El martes 15, una marcha que buscaba repudiar las violencias recibidas por el Pueblo Mapuche desde: el aparataje Estatal chileno, el Empresariado Forestal, Transnacionales Hidroeléctricas, Latifundios invasores obtenidos de las peores formas desde la afamada “Pacificación”, Contra Reforma del dictador Pinochet y el continuo acaparamiento de tierras desde cualquier delincuente de cuello y corbata que impunemente inscribe predios y aguas porque la ambigua ley chilena se lo permite. Aquel día, niñas, niños, mujeres, hombres, mapuche y no mapuche desarmados fueron reprimidos con extrema violencia por Carabineros, imágenes que circulan por internet, por la memoria de quienes recordaron las vivencias en dictadura, hecho que quedó marcado en los cuerpos de aquellos y aquellas que fueron detenidos, golpeados sin importar que fuesen mujeres.
Variadas versiones falsas y cargadas de racismo buscaron demonizar la actividad en sus días previos, recibiendo el rechazo de algunos habitantes del sector que veían en ella las mentiras esparcidas intencionalmente por quienes serían nombrados en este Tribunal: huestes de mapuche a caballo, armados y listos para sitiar la ciudad, atentados incendiarios en predios cercanos, saqueos al comercio, y una que otra variante narrativa que buscaron justificar la llegada de 400 efectivos policiales para defender la población ante esta “supuesta amenaza”.
Una vez más, el Estado chileno, a través del brazo de su Fuerza Armada Policial, demostró a plenitud el porqué de la existencia del tribunal Ético en Cañete.
Llegado el día, la salida del sol inicio los traslados de aquellos que viajamos desde la diversidad del territorio. No nos sorprendió la constante presencia de carabineros en la ruta, ni las ya conocidas “micros”, ni los controles de vehículos detenidos en el camino, menos aún, nos iba a sorprender las vueltas aéreas de helicóptero sobre nuestra convocatoria. Nos reunimos a campo abierto, bajo unos improvisados toldos que buscaban protegernos del fuerte sol, pues hasta el lugar del evento se convirtió en una travesía ante el miedo sustentado por las mentiras que circulaban.
Iniciada la jornada, aquellos rostros conocidos se abrazaban, otros nuevos se sonreían al ser presentados, mientras las organizadoras corrían ajetreadas para lograr la mejor “comodidad” posible en las limitancias improvisadas que daba el recinto abierto del Museo de Cañete.
Propio de un encuentro mapuche, es comenzar como la tradición espiritual y protocolar de nuestro pueblo lo indica ante un importante “Txawün”: es el tiempo de los Ngenrüka para dar vida al Ngillanmawün, solicitando a las fuerzas creadoras que la jornada sea prolífera, de buen pensar, sentir y accionar para situaciones vividas y las venideras.
Terminado el pürrün y las palabras de bienvenida, se da por abierto el Tribunal Ético de Cañete: “Contra el Terrorismo de Estado y Violencia del Capital en Territorio Mapuche”, para ello fueron convocados diversas personalidades conocedoras de la causa: lideresas y líderes de opinión en la multiplicidad de oficios y profesiones que aportasen objetivamente a la estructura formal, seria y justa de este Tribunal: Karina Riquelme Viveros, Mirna Villegas, Tito Tricot, Camila Maturana, Cristian Cuevas, Domínica Quilapi, Juana Paillalef, Francisca Rodríguez y Natividad Llanquileo.
El testimonio de casos ya emblemáticos, cargados de años de persecución social y política, otros relativamente nuevos, pero que no dejan de repetir modelos de injusticia, hostigamiento, amenazas, violencia física y mental, asesinatos y encarcelamientos producto de montajes, narrativas que colmaron la mañana y parte de la tarde.
“Ojalá mis nietos puedan algún día respirar el aire limpio que yo algún día respiré” frase dicha por la papay Petronila, abuela que al no contener sus lágrimas mientras estoica mantenía fuerte su voz, fue consolada por un pichiche que no superaba los 6 años de edad.
“Terroristas son los pacos no nosotros”, señaló la lamgmien Lidia aludiendo al constante hostigamiento en comunidades, amenazas de allanamientos y violencias policiales y también de particulares. Parte de su familia se encuentra detenida sin pruebas, por montaje como a muchos otros.
Es el momento en que el lamgmien de Tranguil, Rubén Collio, esposo de Macarena Valdés, mujer asesinada por oponerse a una minicentral de paso, exponga lo acontecido en el territorio donde vive. Contexto que evidencia la violencia empresarial apoyada por fuerzas policiales y ocultada por el Estado a través de la tramitación de un caso por suicidio ante la justicia.
