La Iglesia católica en Cuba se opuso a la propuesta de cambiar la definición de matrimonio en la nueva Constitución que debate el pueblo, la cual, de aprobarse, permitiría la legalización de las uniones entre parejas del mismo sexo en la isla.
El arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García, indicó en una carta publicada en la página web de la Conferencia de Obispos que el cambio, recogido en el artículo 68 del borrador de la nueva Carta Magna, «preocupa a muchos» por su «alcance posterior», ante la posibilidad de aprobar las bodas y adopciones entre personas del mismo sexo.
Es la primera vez que la Iglesia católica se posiciona públicamente en el debate, que parte de una modificación de la definición de matrimonio en la actual Constitución (1976), pasando de «la unión voluntaria de un hombre y una mujer» a «la unión voluntariamente concertada entre dos personas con aptitud legal para ello».
Para el arzobispo «ignorar lo que por naturaleza nos ha sido dado o ir en contra de las leyes y procesos inscritos, incluso genéticamente, en nuestro ser, trae siempre consecuencias lamentables, ya sea de inmediato o con el correr de los años”.
Además, aseveró que «la institución del matrimonio es tan antigua como la humanidad,está en el mismo origen del hombre y de las primitivas formas de organización social (…), pero, en todas, están presentes y relacionados entre si los dos sexos, hombre y mujer».
Además, calificó de «simplista y falso» que el rechazo al matrimonio homosexual provenga solo de los cristianos, «pues esta postura está avalada por la experiencia, la historia y las ciencias que estudian al ser humano y su comportamiento».
El arzobispo alertó de que, entre las consecuencias de redefinir el matrimonio en la Constitución, está también la de los contenidos educativos en las escuelas, los ámbitos culturales y los medios de comunicación «para adaptarlos a esa nueva propuesta», lo que generaría un «innecesario cambio cultural».