Kevin Molina, habitante de la Villa Zavaleta en la Ciudad de Buenos Aires, tenía 9 años cuando una bala impactó en su cabeza. Se encontraba refugiado en su casa en el medio de un tiroteo entre dos bandas que se disputaban la venta de drogas en dicho barrio carenciado. Las fuerzas policiales habían liberado la zona y hasta hoy el crimen sigue impune. Conocé la historia en profundidad a continuación.
El tiroteo en cuestión ocurrió el 7 de septiembre de 2013 en el barrio Zavaleta de la Capital Federal y hasta el día de hoy únicamente está procesado un oficial de la Prefectura Nacional, fuerza que junto con la Gendarmería Nacional son cuestionadas porque los agentes de ambas no hicieron nada para evitar el enfrentamiento de las dos bandas narcotraficantes que peleaban por el negocio. La zona liberada fue lo que llevó a la muerte a Kevin.
Al cumplirse dos años del hecho, familiares y organismos de derechos humanos realizaron un acto para conmemorar al niño fallecido y exigir justicia por el hecho. Las fuerzas de seguridad “no hicieron nada para impedir un enfrentamiento entre bandas; de haberlo hecho, Kevin estaría vivo”, señaló el abogado penalista Luciano Ortiz Almonacid, quien lleva adelante el juicio por la muerte del niño de la villa ubicada en el barrio de Barracas. Es la villa más grande y con más población de la Capital.
Por su parte, el periodista y padrino de Kevin, Nacho Levy, aseguró: “Lo que estamos reclamando es que no nos cajoneen la causa, como ya quisieron hacerlo durante dos años, y que llamen a declaración indagatoria a los agentes de Gendarmería, porque había dos puestos de esa fuerza a 50 metros de donde ocurrieron los hechos, y hay un solo oficial de Prefectura procesado por incumplimiento de los deberes de funcionario público, cuando deberían acusarlo de partícipe necesario del crimen por no haber intervenido”
En el acto estuvieron presentes Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Vanesa Orieta, la hermana de Luciano Arruga, cuya muerte a manos de la Policía Bonaerense todavía no fue esclarecida. «No se fue ‘otro pibe’. Se fue un pibe, que era único, tierno, irrepetible. Nos quitaron a un sobrino, a un hijo, a un chiquito de tercer grado, por otro enfrentamiento que perfectamente se pudo haber evitado», escribió la revista «La Garganta Poderosa», medio de comunicación alternativo y nacido en el propio barrio de Villa Zavaleta y quien fuera el único que en su momento reflejó el crimen.
La muerte de Kevin desnuda las miserias políticas y las complicidades policiales en lo que refiere a la venta de drogas y la liberación de las zonas más humildes. La impunidad del caso luego de dos años, no hace más que remarcar lo obvio. Actualmente, la investigación del asesinato de Kevin está dividida en dos causas: una contra las bandas que se tirotearon en el lugar; la segunda, por la inacción de gendarmes y prefectos que pudieron haber evitado la muerte del chico, con sólo intervenir para ponerle fin al tiroteo cruzado.