Apenas unas semanas después de cambiar su Identificación, Alan –de 17 años– decidió matarse, en Barcelona, España. Tenía el apoyo de toda su familia, pero, en la escuela, su vida era un infierno, según denunció la propia familia.
Este hecho motivó una protesta en diversos puntos de España. El lema «¡Queremos escuelas libres de transfobia y acoso escolar!». La organización Chrysallis impulsó la manifestación que en redes sociales se compartió con el hashtag #YotambiénsoyAlan
«No es un suicidio, es un asesinato social», decía un manifiesto que se leyó dos veces en la plaza de Sant Jaume, punto central de la manifestación.
El menor había sufrido acoso en varios centros educativos, también en el último al que llegó, en Sant Cugat. El Periódico informa que el chico estaba ingresado por depresión: «Le dejaron salir para las fiestas navideñas, aunque según alguna versión si no le volvieron a ingresar el mismo 24 de diciembre fue por falta de camas. Muchos de los asistentes consideraban que se podía haber hecho más, empezando por el colegio».