El contenido de una grabación filtrada publicada en Youtube, correspondiente a una reunión de altos diplomáticos turcos y oficiales de inteligencia, que incluye al Ministro de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu y a Hakan Fidan, el jefe de la Organización de Inteligencia Nacional de Turquía (MIT).
En un punto de la reunión, los oficiales discuten la posibilidad de organizar un ataque desde el interior de Siria que atraviese la frontera turca-siria o esté apuntado a la Tumba de Suleiman Shah. Bajo el Tratado de Ankara de 1921 entre Turquía y Francia, en ese entonces poder colonial en Siria, dicha tumba constituye un territorio soberano de Turquía en el país fronterizo que se encuentra custodiado por fuerzas turcas.
Davutoglu manifiesta: “El primer ministro dijo que en la coyuntura actual, este ataque (a la Tumba de Suleiman Shah) debe ser visto como una oportunidad para nosotros”. Fidan responde: “Enviaré a cuatro hombres de Siria, si es que eso es lo que se necesita. Inventaré una causa de guerra ordenando un ataque de misil sobre Turquía. También podemos preparar un ataque sobre la Tumba de Suleiman Shah de ser necesario”.
Las autoridades turcas trataron de ocultar la filtración prohibiendo el acceso a Youtube en Turquía. No desmintieron, sin embargo, la autenticidad de la cinta. En un discurso del primer ministro Recep Tayyip Erdogan éste denunció la filtración de reuniones de seguridad nacional como “inmorales”.
El Ministro de Relaciones Exteriores dijo que la grabación estaba “parcialmente manipulada” y constituía un “ataque miserable” contra la seguridad nacional turca.
La filtración es una acusación irrefutable de la guerra en Siria liderada por Washington y las potencias europeas. Armar temerariamente a milicias islámicas de la oposición vinculadas a Al Qaeda en una guerra sucia semi-encubierta para lograr un cambio de régimen en Damasco, las poderes de occidente han devastado a Siria creando un piso fértil para el tipo de provocaciones demostradas por la grabación.
La cinta representa la evidencia de un complot para atacar a un estado que no ha atacado a Turquía, implicando a este país, un miembro de la OTAN, en crímenes contra la paz, una violación de las leyes internacionales por las que oficiales nazis fueron ejecutados en Nuremberg después de la Segunda Guerra Mundial.
La conducta del régimen de Erdogan no es sustantivamente diferente de la que llevan las potencias de la OTAN. Una década después que Washington, en 2003, iniciara una guerra en Irak basado en mentiras sobe armas de destrucción masiva, trató de lanzar una ofensiva militar contra Siria manifestando que el régimen de Bashar Al Assad había utilizado armas químicas. Las potencias de la OTAN casi atacaron a Siria bajo dicho pretexto en septiembre de 213, pese a que afirmaciones similares se habían caído en el mes de mayo cuando oficiales de la ONU dijeron que el gas venenoso había sido usado por opositores respaldados por Estados Unidos.
El Partido Islámico de Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan está considerando utilizar las provocaciones militares para concentrar el apoyo interno mediante una guerra. Enfrenta la posibilidad de una pérdida en las elecciones comunales de hoy, en medio de una desaceleración de la economía y las exportaciones derivada de la recesión en Europa. También afronta continuas protestas por la represión de las manifestaciones del Parque Gezi el año pasado.
Las tensiones entre el AKP y otras secciones de la élite dominante, incluyendo el brazo militar y el movimiento islámico Gülen respaldado por la CIA, están aumentando. Algunos reportes sugieren que la filtración fue el resultado de operaciones de espionaje dentro del Estado turco por el movimiento Gülen y sus aliados.
La política exterior de Erdogan se ha vuelto agresiva e incoherente. Después que comenzara la revolución egipcia, abandonó su consigna de “cero problemas con los vecinos”, apoyando la guerra de Siria pese a su impopularidad en Turquía.