Si aún es frecuente la crítica a la escasa visibilidad de personajes LGTB en las series televisión o el cine, la ausencia de ellos en la publicidad es demoledora. Dejando a un lado los productos específicamente dirigidos a nuestro colectivo, que se suelen anunciar a su vez en medios LGTB, ni los anuncios en televisión, radio o cine, ni los grandes carteles publicitarios que llenan las calles de las ciudades, muestran nuestra realidad. Al parecer, no somos un objetivo jugoso para las empresas que usan los servicios publicitarios.
Sirven de ejemplo estas pasadas fechas, en las que las grandes marcas del perfume han inundado televisiones, radios, revistas y cartelería, con el propósito de ser el regalo ideal para Navidades y Reyes. En muchos de sus anuncios reinaba la promesa de la seducción a través de sus aromas y fragancias. Las mujeres hacían rendirse a sus pies a los hombres más atractivos, con tan solo unas gotas de exquisito perfume. Las esencias masculinas resultaban irresistibles para las mujeres más hermosas. Ni una sola pareja del mismo sexo en los centenares de mensajes publicitarios. La seducción, para las grandes creadoras de fragancias, es exclusivamente heterosexual.
Por eso, cada vez que una marca reconocida, cuyos productos van destinados a las parejas, muestran a una del mismo sexo, es noticia. En este caso lo ha sido la afamada marca de joyería Tiffany & Co., que ha lanzado una campaña destinada a difundir su nueva línea de anillos de compromiso. De las siete parejas que aparecen en los carteles diseminados por Nueva York, una de ellas está formada por dos hombres, que lo son también en la vida real.
Una fotografía en blanco y negro los retrata sentados en las escaleras de entrada a su casa. Junto a su imagen, dos anillos masculinos de compromiso bajo el texto: “¿Me prometes que nunca dejarás de terminar mis frases o de desafinar, lo que me temo que haces a menudo? ¿Quieres que hoy sea la primera frase de una larga historia que nunca, nunca termine? ¿Quieres?”.
Linda Buckley, vicepresidenta de relaciones públicas en América del Norte de Tiffany & Co., cree que “hoy en día, el camino hacia el matrimonio ya no es lineal”, y las historias de amor que conducen hacia ese enlace cada vez son más variopintas. Con su campaña quieren reflejar esa variedad que ahora también define a sus clientes potenciales. La publicidad, en su conjunto, es también un reflejo (más o menos distorsionado) de la sociedad de la que forma parte. Y el matrimonio entre personas del mismo sexo, como hemos informado profusamente en dosmanzanas, es un realidad en muchos de los estados que componen los Estados Unidos de América.
La imagen de la adorable y triste Holly Golightly, con el rostro y la figura de la maravillosa Audrey Hepburn, desayunando frente al escaparate de Tiffany en Nueva York, aún permanece grabada en la pupila de muchos amantes del cine. Para ella, la joyería era también (o sobre todo) un símbolo. Está bien que ahora también lo sea, esta vez de inclusión y visibilidad LGTB.
via DosManzanas