Los gobiernos de Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá se comprometieron a discutir las actuales políticas de drogas prohibicionistas y avanzar hacia la despenalización en una cita próxima. La iniciativa es promovida por el presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, cuya vicepresidenta dijo que los mandatarios “tienen la responsabilidad de combatir en serio y de verdad el problema del narcotráfico a partir de la despenalización o cualquier otra alternativa que puedan encontrar”. Estados Unidos ya inició el lobby para que la idea no prospere.
A instancias del gobierno de Guatemala los países de Centroamérica se reunirán en marzo para revisar el actual enfoque prohibicionistas en materia de drogas e iniciarán un diálogo que revisará la despenalización.
La iniciativa es promovida por el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, quien mandató a su vicepresidenta, Roxana Baldetti, la última semana de febrero a una gira por los países vecinos para presentar a los mandatarios la posición de su país respecto del problema de las drogas.
Baldetti aseguró que el tema fue bien recibido por los gobiernos de Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá. “No se puede negar el éxito de esta gira. Que todos los presidentes hayan aceptado sentarse a la mesa a un diálogo serio, profundo, buscando de verdad soluciones a este problema, es un cambio que hace rato estábamos esperando todos los centroamericanos”- destacó la ministra guatemalteca.
En una próxima reunión de los cinco presidentes centroamericanos en Ciudad de Guatemala a realizarse en marzo se iniciarían las conversaciones. Baldetti dijo que la propuesta de la despenalización será “uno de los temas que estarán en la mesa del diálogo” y que los mandatarios deberán asumir decisiones que beneficien a la región.
Los líderes centroamericanos “tienen la responsabilidad de combatir en serio y de verdad el problema del narcotráfico a partir de la despenalización o cualquier otra alternativa que puedan encontrar”- sostuvo.
La iniciativa de Guatemala se suma a las recientes declaraciones del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien dijo que despenalizaría las drogas en su país si se hace en otros países del mundo; y el llamado de cuatro ex presidentes, el brasileño Fernando Henrique Cardoso, el colombiano César Gaviria, el mexicano Ernesto Zedillo y el norteamericano, Jimmy Carter, quienes firmaron una carta que pide la regularización de las drogas.
Ibán de Rementería, ex funcionarios de Naciones Unidas y analista en políticas de seguridad y drogas, considera que es un avance. “tenemos lo de los ex presidentes después el presidente de Colombia, ahora Guatemala. Por lo menos se ve una voluntad de buscar nuevos caminos”.
EL FRACASO DE LA PROHIBICIÓN
La prohibición de vehículos de ebriedad ha generado que el narcotráfico sea el principal negocio ilícito del mundo. Si por un lado las ganancias de los carteles dedicados a satisfacer la demanda no merma, la estela que terminan pagando las sociedades está plagada de corrupción, violencia y marginalización de los usuarios de sustancias declaradas ilícitas.
La iniciativa de Guatemala surge justo cuando se conmemora un siglo del primer tratado de fiscalización internacional de drogas, la Convención Internacional del Opio, firmada en La Haya el 23 de enero de 1921, acuerdo que es considerado la piedra angular de las leyes prohibicionistas.
Según el último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), en América Central operan unas 900 maras, pandillas locales dedicadas al tráfico de drogas, las que tendrían más de 70.000 miembros. Según un informe del Banco Mundial, el tráfico de drogas es una importante fuerza impulsora de las tasas de homicidio en América Central y el principal factor que eleva cada vez más los niveles de violencia en los países del llamado “Triángulo Norte” (El Salvador, Guatemala y Honduras), los que junto con Jamaica tienen hoy día las tasas de homicidio más altas del mundo.
El negocio con sustancias prohibidas es un buen incentivo. La JIFE calcula que unas 610.000 personas en América Central y unos 2,1 millones de personas en el Caribe consumían cannabis en 2009. Respecto del consumo de cocaína. La entidad calcula que la cifra asciende a las 140.000 personas en Centroamérica y 330 mil en el Caribe.
Como ya décadas de intensificada las políticas centradas en los represivo no han dado resultados, el gobernante guatemalteco, Otto Pérez Molina, llamó al diálogo “porque creemos que después de 25 años de estar en lucha contra el narcotráfico, es importante abrir un debate para encontrarle una forma mucha más efectiva para combatirlo”.
Baldetti en una reunión con el presidente hondureño, Porfirio Lobo, dijo que “por 30 años hemos puesto los muertos porque nuestros países de Centroamérica han sido víctimas”
“Todos sabemos que nuestros pueblos están siendo víctimas del crimen organizado a través del narcotráfico y por más de 30 años nuestros países han sufrido la muerte, pero sobre todo han sufrido que nuestros estados se debiliten cada vez más”- sostuvo Baldetti, para quien el crimen organizado a través del narcotráfico, compra jueces, fiscales, diputados, alcaldes y a la población.
Advirtió que si los presidentes centroamericanos no se sientan en una mesa a discutir el tema y las medidas a tomar contra el narcotráfico en el futuro podrían ser responsables de algo más grave que pueda ocurrir. “Si hoy estos presidentes no se deciden a tomar esta mesa de discusión, posiblemente seremos responsables y nuestras generaciones futuras nos reclamarán porqué no se sentaron a buscar una salida que permitiera lo que todos estamos esperando”- enfatizó Baldetti.
“Unos (países) podrán estar a favor y otros en contra de la despenalización, pero eso no importa. Lo que queremos es abrir el diálogo respecto a cuáles son las otras formas efectivas para luchar contra el narcotráfico”- sostuvo el presidente Pérez Molina.
