En 2012, Ali Mohamed al-Nimr tenía 17 años y fue detenido en la provincia de Qatif bajo los supuestos cargos de posesión de armas y participación en manifestaciones ilegales. Según Reprieve, una organización que defiende los derechos humanos, estos cargos tienen un trasfondo político, informa World Mic.
Los activistas aseguran que Ali fue torturado y obligado a firmar bajo presión una confesión falsa, luego le juzgaron sin ninguna garantía legal y le condenaron a muerte el 27 de mayo de 2014. El proceso de apelación fue a puerta cerrada y él no fue convocado.
«Nadie debería tener que pasar por el calvario que Ali ha sufrido: la tortura, la confesión forzada y un proceso de juicio injusto y secreto, con una sentencia de muerte por crucifixión», aseguró Maya Foa, directora de Reprieve, en un comunicado.
Los activistas y críticos del Gobierno saudí afirman que Ali realmente fue detenido porque su tío, el jeque Sheikh Nimr al-Nimr —un líder religioso, destacado activista de los derechos humanos y también condenado a muerte en 2014— es un crítico del reino.
Arabia Saudita es una de las últimas monarquías absolutas en el mundo y su sistema legal ha sido durante mucho tiempo arbitrario e injusto, afirma el medio. Aunque la mayoría de los países se han alejado de la pena capital, este país ha aumentado su número de ejecuciones bajo el reinado de Salmán bin Abdulaziz, que comenzó el pasado mes de enero.
«Arabia Saudita tortura a los presos para que confiesen, les juzgar de manera injusta y les ejecuta», sentencia la encargada de prensa de Reprieve, Alice Gillham, quien concluye que «resulta impactante que esta persona fuera condenado siendo menor de edad y ahora esté esperando para ser ejecutado».