En un cálido día de marzo del año 44 a.C., Cayo Julio César fue asesinado en las escaleras del edificio que albergaba al Senado de Roma. Tras encabezar una guerra civil que culminó con un fuerte vacío de poder, César tenía pretensiones de transformar la falsa ‘democracia’ romana que tan sólo se exprimía la riqueza de la provincias romanas, y construir un verdadero sistema democrático. Sin embargo, los patricios que habían visto sus arcas llenarse de tesoros e impuestos, a expensar de las provincias y las clases bajas, se sintieron amenazados por la figura de César.
Los patricios, a través de tres figuras principales: Bruto, Casio y Casca, ordenaron su asesinato en público antes de la partida de César pudiera a la guerra contra los partos. Así, un hombre que tenía intenciones de transformar la república más importante del mundo antiguo, se vio arteramente asesinado en el corazón de Roma. Aunque no podamos hablar de ideales y principios ideológicos, la figura de César y el papel que éste encarnó, sirvió como detonante en la eventual transformación de la república de Roma al Imperio, en figura de César Augusto.
Como sucediera con Julio César, otros grandes hombres y mujeres han muerto en defensa de sus ideales y ambiciones por transformar la realidad que enfrentaban. Sin juzgar la relevancia o valor de sus ideas por cambiar al mundo, se trata de personajes históricos que fueron asesinados por pensar diferente, intentar generar un cambio y proponer una alternativa al status quo. Te compartimos una breve lista de personajes que han muerto en sus intenciones por cambiar al mundo.
John F. Kennedy
Hijo de una de las familias estadounidenses más poderosas en el mundo de la política, Kennedy Jr se convirtió en el primer presidente católico y el primero nacido en el siglo XX el 20 de enero de 1961. A pesar de su breve presidente, Kennedy encabezó un gobierno que contrastaba con las políticas tradicionales de Estados Unidos y chocaba con los ideales republicanos: mantuvo acercamientos con la Unión Soviética y por ende estaba en contra de desatar una guerra nuclear total, se opuso a una guerra abierta en Vietnam, mantuvo políticas económicas de equidad, promovío la defensa de los derechos civiles de minorías y migrantes, entre otras. Sin estar exento de críticas y juicios, Kennedy planteaba un modelo alternativo al papel de Estados Unidos en el mundo. Sin embargo, fue asesinado mientras recorría la ciudad de Dallas el 22 de noviembre de 1963.
A pesar de que la Comisión Warren concluyó que el asesino Oswald había actuado sólo, en 1979, el Comité Selecto de la Cámara sobre Asesinatos concluyó que la muerte del ex presidente podría haber sido parte de una conspiración en su contra.
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Gandhi
El pensador y político indio es ícono de la lucha no violenta alrededor del mundo, un símbolo que transgrede fronteras y culturas. Su lucha comenzó durante su vida en Sudáfrica, en defensa de la segregación racial que Mandela retomó años después. Sin embargo, al volver a su tierra, Gandhi levantó al pueblo unido en búsqueda de la independencia de su pueblo de Reino Unido. Aunque la lucha podía haber desatado un conflicto armado, Gandhi promovió la lucha no violenta, enfrentando a la monarquía británica a través de la unidad de un pueblo. Tras lograr la independencia, Gandhi fue asesinado por un radical hinduista mientras el líder indio se dirigía a una reunión para rezar.
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Emiliano Zapata
Uno de los íconos de la Revolución Mexicana es también uno de los hombres más enigmáticos de la lucha armada. Con versiones encontradas respecto a su origen humilde, Zapata encabezó desde años anteriores a la caída de Díaz una fuerte lucha en defensa de los derechos agrarios de pobladores de Anenecuilco, Morelos. Con el caos que la insurgencia desató, Zapata aprovechó el momento político para encabezar todo un movimiento armado, el cual en conjunto con los villistas controló gran parte del territorio mexicano. Sin embargo, como poderoso caudillo, representaba una amenaza popular al gobierno de Venustiano Carranza, quien se argumenta mandó asesinar a Zapata para detener el movimiento agrario. Zapata fue asesinado en la Hacienda de Chinameca Morelos en una emboscada.
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Rosa de Luxemburgo
El final de la Primera Guerra Mundial desató un conflicto interno en Alemania. Con la efervescencia de la revolución bolchevique en Rusia, los comunistas alemanes intentaron dar un golpe de estado en Berlín a través de la liga espartaquista. A pesar de la intentona, el golpe fue sofocado por el ejército y sus miembros detenidos y ejecutados. En conjunto con Karl Liebknecht, Rosa representa la lucha por reivindicar al pueblo alemán a través del comunismo, un hecho que quizás habría evitado la popularidad del fascismo en el país teutón y por ende el ascenso nazi al poder.
