La activista saharaui Aminatou Haidar, de 42 años, cumple hoy 18 días de huelga de hambre en el aeropuerto de Lanzarote. La solución a su situación, que empezó cuando Marruecos la expulsó del Sáhara Occidental, le quitó el pasaporte y la envió en avión a la isla canaria, sigue estancada. La activista quiere que el Gobierno marroquí le devuelva su documentación y se niega a solicitar un pasaporte nuevo, porque para ello tendría que hacer un trámite ante el consulado de Marruecos que considera humillante: declarar que es marroquí.
Y eso es lo que quiere precisamente Marruecos, según señaló ayer de manera tajante una portavoz de la Embajada marroquí: «Le entregaremos un nuevo pasaporte si reconoce que es marroquí. No existe estado saharaui hasta que la ONU lo decida así». Haidar tampoco quiere un pasaporte español o el estatus de refugiada. Reivindica que es saharaui y que como tal quiere regresar a su tierra con sus dos hijos.
Ayer, ante unas negociaciones a tres bandas (la activista y su entorno, el Gobierno español y el marroquí) enfangadas, el Ejecutivo español anunció que ha recurrido a una solución de urgencia al pedir al secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, que intervenga.
También el escritor José Saramago, que visitó a Haidar, exigió a la comunidad internacional «representada por la ONU que imponga a Marruecos que tiene que cumplir con sus obligaciones». Entre ellas está dar asistencia a los ciudadanos de los territorios que mantiene ocupados.
Pero el Gobierno marroquí no da visos de colaborar. La activista está atrapada en Lanzarote porque no tiene pasaporte para viajar. Se alimenta sólo de agua y azúcar y su salud empeora cada día que pasa. En una protesta anterior, cuando estaba encarcelada, pasó 45 días en huelga de hambre.
La dimensión que está tomando el conflicto hizo intervenir ayer desde Estoril (Portugal) al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Aunque el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, había dado el martes por agotadas todas las opciones, Zapatero anunció que el Gobierno va a «seguir poniendo sobre la mesa nuevas iniciativas», sin especificar cuáles, para que Haidar puede regresar a Al Aaiún, informa desde Estoril Gonzalo López Alba.
«Esperamos que se pueda encontrar una solución», afirmó Zapatero, que llamó la atención sobre «las complejidades» añadidas por el trasfondo del conflicto sobre la autodeterminación del Sáhara Occidental. «El futuro del Sáhara sólo llegará de un acuerdo, que Naciones Unidas intenta liderar desde hace tiempo, y España apoya a Naciones Unidas, como la inmensa mayoría de la comunidad internacional», concluyó.
DECLARACIONES POLÉMICAS
Las palabras de Zapatero y la visita que ayer hizo a Haidar el secretario de Movimientos Sociales del PSOE, Pedro Zerolo, para mostrarle su «solidaridad» y criticar la postura de Marruecos, contrarrestan con la mostrada por Miguel Ángel Moratinos, que acusó, bastante enojado, el lunes pasado a la activista y a «quienes la están aconsejando» de bloquear su situación. Ella se defendió afirmando que toma sus decisiones de manera totalmente «independiente».
Las declaraciones del titular de Exteriores causaron una gran polémica entre la Plataforma de Solidaridad con Aminatou Haidar, cuyos miembros la acompañan a todas horas. «Esta mujer es una conocidísima activista de derechos humanos, con numerosos premios internacionales, no acaba de caer en paracaídas. Está dipuesta a llegar hasta el final», afirmó Marselha Goncalves, del Centro de Derechos Humanos Robert Kennedy, con sede en Washington D. C., y cuyo último premio fue a parar a la saharaui.
DERECHOS HUMANOS
Y es que en la Plataforma no dejan de insistir en que «Haidar no es una inmigrante que se ha puesto en huelga de hambre para conseguir la nacionalidad española, es una activista de derechos humanos que quiere regresar a casa».
El enfrentamiento con el Gobierno español es tal que el pasado domingo, en Rivas-Vaciamadrid (Madrid), un nutrido grupo de artistas de corte progresista protagonizó un acto a favor de Haidar donde se oyeron numerosas voces en contra de la gestión del Ejecutivo socialista.
Uno de los más críticos con el Ministerio de Asuntos Exteriores, el actor Guillermo Toledo (en la foto), criticó ayer duramente la «connivencia» del Gobierno español con el marroquí. «Un país que apoya a Marruecos no puede luego hablar de manera falsa y hueca de la Alianza de Civilizaciones», criticó Toledo, que lleva 13 días en Lanzarote, durmiendo en el aeropuerto.
El actor aseguró que la «ignorancia del señor Moratinos» no le ha hecho ver «la importancia que tiene Haidar, que está dispuesta a llegar hasta el final». «El director del Gabinete de Exteriores [Agustín Santos] nos acusó de que la estamos dejando morir, y eso ya es inadmisible», agregó Toledo.
Al margen del cruce de acusaciones, el conflicto abrió ayer una nueva vía: la judicial. El juez de la Audiencia Nacional Eloy Alonso instruirá la denuncia presentada por Haidar contra Marruecos por su «expulsión ilegal» y contra España por «secuestro» y «malos tratos». La denuncia de la activista saharaui incluye a la Guardia Civil, a la compañía aérea Canarias Aeronaútica y al comandante del vuelo que la llevó a Lanzarote.
Por Susana Hidalgo
El Ciudadano está en contacto con Laura Ortiz, quien pertenece a la plataforma de apoyo de Aminetou del aeropuerto de Lanzarote, quien nos ha enviado la fotografía que encabeza este artículo.