Malas noticias para las focas que viven en Canadá: este domingo comenzó el periodo que autoriza su caza comercial. Según las normas establecidas por el gobierno de Canadá, desde este domingo 12 de abril, 400.000 focas arpa, 60.000 focas grises y 8.200 focas capuchinas podrán ser capturadas en las costas del país.
Gracias a la presión internacional y a la lucha que lideran organizaciones como IFAW -International Found for Animal Welfare- el negocio de la caza de focas experimenta niveles comerciales muy bajos, los peores de su historia, motivo por el cual el sector recibe decenas de millones de dólares en subvenciones y ayudas públicas.
Según publica la ONG en su página oficial, en 1980 su trabajo y la indignación de millones de personas en todo el mundo consiguieron que se prohibieran las importaciones de focas harpa y focas de casco o capuchina en Europa, lo que supuso una gran victoria para la causa. A pesar de la presión internacional, a partir de 1990, el gobierno canadiense apoyó la industria de caza de focas haciendo caso omiso a la evidente crueldad que supone esta actividad.
La IFAW defiende que la caza comercial de focas en Canadá no se puede llevar a cabo de una forma humanitariamente aceptada por varios motivos, entre los que destaca la presión comercial que conlleva una muy alta velocidad de caza; y la forma cruel e inhumana de sacrificar a estos animales, debido a la falta de legislación sobre los requisitos para considerar esta actividad una masacre humanitaria.
La IFAW reclama al gobierno de Canadá la paralización de subsidios y ayudas a la industria de la caza de focas, con el objetivo de que sin esos apoyos financieros, esta cruel e inhumana actividad termine desapareciendo.
Sheryl Fink, el director de campañas de Vida Salvaje de IFAW Canadá, denuncia: «Cuando las focas de la caza comercial son matadas, no son comidas y el animal no es utilizado. El 90 por ciento de las focas son cazadas por su piel. Son despellejadas y sus cuerpos son tirados al mar o abandonados sobre el hielo«, según declaraciones publicadas por EP. «La gente no quiere productos de foca, hay 35 países en todo el mundo que los tienen prohibido. La caza comercial de focas es innecesaria y hora de dar una transición a los cazadores para que abandonen«, concluye.