Investigadores del Parque Arqueológico de Pompeya ahora están estudiando el simbolismo de este tesoro esotérico para así comprender su significado y función.
Pompeya, una ciudad de la Antigua Roma que fue enterrada por la violenta erupción del Vesubio el 24 de agosto del año 79, sigue revelando sorpresas arqueológicas, como el hallazgo de un tesoro conformado por joyas y amuletos contra la mala suerte.
El botín, el último tesoro encontrado en este lugar próximo a Nápoles (sur de Italia), contenía numerosas gemas, amuletos, adornos en fayenza o cerámica vidriada, bronce, hueso o resina.
Según los arqueólogos, estas piezas fueron usadas por las mujeres romanas de hace dos milenios, para atraer a la buena fortuna.
Según un comunicado, las reliquias estaban dentro de una caja de madera y formaban parte del patrimonio de una familia que no logró llevárselos consigo cuando el volcán rugió y sepultó con sus piedras y cenizas la próspera ciudad.
En la caja había además otros “objetos preciosos” como espejos, colgantes, un broche de unos ocho centímetros, una figura antropomórfica y varias gemas, una en forma de mujer en amatista, otra en cornalina, y una cabeza del dios Dionisos y de un sátiro danzante.
La exhibición
Los restos más antiguos hallados en la ciudad son del siglo IX a. C., aunque los orígenes de Pompeya son discutidos ampliamente por los historiadores y arqueólogos.
Durante diversas excavaciones, ocasionalmente son hallados huecos en la ceniza que habían contenido restos humanos.
Se cuenta que en 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar estos huecos con yeso, obteniendo así moldes que mostraban con gran precisión el último momento de la vida de los ciudadanos que no pudieron escapar a la erupción.
En algunos de ellos, la expresión de terror es claramente visible. Otros se afanan en tapar su boca o la de sus seres queridos con pañuelos o vestidos tratando de no inhalar los gases tóxicos, y alguno se aferra con fuerza a sus joyas y ahorros.
Tampoco falta quien prefirió ahorrarse el tormento quitándose la vida, conservándose su cuerpo junto a pequeñas botellas que contenían veneno.
El número actual de víctimas detectadas es de unas 2000, y es de esperar que aparezcan muchas más en las partes de la ciudad que todavía no han sido excavadas.
Una casa jardín
Los objetos encontrados a inicios de esta semana se encuentran en un estado muy bien conservado dentro del material volcánico.
Las piezas han sido restauradas y devueltas a su antigua belleza por el Laboratorio del Parque Arqueológico de Pompeya y pronto podrán admirarse en la Palestra Grande, adelantó el diario ABC.
El hallazgo se ha producido en una de las salas de la conocida como “Casa del Jardín”, situada en la Regio V, el área del yacimiento donde se están concentrando las últimas excavaciones y que no deja de revelar asombrosos descubrimientos.
El director general de Pompeya, Massimo Osanna, resalta que se trata del descubrimiento de objetos “de la vida cotidiana en el mundo femenino” de Pompeya y su valor “extraordinario” reside en que sirven para narrar “microhistorias y las vidas de los habitantes que trataron de huir de la ciudad”.
Además, en el lugar también se encontraron diez muertos, mujeres y niños que ahora los expertos tratan de trazar el parentesco a través de estudios genéticos.
Los expertos afirman que los dueños de estos “amuletos” creían invocar a la fortuna, a la fertilidad y a la protección contra la mala suerte con estos objetos.
Sin duda, estas piezas arqueológicas representan iconografías vinculadas a ese mundo, como los falos, la espiga, el puño cerrado, la calavera, los escarabajos o de la deidad griega Harpócrates.
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