Sapna Bhavnani decidió contar sobre el escenario la violación que sufrió hace 20 años cuando vivía en Chicago. La artista y activista india de 44 años lo hizo en la obra Nirbhaya junto a otras mujeres que habían sufrido situaciones similares. La pieza, premiada en el festival Fringe de Edimburgo en 2013, es un homenaja a la joven con el mismo nombre que fue atacada sexualmente hasta la muerte en Nueva Delhi en diciembre de 2012 y que conmocionó a la India. Cuando la obra llegó a su país, entre el público estaba Karishma Mehta, una economista que en 2014 se convirtió en responsable del blog Humans of Bombay donde publican imágenes de ciudadanos indios anónimos, siguiendo el ejemplo del famoso Humans of New York de Brandon Stranton.
“Decidí quedar con ella para tomar un café en Bandra [suburbio de Bombay] y acabamos hablando casi dos horas», explica a Verne. «Le pregunté si quería contar su historia. Sonrió y me dijo que sí». El resultado se publicó el pasado 9 de julio y desde entonces acumula más de 2.000 me gusta en Instagram y más de 85.000 en Facebook.
«When I was 14, I used to talk to boys; drive motor cycles, smoke cigarettes and people in Bandra would often call me a…
Posted by Humans of Bombay on Miércoles, 8 de julio de 2015
«Cuando me pidió que le contara mi historia estaba tan asustada que sentía que el corazón se me había caído a los pies», explica por correo electrónico Bhavnani. «Pero algo me llevó a decirle que sí. Tuve que decidirme en el momento y esa espontaneidad hizo que el resultado haya sido mágico”. Ambas mujeres se encontraron tras acabar la función teatral, pero hasta este año la imagen no ha sido publicada.
“Después de que mi padre muriera, me mudé a Chicago donde encontré personas como yo que podía ser ellas mismas, tatuarse, experimentar con su pelo y sentir la libertad. Una Nochebuena salí a tomar algo sola a un bar, con un vestido corto y mi pintalabios rojo. Tenía 24 años y había bebido, cuando un grupo de chicos salió de detrás de unos contenedores, me apuntaron con una pistola y me forzaron a practicarles sexo oral, hasta acabar en una violación colectiva. Me recuerdo volviendo a casa queriendo olvidarlo todo y dejando este incidente en mi subconsciente para no dejar que me deprimiera. Sigo llevando vestidos cortos y el rojo más brillante en mis labios. Después me casé con el amor del instituto, tuve que enfrentarme al maltrato y salí de aquel matrimonio pensando por qué tenía que pasarme eso a mi, una feminista convencida. Y pensé que hay cosas fuera de tu control. Vivimos en un mundo donde todos estamos estresados intentando salir adelante y tratando de ser escuchados, pero me gustaría decir que nadie quiere que le peguen, lo violen o tener que vender su cuerpo. He tardado 20 años en poder contarlo, pero para mi no es un signo de debilidad que una mujer se lo guarde y lo calle, sino una marca de fortaleza y algo que debemos respetar”.
La historia de Bhavnani no solo ha emocionada a las redes sociales, los medios tradicionales también han querido contar la historia de esta mujer famosa en su país por ser peluquera de famosos como los actores de moda en Bollywood Katrina Kaif o Hrithik Roshan o el capitán del equipo nacional de cricket indio Mahendra Singh Dhoni y además de exconcursante de Bigg Boss 2012 -la versión india del reality Gran Hermano-. Cuando su experiencia llegó a The Independent, el HuffingtonPost India o la cadena de televisión nacional india NDTV, se multiplicó su repercusión digital. «Las reacciones posteriores han sido una bendición», asegura Bhavani, “siento que dará fuerza a otras personas para hablar”.
La tragedia que sufrió se la contó a su madre por primera vez media hora antes de salir al escenario con la obra Nirbhaya. “Cómo buena madre india me planteó que por qué quería que el mundo lo supiera. Estaba conmocionada. Pero eso fue lo que más fuerza me dio para seguir adelante”. Después del éxito de función, que cosechó premios internacionales y viajó hasta Nueva York, relató su experiencia en la revista Decan Chronicle en 2014 y viajó por zonas rurales para compartir su experiencia con mujeres indias. A falta de un psicólogo, cuenta que a veces también acudía a una particular “terapia de moda”: compraba algo en Primark durante su estancia en Edimburgo, para luego volver a su habitación de hotel exhausta.
Desde la violación de una joven en un bus de Nueva Delhi en 2012, cada vez más mujeres indias han hablado sobre su experiencia y la sociedad las ha acogido, dejando a un lado la tradición que las convertía en el objetivo de todo tipo de ataques. “Tengo clara mi misión. No quiero discutir sobre el odio, quiero que las personas que han vivido este trauma puedan seguir adelante. Si después de escuchar mi historia, solo te quedas con eso y no con el amor a los supervivientes, es que no he hecho mi trabajo bien”, asegura Bhavani, que dice no sentirse afectada por los malos comentarios que ha recibido, ni tener malos recuerdos de Chicago ni de su etapa en Estados Unidos. “El yoga ha sido mi mejor profesor. No le deseo la muerte a mis violadores, ni siquiera deseo que los castren… Alguien me dijo que antes de la tormenta viene la calma, pero para mí ha sido después”.