La trágica historia de Marina Menegazzo (21) y María José Coni (22) ha conmovido a toda América Latina. Y no es nada raro ver que quienes se han referido al tema de forma más extensa y crítica, somos mujeres. Mujeres que nos vemos expuestas a la violencia cotidiana y que pensamos secretamente «Chucha, qué terrible. me pudo haber pasado a mí». Mujeres que hemos seguido las reacciones en redes y que no podemos quedar indiferentes a los comentarios que minimizan el caso o que definitivamente terminan culpando a las víctimas.
Recordemos un poco: Marina y María José eran dos chicas argentinas que fueron a vacacionar a Ecuador. El último día que se comunicaron con sus familias fue el recién pasado 22 de febrero. El día 28 fueron encontrados sus cuerpos en Montañita. Hoy ya aparecieron en la prensa de diversos países, detalles escabrosos de cómo las encontró la muerte: las chicas se encontraban sin hospedaje. Conocieron unos tipos y se fueron a quedar a la casa de uno de ellos. En ese lugar, los hombres trataron de abusar de ellas sexualmente. Las chicas se resistieron y por ello, fueron asesinadas con un objeto contundente y un cuchillo.
De ahí en más, podemos encontrar todo tipo de comentarios. Desde que eran unas argentinas potisueltas libertinas y exhibicionistas, hasta que estaban «tentando al diablo». Hay críticas a los padres por dejarlas ir solas, hay comentarios de la índole «ellas se lo buscaron» y así, un sin fin de idioteces en donde se culpa a las víctimas (como casi siempre ocurre cuando se trata de una mujer que resulta muerta) y poco énfasis se pone en que dos personas fueron brutalmente asesinadas porque se resistieron a ser abusadas sexualmente y punto.
A eso hay que agregar que la gente (mujeres incluidas) hacen todo tipo de especulaciones: que estaban borrachas, que estaban drogadas, que la noche, que el clima ¿por qué no se van a la chucha? si tomamos copete, si fumamos un caño, si jalamos, si andamos con mini, si andamos con escote, si nos ponemos una piña en la cabeza, NADA es excusa para asesinarnos, ni para meternos el pico cuando no queremos o cuando estamos dormidas.
Porque si un hombre anda borracho como cuba, volao, jalao, o cuando se quedan dormidos en la calle, nadie se imagina siquiera a que se está exponiendo a ser violado o asesinado. Pero resulta que si tienes vagina, todo el mundo asume que si te pasa algo es porque «tú te lo buscaste».
Lamentablemente este es un mal que nos aqueja como continente latinoamericano y es importante que se siga escribiendo sobre esto, que se siga visibilizando, que cada una de nosotras seamos recalcitrantes en esto. Y no me vengan con payasadas de que una es una feminista conchaseca por hablar de estos temas. No se trata de feminismo, se trata de la vida de dos personas que estuviesen como estuviesen y donde estuviesen, no merecían morir y menos en esas condiciones. Se trata de generar conciencia de que las mujeres somos seres humanos y que nada de lo que hagamos es un condicional para que nos maten y nos violen.
Guadalupe Acosta es una chica argentina de la que sabemos muy poco. Sólo que escribió esta carta en su facebook a razón del cruel y brutal asesinato de Marina y María José, hace 9 horas y es tan acertivo que ya tiene más de 140.000 compartidos.
Se las dejo porque es conmovedora. Porque en este caso es todo demasiado cierto.
Ayer me mataron.
Me negué a que me tocaran y con un palo me reventaron el cráneo. Me metieron una cuchillada y dejaron que muera desangrada.
Cual desperdicio me metieron a una bolsa de polietileno negro, enrollada con cinta de embalar y fui arrojada a una playa, donde horas más tarde me encontraron.
Pero peor que la muerte, fue la humillación que vino después.
Desde el momento que tuvieron mi cuerpo inerte nadie se preguntó donde estaba el hijo de puta que acabo con mis sueños, mis esperanzas, mi vida.
No, más bien empezaron a hacerme preguntas inútiles. A mi, ¿Se imaginan? una muerta, que no puede hablar, que no puede defenderse.
¿Qué ropa tenías?
¿Por qué andabas sola?
¿Cómo una mujer va a viajar sin compañía?
Te metiste en un barrio peligroso, ¿Qué esperabas?
Cuestionaron a mis padres, por darme alas, por dejar que sea independiente, como cualquier ser humano. Les dijeron que seguro andabamos drogadas y lo buscamos, que algo hicimos, que ellos deberían habernos tenido vigiladas.
Y solo muerta entendí que no, que para el mundo yo no soy igual a un hombre. Que morir fue mi culpa, que siempre va a ser. Mientras que si el titular rezaba fueron muertos dos jóvenes viajeros la gente estaría comentando sus condolencias y con su falso e hipócrita discurso de doble moral pedirían pena mayor para los asesinos.
Pero al ser mujer, se minimiza. Se vuelve menos grave, porque claro, yo me lo busqué. Haciendo lo que yo quería encontré mi merecido por no ser sumisa, por no querer quedarme en mi casa, por invertir mi propio dinero en mis sueños. Por eso y mucho más, me condenaron.
Y me apené, porque yo ya no estoy acá. Pero vos si estas. Y sos mujer. Y tenes que bancarte que te sigan restregando el mismo discurso de «hacerte respetar», de que es tu culpa que te griten que te quieran tocar/lamer/ chupar alguno de tus genitales en la calle por llevar un short con 40 grados de calor, de que vos si viajas sola sos una «loca» y muy seguramente si te paso algo, si pisotearon tus derechos, vos te lo buscaste.
Te pido que por mí y por todas las mujeres a quienes nos callaron, nos silenciaron, nos cagaron la vida y los sueños, levantes la voz. Vamos a pelear, yo a tu lado, en espíritu, y te prometo que un día vamos a ser tantas, que no existirán la cantidad de bolsas suficientes para callarnos a todas.
Ayer me mataron.Me negué a que me tocaran y con un palo me reventaron el cráneo. Me metieron una cuchillada y dejaron…
Posted by Guadalupe Acosta on martes, 1 de marzo de 2016