Dos mujeres jóvenes estaban intentando realizar una rutina de pole dance en la sala de estar cuando un pequeño desastre las detuvo.
A medida que efectúan el acrobático acto, con el erótico sonido de la voz de Barry White de fondo, las chicas que están dando lo mejor de sí se embrollan con su propia rutina dando pie el desastre.
Con el peso de ambas, el caño perdió estabilidad y se vino al suelo. Es la física señores.
Por suerte, una de las muchachas logró frenar un poco el golpe de la caída sosteniendo la barra.
Ninguna resultó herida y los intrépidas bailarinas que aspiran pole dancer profesionales terminan riéndose a carcajadas del accidente.
Actualmente, el Pole Dance, que únicamente era practicado por las profesionales de los night clubs para el deleite erótico, se ha convertido casi en una disciplina gimnástica que es enseñada para ejercerla como oficio o para ejercitarse duramente, pero de una manera sensual.
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