Rubén recuerda el día 22 de agosto cuando encontró el cuerpo de Macarena colgado simulando un suicidio, mientras su hijo más pequeño estaba con ella y él, regresaba de labores propias del campo junto al mayor de los niños. “La comida estaba hecha, el niño aseado para salir y la loza lavada. ¿Alguien que se va a suicidar hace todo eso?”
“A la Negra la mataron” reitera, mientras trata de entretener al más pequeño de los niños, pues fueron 4 hijos que quedaron sin su madre y juegan en los alrededores del Museo, algunos entendiendo lo sucedido, otros sintiendo la ausencia de mamá, es claramente perceptible al observar la dinámica de la familia donde el más pequeño no sale de los brazos de su padre. Siempre asustado.
Medios independientes de información, han buscado diversas formas de visibilizar el caso de Macarena, por ello, una periodista les pone en contacto con un reconocido perito, Luis Rabanal “él revisó la autopsia y lo primero que dice al tener acceso al informe es que el médico que está firmando la autopsia, que es del Servicio Médico Legal de Valdivia, está ya cuestionado en dos ocasiones anteriores por también catalogar de suicidios dos asesinatos” Habla del caso de un reo sentenciado a reclusión nocturna por 12 días y que al segundo es encontrado ahorcado y un abogado en Valdivia muerto en similar circunstancia. Revisando el informe, el perito señala a Rubén: “aquí no se hicieron análisis, con todo lo que investigaron ni siquiera es posible afirmar que el surco que dejó la cuerda haya sido antes o después de la muerte. Osea, a ella perfectamente la mataron y después la colgaron. Y por lo tanto empieza a tomar hoy en día peso científico esta apreciación que nosotros hemos mantenido desde el principio, esta idea de que la Negra no se quitó la vida, porque nosotros éramos felices, nosotros éramos una familia feliz.”
La mañana sigue y es presentado el siguiente caso. Sorprende ver a una joven de 2 años, de voz dulce y rostro infantil, narrando la violencia con la que creció y convive en Temucuicui.
“Con cada cosa que nos hacen, nos da más fuerza” Esforzando su voz para no quebrarse y recordar su primera detención a los 15 años, cuando le culparon de romper mamparas mientras pasaba la caravana fúnebre de otro lamgmien asesinado por carabineros, Jaime Mendoza Collio. “Yo salía de clases con mis amigas, y quise ver la caravana, no hice nada, finalmente se comprobó mi inocencia, pero ¿quién devuelve lo que viví?” Vania no se queda en su propia historia, como niña sujeta a violencia, recuerda también el caso de Lorenza y Zayen, madre cuyo embarazo se interrumpió producto de la estresante situación vivida, naciendo prematuramente su hija Zayen a los siete meses. Parto cruel que no sólo fue vivido en un contexto de detención, fue también violento en si mismo, pues Lorenza parió engrillada, junto a gendarmes que se negaron a dejar la sala pese a la petición médica. “La Zayen va a ser una luchadora, ya está haciendo historia (…) tan chiquitita y ya está presa”. No es de extrañar, pues Vania comenta que en Temucuicui “todos tocamos, desde el más chico al más grande, y no caemos”
La violencia relatada no termina ahí, muchos vimos caminar con algo de dificultad a la lamgmien Rut, luego nos enteramos que la educadora llevaba dos perdigones alojados en su pierna y disparados a quema ropa por carabineros mientras iba con su familia camino a casa, frente a sus hijos. Aún esperanzada en la sociedad, señala que “si nos conocieran se darían cuenta de nuestra lucha”, pero no deja de cuestionar al Estado chileno: “un eucalipto vale más que un niño, más que un hombre, más que una mujer, eso vale para el Estado”. Nosotros “nos fortalecemos como mapuche (…) donde cae un padre o una madre, se levantan los hijos” pero “¿cómo le explicas a un niño la violencia? (…) ¿para quiénes son las leyes?”
“Nosotros los mapuche alzamos la voz, ya basta de atropellos, de humillación, por muchos años callamos” Rut, con un hermano detenido injustamente, nos sorprende al señalar: “están sonando los kullkull”, el mapuche sabe a lo que se refiere.
