que se gestan en Japón, en otros países liberarse de los tacones no ha sido fácil para las mujeres que laboran en oficinas y cargos gerenciales, indicó el portal de noticias Mujeres a seguir.

En Inglaterra, se hizo público el caso de Nicola Thorp, joven de 27 años que a finales de 2015 fue contratada como recepcionista temporal en la oficina de PwCen Londres. En su primer día de trabajo se presentó a trabajar con zapato plano. Su jefe le indicó que debía llevar tacones. Cuando ella se negó, argumentando que era una medida discriminatoria, la empresa la despidió.

La joven explicó que incluso le ofrecieron dinero para salir y comprarse otros zapatos. Ella dijo que no se veía capaz de aguantar toda la jornada subida a unos tacones y que a un hombre no se le pediría algo así. Aseguró la joven que su jefe se rió de ella.

Su respuesta fue lanzar una campaña de recogida de firmas para reclamar al Parlamento británico que impidiera a las empresas plantear este tipo de exigencias. La petición superó ampliamente las 100.000 firmas necesarias para que el legislativo estudiara el tema (tenía más de 152.000 cuando fue cerrada).

El siguiente paso fue la puesta en marcha de una investigación oficial sobre los tacones y el dress code en los centros de trabajo. El informe del Comité de Mujeres e Igualdad concluyó que el de Nichola Thorp no fue un caso aislado, y que aunque existe una ley (el Acta de Igualdad de 2010) que debería proteger a las trabajadoras, la exigencia de llevar tacones en el trabajo sigue siendo habitual.

#MeToo pone al descubierto las lesiones que ocasionan a las usuarias llevar tacón alto a sus jornadas laborales. Foto Web.

Otras mujeres denunciaron durante la investigación que sus empresas las habían obligado a llevar maquillaje, ropa ligera o incluso a teñirse de rubio. “Puede que esto empezara con un par de tacones altos, pero lo que ha revelado acerca de la discriminación en los centros de trabajo británicos es vital”, declaró la propia Thorp, “como han demostrado los centenares de mujeres que han dado un paso al frente en el foro online del comité”.

En España hubo un caso similar hace un par de años. En julio de 2015 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaró ilegal obligar a las trabajadoras a llevar tacones y anuló la sanción de seis meses de suspensión de empleo y sueldo a una guía de Patrimonio Nacional que se había negado a ponerse el uniforme (alegando que las blusas eran «excesivamente transparentes») y llevar zapatos altos.

La sentencia indicó que el uso de tacones «es innecesario y no solo no aporta ningún beneficio ni ventaja, sino que, por el contrario, puede perjudicar la salud de las trabajadoras”.

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