La tranquilidad del retiro del expresidente costarricense Óscar Arias (1986-1990 y 2006-2010) se vio alterada esta semana por tres denuncias de abuso sexual que pusieron al también premio Nobel de la Paz en 1987 en el ojo del huracán.
La revuelta comenzó el martes cuando se conoció que la doctora Alexandra Arce von Herold, de 35 años de edad, introdujo una querella ante la Fiscalía Adjunta de Género del Ministerio Público costarricense tras ser víctima de acoso en 2014.
Este miércoles,se le sumaron la periodista costarricense Nono Antillón, quien relató su historia al diario La Nación, y también la directora de comunicaciones de Human Rights Watch, Emma Daly, quien contó su caso al The Washington Post.
Hasta el momento, solo hubo una respuesta del exmandatario de 78 años de edad, mediante un comunicado que difundió su equipo legal el martes para rechazar la primera acusación.
«Rechazo categóricamente las acusaciones que se me hacen. Nunca he actuado irrespetando la voluntad de ninguna mujer, menos aún tratándose de su libertad de relacionarse con otra persona (…) Siendo que, según se informa, existe una denuncia formulada en mi contra, ejerceré mi defensa ante los tribunales de justicia y no realizaré más comentarios públicos sobre este tema», se lee en el texto.
¿De qué lo acusó la doctora?
De acuerdo con el relato de Arce, el abuso en su contra lo perpetró Arias el 1 de diciembre de 2014, cuando ella lo visitó en su casa como representante de la filial de una ONG internacional contra las armas nucleares.
La doctora detalló que al despedirse, presuntamente, él la besó, le tocó los senos, le metió la mano bajo la ropa y le introdujo los dedos en la vagina, refirió El País.
Un plus en este caso es que no era un secreto, pues la doctora se lo había contado a una diputada, a un asesor legislativo, a su novio, a personas de la ONG en la que trabajaba y a otros activistas de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por su sigla en inglés).
En la denuncia, que formalizó el lunes, afirmó que no llevó antes el caso ante la justicia «por temor» y para evitar represalias en contra de la organización de la que era parte.
Las otras acusaciones
El relato de Antillón se remonta a 30 años atrás, cuando fue asesora de prensa del expresidente:
«Estaba sentada frente a su escritorio, se me acercó, me tomó la mano y me la puso en su pene que estaba erecto. Yo lo empujé y me puse de pie y él se me lanzó. Me cogió por los hombros, me tiró contra un ropero y me empezó a toquetear», contó.
Mientras, el caso de Daly habría ocurrido en 1990, en un hotel de Managua, Nicaragua, cuando trabajaba para el diario en inglés The Tico Timesse. Ese año, Arias visitó la ciudad, ella cubría entonces los hechos y en un momento en que se le acercó para hacerle una pregunta él, en vez de responder, le tocó los senos y le dijo: «No estás usando brassier (sostén)».
El común denominador en las tres historias es el miedo a denunciar los abusos por el peso que tenía el victimario como figura política.
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