Campos de concentración alrededor del mundo que no conocías

Un campo de concentración es el resultado de la opresión y aniquilación del propio espíritu del ser humano. La gente que se encuentra en estos lugares puede despedirse de su libertad, su integridad y su valoración como persona. Las personas que lo dirigen también se despiden de su humanidad y bondad; un lugar de terrible sufrimiento del que surgen tantas historias perdidas debido a la crueldad del hombre.

El término es utilizado para referirse popularmente a los campos que los nazis tuvieron durante la Segunda Guerra mundial, en donde cerca de seis millones de judíos murieron, aunque la cifra aumenta si se cuenta a muchos de los gitanos, homosexuales y extranjeros que lamentablemente también fueron perseguidos. Pero, un campo de concentración puede referirse a otros lugares que existieron años previos a este conflicto; los lugares donde los gobiernos emplean la deportación de un grupo étnico, una población civil o un grupo de personas con cierta ideología para encerrarlos, reprimirlos y privarlos de sus garantías y derechos es parte del objetivo de estos lugares.

Las condiciones de vida en estos lugares generan un espectro que permanece aún después de que éste deja de ser un campo de concentración. Un fantasma del horror y la miseria. Explorar estos lugares es importante, pues la memoria de las personas que pasaron por ahí, víctimas de la irracionalidad del hombre, es necesaria para intentar, de una u otra forma, no volver a cometer los mismos errores. Estos son algunos de los campos de concentración que no son tan conocidos, pero que merecen ser recordados.

Fort Cass

Estados Unidos es uno de los países que tiene antecedentes de generar un lugar en el que se confinó a un grupo étnico a gran escala. El grupo Cherokee fue expulsado de sus tierras en 1938, y durante su relocalización más de 40 mil indígenas fueron hechos prisioneros en diferentes localidades. El mayor lugar llegó a albergar a cerca de 4,800 cherokees, muchos que murieron antes de poder establecerse en un lugar definitivo.

Corea del Norte

El país que considera a gran parte de la población mundial su enemigo debido a diferencias ideológicas, continúa generando campos de concentración. En la actualidad existen seis lugares en los que la gente prisionera tiene jornadas laborales de hasta 14 horas, y donde los abusos, la tortura y el aislamiento son parte del día a día para las más de 200 mil personas que actualmente se encuentran en estos lugares. Es sabido que las personas que el gobierno considera indeseables son mandados a estos lugares junto a su familia e hijos, aunque estos no sean culpables de algún delito. Lo anterior parece desalentar a cualquier persona a sublevarse ante el gobierno. Un hombre logró escapar de uno de los campos y huyó del país, creó dibujos acerca de lo que pasa en estos campos y uno de los métodos de tortura para las mujeres embarazadas es ponerlas a bailar en una mesa donde tienen que imitar la posición de las manecillas de un reloj hasta que se deshidraten.

Majdanek

A 4 kilómetros de la ciudad de Lunlin en Polonia fue construido el campo de concentración Majdanek. Este sitio no pudo ser destruido por los nazis pues tuvieron que huir de ahí inmediatamente, por lo que se conserva tal como era en la Segunda Guerra Mundial. Abrió sus puertas en 1941 para ingresar prisioneros de guerra y se transformó en campo de concentración en 1943. Fue, junto a Auschwitz, el único campo de concentración que utilizó el Zyklon B como gas exterminador. Se estima que llegaron a perder la vida casi 2 millones de personas.

Chelmmo

El primer campo de concentración que fue puesto en operación en Polonia. Con él surgió el horror que después de 70 años continúa vigente. A pesar de que aquí murió menos gente que en otros campos, fue el primero en utilizar las cámaras de gas para asesinar a judíos, polacos, gitanos, húngaros y prisioneros de guerra soviéticos.

Dachau

Este fue el primer campo de concentración del régimen nazi. Duró en funcionamiento tanto tiempo como el que Hitler estuvo al mando del tercer Reich. Durante su apertura en 1933 los prisioneros fueron forzados a remodelar el lugar, mejorarlo y ampliarlo. Antes de la llegada de las tropas de la SS, los prisioneros no recibían malos tratos, no se les rapaba la cabeza, ni se les obligaba a llevar un uniforme. Pero fue aquí donde comenzó a crearse el imaginario que se tiene del prisionero de un campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los prisioneros recuerda justo ese momento en el que un general de la SS gritó a sus hombres:

“¡Camaradas de las SS! Todos saben para qué nos ha llamado el Führer. No estamos aquí para tratar a esos cerdos de ahí dentro de modo humano. No los consideraremos hombres como nosotros, sino como hombres de segunda clase. Hace años que venimos aguantando su criminal naturaleza. Pero ahora tenemos el poder. Si esos cerdos hubieran llegado al poder, nos habrían cortado a todos la cabeza. Por ello no tendremos miramientos. Quien de entre los camaradas aquí presentes no sea capaz de ver la sangre, no es de los nuestros y debe renunciar. Cuantos más de esos perros matemos, menos tendremos que alimentar”.

GULAG

La Dirección General de Campos de Trabajo creó diferentes campos de trabajo y de concentración que en general se les llamaba Gulags. Estos lugares quizá se habrían perdido en la historia si no fuera por el premio Nobel Aleksandr Solzhenitsyn y su extenso trabajo literario llamado Archipiélago Gulag en el que se dedicó a dar testimonio de cientos de personas que vivieron, sufrieron y murieron en estos campos durante el régimen estalinista. Se estima que en entre 1934 y 1953 murieron más de un millón de personas.

Belzec

Poco se conoce de este campo de concentración a comparación de los mencionados anteriormente, pues sólo dos personas, Rudolf Reder y Chaim Herszman sobrevivieron a los horrores de este lugar en el que murieron cerca de medio millón de personas y en el que llegaron a ser asesinadas casi cien mil personas en un mes. Fue el segundo campo de concentración nazi en comenzar operaciones. El terreno del lugar fue convertido en una granja y gracias a Rudolf Reder pudo ser identificado. En él se construyó un monumento a las víctimas del campo.

Fuente