POSTURA EN CONJUNTO
El gobierno guatemalteco persigue generar una propuesta a partir de la experiencia de los países considerados en el mapa geopolítico de las drogas espacios de paso hacia países consumidores, como Estados Unidos y Canadá.
La misma JIFE reconoce que el panorama de Centroamérica está asediado porque “algunos carteles de narcotraficantes mexicanos, al verse sometidos a la presión de los órganos de represión del país, han trasladado sus operaciones a América Central, lo que ha dado lugar a un aumento de la violencia, los secuestros, el soborno, la tortura y los homicidios en esa subregión. Las organizaciones de narcotráfico han multiplicado sus operaciones en América Central y el Caribe, lo que plantea una grave amenaza para la seguridad humana y afecta a la vida cotidiana en la región”.
Baldetti cree que “con la misma medicina (la lucha de las fuerzas de seguridad contra los narcos) no lo vamos a poder controlar”.
A la cita han confirmado su asistencia los presidentes Ricardo Martinelli (Panamá), Laura Chinchilla (Costa Rica), Porfirio Lobo (Honduras), Pérez Molina (Guatemala) y Daniel Ortega (Nicaragua).
“Entre todos los centroamericanos podamos hacerle una propuesta a Latinoamérica y ojalá una propuesta al mundo de una nueva forma de combatir el narcotráfico – anunció Baldetti – Lo importante no es si uno está a favor o en contra (de la despenalización) como país, lo importante es que nos podamos sentar en una mesa de diálogo y busquemos cuáles son los mecanismos que podemos encontrar para lograr la paz de nuestros pueblos, que no es el camino que hemos llevado”.
LA PRESIÓN DE ESTADOS UNIDOS
Pese a la evidencia, Estados Unidos sigue siendo el principal promotor del enfoque represivo en materia de drogas. Como era de esperar ya anunció su oposición a la iniciativa de Guatemala de iniciar un diálogo sobre la despenalización de las drogas.
El país del norte lo hizo a través de la secretaria estadounidense de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, mandatada a una gira por Centroamérica para boicotear la propuesta de Guatemala.
Incluso Napolitano sostuvo en una rueda de prensa conjunta con el presidente guatemalteco que su país “no considera viable el tema de la despenalización” de las drogas, porque “no es la mejor manera de combatir el narcotráfico”.
El enfoque de Estados Unidos porfía en lo mismo de hace décadas. Apunta a la “reducción de las adicciones”- en palabras de Napolitano, mejorar las capacidades de interceptación de los cargamentos de drogas y en “mejorar las capacidades para impedir la producción y distribución de las drogas”.
La presión norteamericana se ha notado en El Salvador, cuyo presidente, Mauricio Funes, ya le aseguró a Napolitano que rechazaría la iniciativa de Pérez Molina, pese a que el 14 de febrero pasado, tras reunirse con Pérez Molina, había dicho que la iniciativa de Guatemala “es una propuesta que debe ser considerada”. Al otro día salió diciendo que “no estoy de acuerdo con la despenalización”.
Por su parte, el canciller panameño, Roberto Henríquez, quien se comprometió a escuchar “con mucho respeto” la propuesta guatemalteca, sostuvo que “no estamos en lo absoluto de acuerdo en despenalizar la droga”.
En tanto, la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, coincidió con Baldetti de que es urgente un diálogo regional para evaluar la estrategia seguida en las últimas décadas en la lucha contra el narcotráfico y sugirió que “el debate vaya más allá de solo legalización de algunas manifestaciones de narco”.
“Tenemos que buscar respuestas más efectivas que las que hemos tenido hasta hoy (…) si vamos a hacer lo de siempre, casados con una sola estrategia, lo único que puede lograr es conducirnos a un abismo similar al que en otro momento han caído otras naciones americanas”- agregó Chinchilla.
Entre los polos de una represión total o una legalización, Chinchilla dijo que “salgamos de esos dogmatismos, de esas posiciones maniqueístas que ningún beneficio le han traído a Centroamérica. Necesitamos dialogar y debatir con seriedad, porque somos nosotros los que estamos poniendo muertos y sacrificando una generación en maras y pandillas y arriesgando nuestra institucionalidad”.
De Rementería advierte que la presión de Estados Unidos es fuerte y ya se evidenció cuando Bolivia decidió despenalizar el uso de hoja de coca. “Hay una cosa muy fregada contra Bolivia por el uso tradicional de la coca. Estados unidos ha desarrollado un lobby muy grande. Hay varios elementos de debate interesantes, sobre todo que en Chile no se debate nada”.
El analista además advierte que en la discusión “hay interés muy fuertes de la burocracia internacional de las drogas y sectores políticos que frente a lo obvio y las contradicciones en su propio país porfían en la actual estrategia”.
Otra cosa son los intereses económicos en juego. De Rementería destaca que “en Estados Unidos el presupuesto de drogas era de 20 mil millones de dólares anuales, siendo la cuarta parte destinada a los constructores de cárceles. Así las cosas, la ley de drogas aporta la tercera parte de la población penal en Estados Unidos, siendo la tercera parte de ese porcentaje por porte. Es un contingente muy grande para llenar las cárceles, lo que provoca que haya por detrás de este negocio un lobby muy grande para mantener el sistema”.
Mauricio Becerra Rebolledo
@kalidoscop
El Ciudadano
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