Este 21 y 22 de junio, a propósito de la celebración del We Tripantu y el inicio del mes de los pueblos originarios, los municipios de Concepción, Linares, Valdivia, Maipu, Bulnes, San Antonio, Curicó, Quilicura, Galvarino, Talcahuano, Contulmo, Perquenco y en otros más tanto de la zona norte como sur, flamearon la bandera mapuche junto a otros emblemas. Esta iniciativa ha ido agregando cada año a más municipios regionales que reconocen la importancia de celebrar y visualizar la cultura de nuestros pueblos ancestrales.
Por otro lado, el municipio de Temuco, en la región de La Araucanía, no realizó ningún acto conmemorativo para estas fechas, al menos no uno visible para la ciudadanía y las muchas comunidades de la zona, recordando también la decisión del alcalde Miguel Becker durante los eventos de la Copa América en donde expresó que la única bandera que se izará para las actividades que se desarrollen en la comuna, será la bandera nacional “que representa a la nación chilena incluida la multiculturalidad de los pueblos que le han dado origen”. En esa oportunidad su comportamiento fue considerado como “antimapuche”.
Becker en estas situaciones sigue siendo cuestionado y tachado como un personaje político que no entiende que la cultura mapuche -como pueblo originario- persiguen el derecho a recuperar su lengua, sus tierras, sus tradiciones y así diseñar y controlar su proyecto de vida. La negativa municipal refleja que no hay voluntad de aceptar que la cultura chilena es diferente a la mapuche y que el corazón de La Araucanía debe manifestarse con orgullo y visibilidad frente a eventos relacionados con el respeto hacia nuestros ancestros, tal como lo hizo por primera vez la Universidad de Santiago y los otros municipios durante esta conmemoración en torno al sol y sus ciclos.
Para el pueblo mapuche, la ceremonia del Wetripantu marca el comienzo de un nuevo año y comienzo para el ciclo de la Madre Tierra, celebrando la noche más larga del año, que también coincide con el fin de la época de cosecha y el inicio de la siembra, destacando al sol como el principal motor de la vida desde una mirada cíclica del tiempo, pues la creencia dice que este nace al inicio del invierno, en primavera se hace joven, en verano adulto y viejo en otoño, cuando las hojas de los árboles caen y los animales cambian su pelaje. Razón por la cual es una importante celebración en donde el Nguillatún es el ritual para agradecer y rendir honores al sol, fuente de sabiduría y renovación.