Una deslegitimada Ley Antiterrorista, sentenciada a derogación, hoy es pedida con clamor por los sectores más conservadores, bajo la premisa de que el terrorismo se asentó en Chile. Prueba de ello es que se busca condenar aunque sea una persona por esta normativa -herencia dictatorial para combatir al «enemigo interno»- en un juicio cuyas pruebas para inculpar a los tres acusados, todavía no convencen a la sociedad, que aún discurre entre la incredulidad y la reacción anticipada en búsqueda de la seguridad.