Hubo diferentes clases de víctimas en los campos de concentración nazi. Además de los seis millones de judíos que fue el principal grupo que sufrió las atrocidades del Holocausto, las personas homosexuales también debieron enfrentar el horror, pero poco se habla de este tema.
Según un informe de The Huffington Post, los historiadores estiman que el número total de muertes asciende a 11 millones de personas, entre las que se incluyen gays, sacerdotes, gitanos, gente con discapacidad mental o física, comunistas, polacos y otros pueblos eslavos que se opusieron a la ocupación nazi.
Pero centrándonos en los gays, el sitio Homocaust indica que, durante el período nazi (1939 – 1944), alrededor de 100 mil hombres y mujeres fueron perseguidos y arrestados por su orientación sexual, según lo estipulaba el párrafo 175 del Código Penal Alemán. De esa suma, entre 5 mil a 15 mil fueron enviados a campos de concentración.
Aunque hay pocos datos sobre las víctimas gays del Holocausto, se ha podido tener un testimonio clave. Se trata de Pierre Seel, el único francés sobreviviente de la masacre, que contó en su momento que fue arrestado en la región Alsace, después de un cruel giro del destino: le robaron su reloj en una zona conocida se intercambio sexual gay y él reportó el hecho a la policía.
Sin que lo previera, esto conllevó que fuera incluido en la lista de homosexuales conocidos. «Los alemanes llegaron a Alsace en 1940», relata la víctima en el documental Párrafo 175, de Telling Pictures. «Y los alemanes encontraron archivos policiales. Vieron nuestros nombres en esas listas, listas de homosexuales. Probablemente nos estaban observando. Cómo vivimos, adónde vamos, qué hacemos. Y un día tuvimos que ir a la Gestapo con 12 amigos».
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Antes de ser transportado al campo de concentración Schirmeck-Vorbruck, cerca de Strasborg llamado «campo de protección de custodia», Pierre fue violado por la policía con un pedazo de madera y encerrado en una prisión normal.
Otras de las torturas que tuvo que sufrir fue tener que ver la ejecución de su novio adolescente llamado Jo. Pastores alemanes le quitaron la vida. Cuenta que la tragedia sucedió frente a él y otras 300 personas que miraron como los perros se comían a su amigo. «Es algo que nunca podré olvidar», dice.
También afirma que los gays eran los más vulnerables de los campos de concentración. No solo eran abusados y acosados por guardias sino por otros prisioneros. «Había una jerarquía, del más fuerte al más débil». Pierre no habló durante 40 años sobre lo sucedido. ¿Por qué? Porque 90% de él ya no ‘funciona’ tras la guerra. «Mi culo aún sangra. Los nazis metieron una madera de 25 centímetros en mi culo. ¿Crees que puedo conversar sobre eso?». No puede contener las lágrimas.
Increíblemente, Pierre sobrevivió al campo de concentración y fue liberado en 1941, cuando fue obligado a unirse al ejército alemán. Tras desertar, nunca le contó a nadie que era gay, para evitar que lo volvieran a perseguir.
Ni siquiera contó su pesadilla a su familia más cercana después de que su padrino lo desheredara por su orientación sexual. Eventualmente, hizo lo que se supone que debía hacer: se casó y tuvo tres hijos. Durante los 28 años que duró su matrimonio, nunca le reveló a su esposa que era gay. Tras su muerte, vivió con su pareja Eric Feliu durante 12 años. Fue entonces que, finalmente, sintió la libertad de ser y amar cómo siempre lo quiso. Murió en el 2005, a la edad de 82 años.
Pierre contó su historia en el libro: Yo, Pierre Seel, Deportado Homosexual.
El 1 de noviembre del 2005, la Asamblea General de la ONU declaró cada 27 de enero el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.