Mientras caminaba con sus amigos al río, detuvieron al hijo de Irma. Ella cuenta cuando un carabinero les provoca diciendo: “hagan cortes, quemas porque a nosotros nos pagan más”. Pero ellos están ajenos a la violencia, a su hijo lo detuvieron por ser mapuche y caminar por tierras “en conflicto” como le llama el Estado. Son los testigos protegidos, los sin rostro, los llamados “testigos cooperados” que mantienen detenidos a muchos lamgmien, como el hijo de Irma: “apoyen nuestra causa, porque la causa es justa”
La lucha mapuche, la lucha justa por vivir y resistir ante la opresión, ha llevado a la cárcel a muchos hombres en su primera etapa, una que otra mujer fue cayendo también, luego vinieron las autoridades de nuestro pueblo, longko y machi, que sin pruebas como siempre, se mantienen encerrados, aislados, maltratados psicológicamente siendo sujetos de racismo y discriminación.
No hay justicia, pero si solidaridad entre mapuche y no mapuche, surgen así espontáneas redes de apoyo a los llamados “Presos Políticos Mapuche”, es Millaray, lamgmien que recuerda los inicios de esta labor: “tuvimos que ganar la confianza de los lamgmien hombre” pues el sistema patriarcal también nos invadió, pero hoy hombres y mujeres son detenidos y maltratatos, son también hombres y mujeres quienes desde la libertad apoyan y generan redes de acompañamiento. “La violencia viene de lo más pequeño, de como mirar al otro (…) somos molestia hasta en la calle, nos miran feo porque andamos con chamal, nos miran feo porque andamos con nuestra ropa o porque nuestros hombres usan el pelo largo. Es un cambio cultural que le corresponde a todos, pero principalmente a las autoridades de pronunciarse al respecto, porque el silencio es cómplice”
Pasamos al testimonio final, ya nos habíamos saludado con fuerte abrazo. Hace un par de meses nos encontramos por un txafkintü, intercambiamos unas semillas y una rica conversación al conocernos. Conocida es su lucha siendo parte de la CAM, acusada de Asociación Ilícita Terrorista, estuvo cuatro meses detenida en la cárcel de Temuco, es dejada en libertad y es nuevamente procesada por asociación ilícita terrorista. Huye a la clandestinidad por algo más de 3 años. Mientras ello ocurría, nace su hijo el 2006: “él nació en las circunstancias que se da una clandestinidad. Y a los 20 días después de nacido mi hijo se enfermó, se enfermó gravemente y tuve que llegar al hospital con él. Entonces ahí está la disyuntiva de decidir o mi libertad o la vida de mi hijo. Por lo tanto opté por la vida de él y lo llevé al hospital”.
Angélica estuvo una semana hospitalizada, su hijo fue trasladado a Concepción por su gravedad. Al inscribirle en el registro civil para los trámites de salud correspondiente, llegaron los civiles, “porque estaba siendo buscado el papá y yo, estábamos clandestinos”
Tuvo tres juicios sin pruebas, causas que finalmente fueron sobreseídas y hoy, transita en libertad, con su niño de 10 años, trabajando la tierra recuperada, siempre visitando a los lamgmien encarcelados, a las familias que se mantienen luchando por la libertad de sus integrantes y por el territorio.
Duele la violencia, no podemos ser indolentes ante tanta injusticia, hostigamientos y asesinatos sin importar edades ni género. Pero más duele cuando ves a tu propia sangre ahí parada narrando como durante la última marcha de Cañete, fue detenida y golpeada por carabineros. Ella, mujer y madre mapuche, lleva marcados los golpes propinados por carabineros, pero no le provocan ni miedo ni pena, ella con una fuerza que no me sorprende, con ese orgullo tan propio del que nos jactamos, señala: “para llorar no hay tiempo, para levantarse y alzar la voz es que seguimos adelante”. “¡Hoy la violencia es mayor, no se respeta nada!”
Es tiempo de recibir al Tribunal, quienes luego de los relatos oídos atentamente, se dirigieron a reflexionar y escribir alejados de la asamblea lo que finalmente declararon.
DECLARACIÓN DEL TRIBUNAL ÉTICO DE CAÑETE
A 18 de noviembre del 2016, en el Campo Abierto del Museo “Ruka Kimvn Taiñ Volil”, Comuna de Cañete, Provincia de Arauco, se ha constituido el Tribunal Ético convocado por ANAMURI y Rayen Voygue, con el objeto de escuchar y conocer denuncias a través de testimonio sobre la violencia que ejerce contra las comunidades y especialmente las mujeres del territorio ancestral del Pueblo Mapuche.