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Che Guevara
Tras recorrer América Latina en motocicleta en conjunto con su amigo Alberto Granado, Ernesto conoció la injusticia que caracterizaba a todo un continente. A través de la Revolución Cubana, Guevara tuvo la oportunidad de participar en un nuevo sistema político, social y económico izquierdista en la isla, mismo que deseaba exportar a otras latitudes. Con visitas a decenas de países alrededor del mundo y una fuerte conexión con el Congo, Guevara se desplazó a Bolivia para iniciar un movimiento guerrillero que culminara con la instauración de un nuevo gobierno. Sin embargo, los ideales de lucha revolucionaria terminaron con su captura y ejecución a manos del ejército boliviano y agentes de la CIA en 1967.
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Martin Luther King
En 1964, Luther King se convirtió en el galardonado más joven con el Premio Nobel de la Paz por su liderazgo en la resistencia no violenta contra la discriminación racial en Estados Unidos. Con apoyo del presidente Kennedy, Luther King encaminó la lucha afroamericana hacia un discurso menos radical, retomando la resistencia pacífica de Gandhi, para lograr el reconocimiento de los derechos civiles. Luther King fue asesinado en abril de 1968, a manos de un segregacionista blanco en el Lorraine Motel, en Tennessee. A pesar de su lucha y asesinato, el movimiento afroamericano aún se enfrenta a múltiples muestras de discriminación a lo largo de Estados Unidos, manteniendo su imagen y discursos vigentes.
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Malcom X
Tres años antes de la muerte de King, Malcom X fue asesinado mientras daba un discurso en el Audobon Ballroom de Manhattan. Tres personas le dispararon por lo menos 17 veces al ministro musulmán y activista afroamericano de los derechos civiles. X era miembro de la organización religiosa y socio-política conocida como ‘La Nación del Islam’, quienes a diferencia de King, creían en una lucha radical para lograr sus objetivos de inclusión racial. Malcom X, en conjunto con el resto de activistas negros y minorías que actuaron en la década de 1960, lograron establecer el reconocimiento de los derechos civiles.
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Salvador Allende
Elegido como primer presidente socialista a través de un proceso democrático legítimo, Allende llegó al gobierno chileno en 1970. En pleno furor comunista en América Latina, el gobierno de Allende representaba la primera oportunidad real para el socialismo democrático de instaurar políticas públicas que reivindicaran al pueblo. Enemistado con los círculos más poderosos de Chile y por representar una amenaza para los planes de contención ‘comunista’ de Estados Unidos, el gobierno de Allende fue derrocado por el ejército en persona de Augusto Pinochet. En el imaginario colectivo, Allende es una de las figuras centrales del pensamiento izquierdista chileno.
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Indira Gandhi
Sin ningún parentesco con la figura de Gandhi, Indira fue hija única de Jawaharlal Nehru, héroe nacional indio después de su periodo como primer ministro. A través de su popularidad en las masas y por pertenecer a una de las familias políticas más poderosas de la India, Indira logró convertirse en primera ministra de la India en 1966, cargo que repitió en 1980. A pesar de vivir en una sociedad patriarcal y por ende sumamente conservadora, el poder de Indira se hizo presente mientras ejercía su cargo público, pues incluso proclamó un estado de emergencia y declaró una dictadura que duró tres años. A su regreso en el máximo cargo político, y con miras a consolidar el poder de su familia y el de la India en el mundo, fue asesinada en 1984 por sus guardaespaldas, quienes pertenecían a una minoría atacada por Gandhi.
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Colosio
Colosio era el candidato del PRI para ganar la presidencia de México en 1994. Abiertamente opuesto a las políticas tradicionales del partido hegemónico mexicano, y con fuertes diferencias con el presidente Salinas de Gortari, el carisma de Colosio se combinaba con su discurso de limpiar México de los males que le aquejaban. En su justa medida con el resto de personajes del listado, Colosio se perfilaba para intentar cambiar la situación de nuestro país desde el poder ejecutivo hasta su asesinato en ‘Lomas Taurinas’, Tijuana, en 1994. A pesar del juicio al presunto asesino, este caso permanece en el imaginario colectivo como parte de una conspiración del Estado mexicano para detener las intenciones de Colosio.