Mediante los testimonios presentados se ha evidenciado:
– Una política institucionalizada de violencia contra la mujer mapuche, niños y niñas que proviene de un continuo histórico de dominación, que tiene que ver con una primera etapa que termina con la mal llamada pacificación y, una segunda etapa que engarza con un sistema político, ideológico, cultural y económico neoliberal que prolifera a través de la instalación de empresas forestales e hidroeléctricas.
– El retraso del Estado Chileno en el respeto a los derechos del Pueblo Mapuche y su reconocimiento como tal.
– La estigmatización del Pueblo Mapuche potenciada por los medios de comunicación social, incluyendo esta misma actividad que fue demonizada por éstos y la sociedad de Cañete, haciendo creer que se trataba de una manifestación violenta. Esto ha sido una constante en el último tiempo, haciendo parecer ante la sociedad cañetina sus manifestaciones como actividades delictuales. Con ello siembran el temor en la población, especialmente en colegios y el comercio establecido.
– La violencia Estatal se manifiesta en la criminalización de toda manifestación de ejercicio legítimo de derechos, catalogándolos como actos terroristas o a lo menos subversivos. Golpes, insultos racistas, disparos a quema ropa, secuestros durante manifestaciones y allanamientos generando dolor adicional a las madres cuando ven a sus hijos caer detenidos.
– Actos de tortura contra mujeres, niños y niñas.
– Respaldo del Estado a las invasiones Forestales e Hidroeléctricas.
– Militarización del territorio.
– En la falta de acceso a la justicia, para mapuche víctimas de violencia y un trato discriminatorio en relación al ejercicio de este mismo derecho por parte de los no mapuche. Cuando se comete un delito en que la víctima es no mapuche, y el supuesto autor un mapuche, los casos siempre se investigan con acuciosidad. No ocurre lo mismo cuando la víctima es mapuche.
– La criminalización del territorio que afecta no sólo a las comunidades, sino a todos quienes lo rodean.
– El Estado y el empresariado nacional y transnacional, ejercen y naturalizan la violencia contra legítimas demandas territoriales generando aislamiento, divisiones entre comunidades y fomentando la visión negativa acerca al ejercicio legítimo de derecho por parte de mapuche en relación a su territorio.
– El incumplimiento de estándares internacionales por parte del Estado de Chile hacia mujeres indígenas, concretamente vulneración a las obligaciones de violencia, a la prevención de la violencia, así como infracciones a la Convención Belem do Para, al Convenio 169 y a la Convención Americana de Derechos Humanos. Situaciones gravísimas de violencia contra las mujeres ejercidas por agentes estatales que vulneran las obligaciones que el Estado Chileno ha asumido en materia de prevención, investigación y sanción, así como de protección y reparación.
– El Estado chileno a renunciado a ejercer su obligación, respeto y garantía respecto al Pueblo Mapuche y mujeres mapuche.
– La violencia contra las mujeres, transversal en las sociedades, se acrecienta en tiempos de conflicto. Y en el contexto de la creciente militarización del territorio ancestral se ejerce cada vez más en contra de mujeres mapuche, como dan cuenta los testimonios presentados.
– Esta violencia Estatal, además de tener una direccionalidad tiene objetivos políticos que dificultan mantener la unidad del Pueblo Mapuche .
Considerando lo anterior, exigimos al Estado de Chile que cumpla con los estándares internacionales de Derechos Humanos en relación a los Pueblos Originarios, lo que supone:
– Reconocer la autonomía y autodeterminación del Pueblo Mapuche.
– Poner fin a la depredación capitalista del territorio Mapuche.
– Poner fin a la militarización del territorio Mapuche
– Investigar en las causas en las que mapuche es víctima de acuerdo a los estrictos estándares internacionales fijados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, esto es: sin discriminación, con acuciosidad y objetividad, estableciendo responsabilidades y sanciones adecuadas. Hacemos un especial llamado en el caso de la muerte de Macarena Valdés.
– Respetar, garantizar, proteger y promover los Derechos Humanos de las mujeres, niños y niñas mapuche y actuar con la debida diligencia con la violencia estatal que se ejerce contra ellas
**Integraron este tribunal: Karina Riquelme Viveros, Mirna Villegas, Tito Tricot, Camila Maturana, Cristian Cuevas, Domínica Quilapi, Juana Paillalef, Francisca Rodríguez y Natividad Llanquileo.
El Tribunal ya ha dado su veredicto, se cierra la Asamblea, es hora de esparcirse por los caminos, regresar a casa, continuar con las labores comprometidas en los siguientes pasos del Tribunal Ético.
Un afafan da término a la jornada y una voz en medio de las despedidas grita:
¡NO ESTAMOS TODOS, FALTAN LOS PRESOS!